Tres mujeres en la cancha…

Más de una vez escucharon la frase “el futbol es para niños”, hoy viven su sueño: ser futbolistas profesionales. Dania Padilla Alemán –media cancha–, Laura Herrera Alonso –delantera– y Dirce Delgado García –defensa– comparten actualmente la cancha del Olímpico Universitario como integrantes del equipo femenil de Pumas y, aunque sus caminos han sido muy diferentes, las tres tuvieron experiencias similares durante su niñez al intentar abrirse camino en un deporte considerado exclusivamente para hombres.

“En la escuela me bulleaban porque era niña, a pesar de que jugaba bien. Creo que les daba envidia, se ponían celosos de eso. Me molestaban, me jalaban la coleta. Siempre recuerdo que en la reta les decía a los niños ‘¿puedo jugar?’, y me hacían cara, decían ‘bueno’, como si estuviera malita. Pasaba siempre, aunque yo entraba confiada porque sabía que lo hacía bien, terminaba ganando y haciendo amigos. Primero me despreciaban por ser mujer, pero cuando veían que era buena me aceptaban”, recordó Herrera Alonso.

Experiencia similar

La experiencia de Dania Padilla fue muy similar: “Toda mi niñez la pasé de la mano con ellos, yo quería jugar futbol, aprender, y fue un poco la decisión de mis papás, decían ‘cómo es que la niña va a jugar, está muy chiquita, muy frágil’, entonces decidieron intentarlo y hablar con el entrenador. Hablaron con él y dijo ‘ok, está chiquita comparada con los niños, pero vamos a darle la oportunidad de que pueda jugar, si llora, aquí se acaba’. Afortunadamente, no lloré (risas), tengo atesorado ese día en mi corazón, ese momento me abrió muchas puertas y me ha hecho muy feliz.

“Inicié jugando con mi hermano el mediano; de los 5 años y medio hasta los 13 estuve jugando con niños. Veía toda la pasión que tenían todos, competir con ellos me generó un carácter bastante bueno para afrontar todas las cosas que uno va aprendiendo en la vida. El futbol me ha dado muchas cosas, me ha hecho muy feliz”, aseguró la universitaria egresada de la licenciatura de Matemáticas Aplicadas y Computación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán.

Picando piedra

A diferencia de sus compañeras, Dirce Delgado no soñó con ser futbolista desde pequeña: ella quería ser deportista profesional, sin importar la disciplina. “Me decía de chiquita: ‘a mí que me paguen por hacer deporte’. Últimamente lo he recordado mucho y ahora lo estoy viviendo. La verdad, para mí hacer deporte de manera disciplinada fue hasta la preparatoria, porque un profesor me invitó a atletismo. Estuve nueve años practicándolo y después, ya cuando estaba terminando la licenciatura, empecé con el futbol”.

No tenía nada de esto planeado, subrayó Delgado y dijo que el inicio de la Liga MX Femenil en 2017 significó un parteaguas para miles de jugadoras, porque “nadie lo esperaba, menos una generación como la mía, que estuvimos picando piedra y seguimos picando piedra. Cada año que pasa, cada torneo, veo cómo crece la competencia, muchas niñas se están integrando. Ahora puedo ver en las esquinas que en lugar de decir ‘Escuela de Futbol para Hombres’, muchas hoy son centros de formación, incluso hay más mujeres que hombres o se han especializado en mujeres”.

Por ello, las Pumas hicieron un llamado a las nuevas generaciones, quienes deben seguir luchando por concretar los esfuerzos de sus antecesoras e ignorar las voces en contra que se presentan en cada punto del camino. “No tengan miedo de jugar, sólo demuestren lo que saben hacer porque el futbol femenil está creciendo, no se pongan barreras ni límites, tienen todo por delante. Sigan intentándolo hasta llegar a sus sueños”, externó Laura Herrera.

“Representar a la Universidad y ser de las primeras generaciones va a quedar escrito, podrá ser leyenda. Me identifico mucho con esa garra, esa pasión; yo soy así en la cancha y todos los aspectos de mi vida: entregada a lo que hago. Yo siempre les digo que es para que vean que los sueños se cumplen. Todo depende de ustedes”, comentó Dirce Delgado.

Y Dania Padilla sumó: “A las nuevas generaciones, en el futbol u otros deportes, les diría que no se den por vencidas, siempre sean persistentes, ‘yo quiero, yo quiero, yo quiero’, y constantes, ya sea en la escuela o cualquier otro ámbito. Tienen que ser muy seguras de sí mismas, a pesar de los estereotipos que se aprenden en casa, que son difíciles de dejar. Pueden afrontar cualquier cosa que se les presente a futuro”.