Los crímenes contra las mujeres no son delitos menores

El galardón a Rita Segato, por ser un referente latinoamericano

Ilustración: Evelin Nájera.
Rita Segato denunció la idea de que los crímenes contra las mujeres sean delitos menores, porque la imaginación colectiva no los consigue atribuir. No se concibe que un crimen de tipo sexual sea político, y es minimizado porque se asume como algo de la intimidad, del interés parcial de una minoría… un crimen común.

Así lo dijo la teórica feminista latinoamericana en la conferencia magistral Nadie detiene el agua: pensando desde acá y haciéndolo saber, en el marco del XXIX Coloquio Internacional de Estudios de Género: Cuerpos de Agua: Lenguajes, Flujos y Luchas en los Archipiélagos Feministas.

La activista entabló una conversación con la comunidad del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) para entretejer un quipu; es decir, un nudo. Desde el pensamiento incaico, el quipu también es una herramienta para la contabilidad y los registros históricos. Con sus nudos, Rita Laura Segato abrió un hilo de temas para pensar-hablando, esto, como una forma de vincular, desarrollar y de informar el conocimiento.

Frente a todos los asistentes a la conferencia magistral habló sus palabras como nudos, como peldaños, como jalones con los que ha concebido los modelos con los que entiende la realidad. Un nudo puede explicar todo: un sentimiento, un pensamiento, las relaciones entre las personas o temas como la violencia, uno de sus grandes tópicos.

La ponente dijo que un nudo es una palabra que hemos necesitado, que se ha forjado, que repetimos cuando hablamos de lo que pensamos de la realidad. Su quipu es un ejercicio lúdico. Los que hacen quipus cuentan de dónde se originan sus palabras, las enredan, las entrelazan con su trayectoria de vida y su pensamiento para narrar qué significan esas marcas en la comprensión del mundo.

Segato contó que tiene la vocación de pensar, sin miedo a la palabra presenta sus nudos: habla de la pequeña felicidad como meta en la vida, de la tragedia humana, y que no pudo escapar a la crueldad, del paisaje al que pertenecemos, del mundo aldea que ella misma ha diseñado, de la estructura binaria en la politicidad pública, y también de la posición masculina.

Marisa Belausteguigoitia, en su respuesta, propuso un mecanismo similar al quipu: el itacate, un contenedor de alimento, cuyo nombre también deriva de una lengua indígena, el náhuatl. Itacate significa vientre, es lo que se reparte al final de la fiesta, aquello que se lleva al recreo y al viaje.

Al terminar la exposición, Marisa Belausteguigoitia, directora del CIEG, como parte de la celebración por los 30 años del PUEG-CIEG, entregó a Rita Segato el Reconocimiento a la Trayectoria Feminista, y resaltó que la autora es un referente latinoamericano.

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