Colabora la Universidad Nacional en estudio sobre ecoansiedad

La preocupación cada vez más elevada por la emergencia climática que vivimos puede generar problemas psicológicos, señaló Ariel Alejandro Rodríguez, investigador del IIBI

La ansiedad ecológica y climática, conocidas como ecoansiedad, son hoy en día un asunto que preocupa a investigadores pues se pueden generar problemas psicológicos, por lo que especialistas de la UNAM participan en el primer estudio de este tema entre las comunidades universitarias.

Ariel Alejandro Rodríguez García, especialista del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información (IIBI), detalló que desde hace unos meses se incorporó a un proyecto internacional que actualmente realiza una encuesta entre la comunidad universitaria de México y algunas instituciones de Europa.

La ecoansiedad, precisó, no es considerada hoy una enfermedad, pero hay una preocupación cada vez más elevada por la emergencia climática que vivimos, y recientemente se han registrado casos como el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental y la preocupación asociada al futuro y las próximas generaciones.

La Asociación Americana de Psicología (APA) ha alertado que entre los síntomas por esta condición se pueden presentar desde cuadros ligeros de ansiedad, estrés, alteraciones del sueño, pero en los casos más graves, se puede presentar la sensación de ahogo o depresión expresando un fuerte sentimiento de culpa por la situación del planeta, que puede agravarse.

Alfabetización

Durante la charla Aprende cómo los datos climáticos influyen en tus emociones, realizada en el Foro 3 del Museo de las Ciencias Universum, el profesor del Posgrado en Bibliotecología y Estudios de la Información comentó que los principales estudios de este tema se han realizado en Europa y Estados Unidos, pero en México es la primera ocasión en que se indaga el tema.

Ante los asistentes a la Fiesta de las Ciencias y las Humanidades 2023, Rodríguez García comentó que una propuesta para combatir este problema es generar una alfabetización de los miles de datos que se generan todos los días y aprender a discernir entre aquella información fidedigna de la que no lo es.

En este proceso, aseveró, se requiere primero revisar los datos, generar conocimiento estadístico, verificar las fuentes, mantener un pensamiento crítico, comunicar los resultados para la toma de decisiones y, si es posible, hacer uso de la inteligencia artificial.

Añadió que en el mundo se han desarrollado diversas herramientas para informar objetivamente sobre el cambio climático como el proyecto Copernicus y la fundación AQUAE, mientras que en México se cuenta con el sistema de información del cambio climático del Instituto Nacional de Estadística y Geografía o la Plataforma de Información Climática, además de que la misma Universidad cuenta con el Programa de Investigación en Cambio Climático.

Adicionalmente, adelantó que en la actualidad preparan ya herramientas que permitan a los interesados encontrar información adecuada sin perderse en el mundo de datos: una es el Kiosco de Información para Seguridad en Cambio Climático (KIS), otra, la estrategia para Identificar, Seleccionar, Analizar, Comprobar y Compartir información (ISACC), las cuales se encuentran aún en fase de desarrollo.

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