Afectan al planeta acciones y decisiones de los seres humanos

El cambio climático generado por gases de efecto invernadero acelera alteraciones en aire, mar y tierra, advierten científicos

Las últimas tres décadas han sido las de mayor temperatura en el mundo desde 1950; el reciente lustro es el periodo más caluroso de la historia; el nivel del mar aumenta, los glaciares se derriten y los regímenes de lluvia varían como consecuencia del cambio climático derivado de las acciones y decisiones del ser humano.

Dolors Ferrés López y Diego de Jesús Chaparro Herrera, docentes universitarios de la Escuela Nacional de Ciencias de la Tierra y de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, respectivamente, señalan que la humanidad transformó de forma acelerada los ecosistemas, acción que conduce también a una rápida extinción de especies.

“Hay un grupo de investigadores que postulan que estamos ante una nueva época geológica, el Antropoceno, en la que somos la principal causa de la desaparición de las especies. Aunque las extinciones masivas que se vivieron en el pasado geológico tuvieron diferentes causas y constituyeron, en ocasiones, la pérdida de hasta 95 por ciento de las ya existentes, incluidas las de microorganismos; afortunadamente no estamos en esos niveles”, puntualiza Dolors Ferrés.

Chaparro Herrera menciona que “hay quienes comparan la vida natural con las 12 horas de un reloj, y parece que en el lapso de un minuto los seres humanos hemos acabado con muchísimas especies, mientras que las extinciones anteriores fueron en periodos largos”.

Es posible desarrollar proyectos para tener sociedades más sustentables.

Recursos alimentarios y agua

El cambio climático generado por la mayor emisión de gases de efecto invernadero acelera alteraciones en el clima, los océanos y en el suelo. Si continuamos con esta tendencia hay la posibilidad de afectar los recursos alimentarios y la disponibilidad de agua para consumo humano, alerta Dolors Ferrés en ocasión del Día Internacional de la Madre Tierra, que se conmemora hoy 22 de abril.

Hay varias zonas del planeta donde el calentamiento de la atmósfera induce la acidificación del agua marina, y junto con otras problemáticas como la sobrepesca o los residuos plásticos constituyen algunas de las principales amenazas que acechan a esas masas del vital líquido.

“Somos las generaciones con mejor conocimiento y, sobre todo, con la posibilidad de obtener, mediante diversas herramientas y con la participación de otras disciplinas, datos para analizar el problema y argumentar que estamos ante una situación acelerada de degradación del ambiente”, enfatiza.

A pesar de que los seres humanos han deteriorado también su relación con la naturaleza, la geóloga universitaria considera que aún es posible reconciliarse con ella. “Necesitamos de la Tierra y de todos sus sistemas para mantener un ambiente que permita que sigamos existiendo; la naturaleza es dinámica y los procesos y fenómenos que suceden en ella nos proveen de recursos, pero también pueden impactarnos, en ocasiones de forma severa; la ocurrencia de algunos de estos fenómenos y los efectos asociados se están acelerando”.

Es posible desarrollar proyectos para tener sociedades más sustentables en la medida que podamos saber las características, estructuras, propiedades, las transformaciones que se dan en el planeta y buscar formas de conocer mejor la naturaleza y el entorno.

En ese aspecto, Ferrés López resalta la formación de estudiantes de Ciencias de la Tierra de la UNAM, con una perspectiva integral, para conocer las raíces del cambio climático y, en consecuencia, poder contribuir a la toma de decisiones mejor sustentadas sobre el desarrollo.

Curanderos de la naturaleza

Chaparro Herrera, quien trabaja en la conservación del ajolote de Xochimilco (Ambystoma mexicanum), describe que su labor es diseñar estrategias para salvaguardar a especies vulnerables como este anfibio.

“Siempre he dicho que los biólogos somos los curanderos de la naturaleza, en este caso no sólo trato de reintroducir esta especie, sino además de cambiar todo el ecosistema en el que se desenvuelve y las interacciones que éste tiene con otros organismos, por ejemplo, con el zooplancton, fitoplancton y las macrófitas, para modificar la calidad de los sistemas acuáticos.”

Destaca la protección, recuperación y conservación de suelos forestales para mitigar o reducir las repercusiones del cambio climático, en particular por su capacidad para almacenar el bióxido de carbono y disminuir la temperatura en esas áreas. “Si tenemos un suelo rico y una restauración de suelos, tendremos vegetación abundante y una regulación de la temperatura ambiental”.

En ese sentido, ahonda, es abrupto el crecimiento bacteriano en sistemas acuáticos como consecuencia de la elevación de la temperatura, lo que se manifiesta en especies vulnerables como el ajolote; cuando la salud de este anfibio comienza a decaer se debe a ese fenómeno, ya que este organismo es muy vulnerable a esas condiciones, pues vive en aguas frías y se reproduce en épocas de fríos.

Incluso, el de bacterias acabaría con el ajolote, pero también se depositarían en aguas residuales que si se utilizan para riego los microorganismos se incrementarían y, a fin de cuentas, el ser humano también saldría afectado.

Opina que es posible reconciliarse con la naturaleza. “Si nuestros antepasados olmecas, mayas, egipcios, incas, etcétera, tenían un respeto por el entorno que hasta les daban nombres de deidades a ciertos fenómenos como la lluvia y huracanes, e igual a la agricultura y a la fertilidad, creo que podemos empezar a tener ese respeto hacia la naturaleza que es la que nos ofrece los recursos para subsistir: agua, alimento, oxígeno y más”.

Dolors Ferrés y Diego de Jesús Chaparro subrayan que para eso es necesario modificar hábitos de consumo y producción de residuos, además de que las autoridades implementen más medidas que incluyan el desarrollo sostenible y postulen los Objetivos de Desarrollo Sostenible respaldados por la Organización de las Naciones Unidas.

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