Controlar emociones, contribución del deporte

Testimonios de pelotaris que transmiten tranquilidad con su entrenamiento en casa

Pablo Sandoval, del CCH Azcapotzalco. Foto: cortesía Pablo Sandoval.

Luego de lograr un segundo lugar en el Campeonato Internacional Universitario Zabalki, que en 2020 se disputó en Francia, prácticamente al mismo tiempo que iniciaba el brote de la Covid-19 en Europa, Pablo Sandoval Israde, alumno del CCH Azcapotzalco, entrena en casa y transmite tranquilidad a sus familiares durante el confinamiento gracias a los valores que le ha impregnado jugar frontón en la UNAM.

“Pertenecer a la comunidad universitaria nos impone la práctica cotidiana del pensamiento crítico y el deporte otorga bases emocionales. Todo esto lo aplico bastante bien en la pandemia. En cuanto se reanuden las competencias, los objetivos son el Campeonato Nacional, para ir a la Olimpiada Nacional, y los Juegos Universitarios que nos dan la oportunidad de ser seleccionados para acudir al torneo Zabalki”, afirma el pelotari puma, quien logró medalla de plata en la modalidad mano individual en el tradicional certamen universitario celebrado en Biarritz.

Isaac Jair Perfecto Toribio (Contaduría y Administración) y Joshua Ávila Alemán (Ingeniería) obtuvieron presea de plata en modalidad mano parejas, mientras que Kathya Vargas Guzmán (Arquitectura) compitió en paleta goma. Paola Santa María Rabadán y Beatriz Perdomo Espinosa (ambas de Filosofía y Letras) sólo disputaron un partido amistoso debido a que sus rivales no acudieron al certamen por la irrupción de la Covid-19.

Ahora, a pesar del confinamiento, los atletas de frontón de la UNAM, bajo el mando del entrenador en jefe Alonso Gómez Peña, siguen preparándose desde su casa para estar en el mejor estado físico y mental posible cuando las condiciones sanitarias permitan llevar a cabo las competencias. “El hecho de tener actividad física les ha permitido canalizar la ansiedad y los altibajos emocionales durante la pandemia”, subraya el entrenador.

Por medio de un aula virtual, Alonso Gómez les asigna actividades y los atletas suben a la plataforma de Google Drive sus evidencias: videos ejercitándose y reportes en donde explican cómo se sienten con determinada carga de trabajo. Lo anterior permite ajustar ritmo y tipo de ejercicios, con el fin de mantener a los atletas alejados del estrés y evitar tanto la pérdida de forma física como el ritmo de juego.

“Hago en casa los ejercicios, principalmente de fuerza y cardio. Tengo un patio amplio y me ayuda mucho a efectuar cómodamente mis entrenamientos a distancia”, comparte Sandoval, quien dice haberle encontrado un lado amable al confinamiento, porque ahorra tiempo en los trayectos a Ciudad Universitaria para entrenar y al CCH Azcapotzalco para tomar clase.

Travesía por Europa

Una vez que el Campeonato Internacional Universitario Zabalki 2020 culminó, el reto fue regresar a México en medio del comienzo de la Covid-19. Los seis atletas y Alonso Gómez improvisaron sobre la marcha. Debían volar de vuelta a México desde el Aeropuerto de Madrid, la ciudad española con más casos de SARS-CoV-2 confirmados en ese momento. Por esta situación cambiaron su lugar de estancia a San Sebastián, País Vasco, para evitar el foco de transmisión. Ahí se mantuvieron resguardados hasta el día en que salía su vuelo hacia la capital mexicana y veían cómo los contagios aumentaban, con la incertidumbre de los vuelos cancelados.

El trayecto hasta el Aeropuerto de Madrid lo hicieron de madrugada en autobús para reducir el número de personas con las cuales tendrían contacto. Al llegar ahí notaron que había gente de todo el mundo que buscaba salir de España y vuelos cancelados. “Yo vi viajes que se estaban pagando hasta 150 mil pesos con destino a México”, recuerda Alonso Gómez.

Por fortuna para el contingente auriazul, su vuelo no se canceló y pudieron volver. Al pisar suelo azteca, el área de Deporte Representativo de la Dirección General del Deporte Universitario dio asesoría y seguimiento.

“Nos dijeron que hiciéramos una bitácora del confinamiento, cómo nos sentíamos, registrar nuestra temperatura y si notábamos algún síntoma. Fue un periodo de muchísimo aprendizaje como persona y deportista, una experiencia muy distinta por todo lo que nos tocó vivir. Me sirvió incluso para transmitir calma a mi familia, ya que acá en México aún no estaba la situación como allá y, pese a eso, regresamos bien”, remata Pablo Sandoval.

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