Confluyen remolinos feministas en la UNAM

Cerraron las actividades del XXX Coloquio Internacional de Estudios de Género

Marisa Belausteguigoitia. Foto: Víctor Hugo Sánchez.

Similares a remolinos que se fusionaron en torno a un vacío, colectivos feministas se unieron y visibilizaron los múltiples problemas que enfrentan las mujeres en la Universidad, la cárcel, las comunidades marginadas, etcétera, abriendo espacio a las comunidades afroamericanas, a las indígenas, reflexionó Marisa Belausteguigoitia Rius, directora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).

Al cierre del XXX Coloquio Internacional de Estudios de Género. Remolinos Feministas desde los Sures Globales, la investigadora destacó que el encuentro no sólo llevó a las participantes a hablar de fragmentar, romper o destruir todo un espacio, sino la capacidad de construir algo mejor.

“Es necesario considerar los eslabones que nos permiten hablar para que lo que se ve y se oye sean las mujeres guatemaltecas, mexicanas, las trabajadoras, quienes han creado un espacio habitable con bibliotecas e hicieron su espacio más habitable, como abogadas, sociólogas y antropólogas”, comentó Belausteguigoitia Rius.

Durante el encuentro, realizado en la Torre II de Humanidades en Ciudad Universitaria, se dieron cita mujeres que narraron sus experiencias en la cárcel, que han perdido todo, hijos, salud y porvenir, contaron cómo se constituyen esas sociedades para continuar.

“Nuestra Universidad está de pie, es pública, está viva, tiene estudiantes de primera generación y está siendo atacada por muchos lados. Tiene que ser criticada, pero, así como podemos criticarla y podemos defenderla, debemos ver cómo la hacemos más fuerte.

La pregunta es cómo vamos a vivir y habitar esta Universidad que está en asedio financiero y discursivo. ¿Qué vamos a hacer? Criticarla, celebrarla y defenderla”, destacó.

A su vez, Alejandra Tapia, coordinadora Académica del Coloquio, agradeció la participación no sólo de las muy diferentes secciones de la Universidad, sino también, y en especial, a las mujeres brasileñas, afroamericanas y purépechas, para que sigan compartiendo sus visiones y feminismos.

“Su presencia fue muy importante por todo lo que su sola presencia dice. De pronto el CIEG en estos tres días fue mucho más diverso y se comenzó a hablar de China, Marruecos, Sudáfrica, India, Nicaragua, Irán, Guatemala, lo cual no es muy frecuente y esperamos que sea cada vez más frecuente”, comentó.

Por su parte, Nina Höchtl, también coordinadora del encuentro, señaló que además de revisar los conceptos y saberes, es muy importante escuchar y abrir más espacios para la reflexión.

“El lugar de enunciación puede entenderse como una postura ética, una vez que el sujeto hegemónico entiende que sus privilegios se han construido por la opresión de otros grupos, comprende que su posición no es natural ni fija y así entra la responsabilidad de reflexionar críticamente sobre su posición y cómo puede tener una incidencia positiva en otras personas. Hay mucho que desaprender”, finalizó.

Durante la mesa de trabajo Fanzinear en los bordes: arte, academia y activismo, académicas consideraron que la Fanzinoteca La Voz que Corre en el CIEG es un oasis académico, un espacio activista, un lugar de investigación, de acción política, de creación comunitaria, así como de diversión y goce.

Marisa Belausteguigoitia Rius indicó: “En la academia que estamos creando en la UNAM, los fanzines son una especie de prueba, un experimento, una herramienta que permite vislumbrar cómo se hace la academia que estamos queriendo crear. Es el espacio de la veneración y del análisis que trata de inclinar a la Universidad hacia afuera, hacia la calle, hacia lo que habita y sucede en sus fronteras, y no sólo en clave de urgencias sociales como los feminicidios y la violencia extrema”.

A su vez, Alejandra Collado Campos, becaria posdoctoral del CIEG, dijo que el hecho de contar con una Fanzinoteca en el CIEG es el reconocimiento a la importancia de la memoria histórica feminista fanzinera y de su resguardo.

“Los fanzines son los bordes y cruzamientos entre una publicación independiente, un medio libertario, una expresión contracultural, una experiencia estética, un género subalterno que se traduce como revista de fan”, detalló.

A su vez, Gisel Tovar Cervantes, coordinadora de la Fanzinoteca La Voz que Corre, indicó que ese espacio busca trabajar con los estudiantes, quienes en ocasiones no tienen un lugar en las publicaciones institucionalizadas y tienen esa necesidad de contar y sentir.

En este encuentro también participó María de los Ángeles Alcántara Sánchez-Gelen Jeleton, artista y fanzinera española.

También podría gustarte