¿Cómo le vamos a llamar a las cosas si no tenemos autonomía?: Concepción Company

La lingüista, académica y filóloga coordinó el libro 1519: contacto, literatura y memoria lingüística en México, el cual perfila un retrato filológico que nos da pistas sobre cómo nació el país y qué tipo de realidad quedó asentada tras la compenetración de culturas sumamente opuestas

Foto: Cortesía de Concepción Company.

En 1519 comenzó el México moderno porque Hernán Cortés llegó a las costas del Golfo, nos dice Concepción Company Company, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. “En 2019, pensé, yo soy historiadora de la lengua, me dedico a entender cómo la sintaxis es un soporte que muestra la simbolización del mundo y de los contenidos, así que me pareció que no debía dejar pasar una fecha tan significativa y organicé una mesa titulada 1519 a 500 años, y con el subtítulo ‘El español: de lengua de conquista a lengua patrimonial’, ya que también es indudable que en México el castellano es lengua patrimonial de casi 130 millones de personas”. Así comenzó el libro.

En el resultado actual hay un capítulo escrito por la propia Company en el que expone “cómo tuvieron los españoles y también los indígenas que hacer una aprehensión para comprender la realidad del otro. Muestro las estrategias para apropiarse de la nueva realidad por parte de los españoles. A veces usaron las palabras indígenas, pues no sabían ni lo que eran las cosas, como el hule o el pulque o el cacao. Hay larguísimas explicaciones en documentos de la época para decir que, por ejemplo, el cacao son unas semillas grandes que ellos usan por moneda pero que no son monedas, etc. Y para los indígenas hubo una ruptura total de las coordenadas cognitivas, experienciales y de visión del mundo porque dicen: ¿qué ocurrió que ahora el mundo está boca abajo?, esos son testimonios de 1530. Así que muestro cómo tuvieron que entender forzosa o voluntariamente al otro y qué tipo de estrategias lingüísticas y conceptuales se ven en los documentos de archivo”, comenta Company.

Para continuar el retrato, en el capítulo dos, a cargo del lamentablemente fallecido Aurelio González, formador de muchas generaciones de la carrera de Letras Hispánicas y especialista en literatura tradicional, se habla acerca de la literatura que los conquistadores traían en la cabeza en los barcos y la que recordaban los cronistas. “En la Historia de las Indias, de 1560, se reproducen leyendas, cuentos, romances tradicionales con los que se entretenían en la convivencia de las travesías en barco. Esta literatura tradicional venía sedimentada en la memoria colectiva de todos los españoles que llegaron y fue formando gran parte de la lírica tradicional mexicana, hasta llegar, concretamente, a los corridos”. Una literatura, al fin, que fue un medio para interpretar el mundo.

En el tercer capítulo, Pedro Martín Butragüeño muestra cómo al estudiar los contextos del bilingüismo y el desplazamiento de las lenguas originarias hoy, podemos obtener pistas sobre procesos lingüísticos sucedidos en el pasado.

En otras palabras, este breve pero ingenioso libro nos muestra tres ejes que explican la vertebración del mundo mexicano moderno desde varios ámbitos de la lengua. Y ¿qué ocurre entonces hoy, con el español contemporáneo? ¿Cuáles son los retos que nos ofrece la lengua? Para Concepción Company, también integrante del Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Lengua, es muy claro: las dependencias de todo tipo, económicas, tecnológicas, etc., generan la necesidad de calcos lingüísticos. De China llegó “charol”, de Alemania “cobalto”, de Italia “mafia”. “Si queremos tener una mejor sociedad necesitamos mayores autonomías en zonas que son relevantes, como la tecnológica. Si no somos autosuficientes en maíz, si no somos autosuficientes en frijol, ¿pues cómo vamos a empezar a llamarle a las cosas? Por cierto, frijol es préstamo del leonés”, concluye la académica.

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