Gerardo Leyva Gómez, Premio Rosenkranz

Se le otorga por su trabajo en el área de padecimientos neurodegenerativos

Foto: cortesía FQ.

Gerardo Leyva Gómez, académico de la Facultad de Química (FQ), obtuvo el primer lugar en la categoría de biotecnología del Premio de Investigación Médica Dr. Jorge Rosenkranz 2022, por su trabajo para desarrollar medicamentos contra la ataxia espinocerebelosa tipo 7, la cual consiste en la mutación de un gen a nivel neuronal.

La distinción (que lleva el nombre del destacado químico de origen húngaro, naturalizado mexicano, considerado uno de los padres de la píldora anticonceptiva combinada oral) es otorgada por la empresa Roche y la Fundación Mexicana para la Salud, y le fue entregada el 29 de septiembre en el Centro Cultural Roberto Cantoral.

Gerardo Leyva, quien en 2021 obtuvo el Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, trabaja esta línea de investigación en la comunidad de Tlaltetela, Veracruz, donde la población presenta ataxia espinocerebelosa tipo 7, clasificada como enfermedad rara, y México tiene la tasa más alta del mundo en este padecimiento, con una prevalencia de 817 casos por cada cien mil habitantes.

“Es una condición caracterizada por la expansión anormal de repetidos CAG en la región exónica del gen ATXN7, y, por tanto, produce la proteína ataxina 7 mutante en forma de agregados proteicos ß-plegados, provocando daño neuronal y degeneración cerebral”, señaló en entrevista Gerardo Leyva. Hay muerte de neuronas de manera degenerativa; así, la persona empieza a perder algunas funciones básicas como la visión, audición y control motor, para después permanecer postrado en cama y finalmente fallecer.

“El padecimiento se atiende con terapias de movimiento; sin embargo, como el origen de la enfermedad es un problema en un gen no hay una solución; las terapias de estimulación mecánica sólo detienen ligeramente el avance. La cuestión es que la mutación continúa, por lo que la esperanza de vida si estos síntomas aparecen en un individuo adulto es de pocos años”, indicó el académico adscrito al Departamento de Farmacia de la FQ.

Si el grado de mutación es mayor por un incremento de repetidos CAG, los síntomas aparecen desde las primeras etapas del desarrollo humano, y la esperanza de vida es mucho más breve: “No existe hoy en día un medicamento que pueda detener la enfermedad; además, es una mutación que se transmite hacia la descendencia, ya que es de tipo autosómico dominante”, indicó.

La ataxia espinocerebelosa tipo 7 es una mutación proveniente de la región escandinava (Suecia y Finlandia), la cual se transmitió a España, luego a Cuba, lugar en el que hay un grupo importante de afectados, y de ahí a Veracruz, donde se concentra en algunas poblaciones y se tiene registro que se ha extendido, sobre todo, hacia Tamaulipas y Puebla.

“Hemos trabajado en medicamentos que puedan llegar al cerebro. Como esta enfermedad se ubica en las neuronas, debemos administrar fármacos que superen distintas barreras y actúen en el cerebro contra esos cúmulos de proteínas disfuncionales”, comentó.

Para ello, el universitario se ha dedicado al desarrollo de nanopartículas que puedan llevar a esas zonas cerebrales terapia farmacológica, la cual retrasaría los efectos de la enfermedad, o bien, terapia génica para tratar de corregir la mutación.

“Este premio se nos otorgó por la investigación en terapia farmacológica, pues hemos estado administrando nanopartículas in vitro con algunos fármacos que desestabilizan esos cúmulos de proteínas no funcionales y, al disgregarlos, se logra disminuir los efectos”, apuntó el especialista.

A través de un grupo multidisciplinario con los doctores Jonathan Magaña, Fabiola Borbolla y María Luisa del Prado Audelo, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Ciudad de México, determinaron que “se tienen neuronas con el gen alterado y se consiguió que las nanopartículas con fármacos ingresen a dichas neuronas sin alterar el citoplasma y con una disminución de los agregados de ataxina 7 mutada”, refirió.

El grupo ha logrado el ingreso de esas nanopartículas con fármacos sin matar la neurona, lo cual era uno de los grandes desafíos. El siguiente paso sería escalar hacia un modelo in vivo, mediante la utilización de ratones con esta enfermedad, para después realizar pruebas con personas que presenten el padecimiento.

Esta línea de investigación se empezó a trabajar en 2015, y el grupo responsable de ésta desde la Facultad de Química continúa indagando para encontrar soluciones a padecimientos emergentes en enfermedades raras de la población mexicana.

También podría gustarte