Ciudades caminables, una alternativa

En urbes como Oslo se han puesto en marcha las llamadas “zonas tranquilas”, donde las personas pueden acudir para escapar del ruido.
La contaminación por ruido se está convirtiendo en un grave problema social al que todos estamos contribuyendo y no se le ha dado la debida importancia, a pesar de que está causando serias afectaciones en la salud de la población, advirtió la académica del Instituto de Ecología de la UNAM, Gabriela Jiménez Casas.

Aseguró que se trata de una problemática que requiere de un cambio sociocultural y una mayor educación ambiental que incluya la contaminación acústica con el fin de alertar sobre los riesgos de una alta exposición al ruido, algo similar a lo que se ha hecho para concientizar a la población sobre los efectos del cambio climático, el calentamiento global o la falta de agua potable en el planeta.

“Sería bueno hacer hincapié en este tema, porque cuando se habla de contaminación, nadie piensa en la acústica, pues no lo consideran un problema serio. Nos hemos acostumbrado al ruido y sólo cuando salimos de la ciudad, a espacios alejados de éste, es como nos damos cuenta de las afectaciones auditivas como un primer síntoma.”

Consideró que estamos ante una situación delicada que puede causar serios daños a la salud, no solamente auditiva, sino también se puede manifestar en trastornos neurológicos, psicosomáticos y psicológicos.

“El exceso de ruido nos está causando daños neuronales en el cerebro, lo que puede conllevar a una serie de afectaciones psicológicas y eso está provocando que nos sintamos más ansiosos y nerviosos, incluso puede provocarnos ataques de pánico.”

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 1,000 millones de personas en el mundo, de entre 12 y 35 años, corren el riesgo de perder la audición, debido a la exposición prolongada y excesiva a la música con alto volumen u otros sonidos recreativos, lo que puede acarrear consecuencias devastadoras para su salud física y mental, educación y en las perspectivas de empleo.

En marzo de 2022, la OMS publicó una nueva norma internacional para la escucha segura en lugares y eventos de entretenimiento, la cual aplica en sitios y actividades con música amplificada.

El organismo advirtió que millones de adolescentes y jóvenes corren el riesgo de sufrir pérdida de audición debido al uso inapropiado de dispositivos de audio personales y a la exposición a niveles de sonido nocivos en lugares como clubes nocturnos, bares, conciertos y eventos deportivos.

La nueva norma se elaboró en el marco de la iniciativa de la OMS “Escuchar sin riesgos”, que busca mejorar las prácticas auditivas, especialmente entre los jóvenes, apoyándose en las últimas evidencias y consultas con expertos en salud, los gobiernos, la industria, los consumidores y la sociedad civil.

En ese sentido, Jiménez Casas destacó que hay tareas individuales y colectivas que pueden contribuir de manera significativa a mitigar los efectos de la contaminación por ruido, y en esa línea se ubica la iniciativa para impulsar ciudades caminables a partir de una mejor planeación urbana en donde se adopte una visión integral de espacios de convivencia.

El modelo de ciudad caminable incluye la posibilidad de cerrar calles y avenidas céntricas al uso vehicular y convertirlas en zonas peatonales; integrar el uso racional y limitado del automóvil; combinar destinos atractivos para la población a fin de favorecer la movilidad en bicicletas e incluir una mayor educación vial para conductores de autos, camiones y motocicletas.

Un número significativo de ciudades y regiones también ha puesto en marcha las llamadas “zonas tranquilas”, donde las personas pueden acudir para escapar del ruido de las ciudades. Estos espacios suelen ser áreas verdes como parques o reservas naturales.

Según el estudio, Fronteras 2022 del Programa para el Medio Ambiente de la ONU, la ciudad de Puerto Vallarta en Jalisco es la más ruidosa de América Latina con una generación frecuente de 55 a 85 decibeles, seguida de Bogotá en Colombia y las metrópolis chilenas de Santiago y Talca.

De acuerdo con dicho informe, la urbe más ruidosa del planeta es Dhaka, en Bangladesh donde se generan desde 57 hasta 119 decibeles.

Al combinar los registros de niveles de ruido diurnos y nocturnos, las urbes menos escandalosas de Europa son: Berlín (Alemania), Zagreb (Croacia), La Valeta (Malta), Reikiavik (Islandia), París (Francia), Ámsterdam (Países Bajos) y Londres (Reino Unido).

En Dublín (Irlanda), el Ayuntamiento ha identificado los niveles de ruido de medios a largo plazo por debajo de los niveles que dañan la salud. Su objetivo es crear y proteger ocho áreas tranquilas en la ciudad.

Las autoridades de Oslo (Noruega) pidieron a expertos en contaminación acústica cartografiar las zonas con ruido e identificar 14 áreas tranquilas de fácil acceso para la población local.

Finalmente, en Tallin (Estonia) se utilizaron diferentes criterios para identificar las zonas recreativas con bajos niveles medios de ruido a largo plazo. El programa pretende también proteger las áreas rurales no alteradas por el ruido del tránsito, la industria o las actividades recreativas.

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