Egresada utiliza el humor como herramienta de lucha para el feminismo

Un stand up implica una opinión sobre un tema y manifestarla a partir de los recursos que permite la escena y la escritura

Itzel Arcos es standupera, escritora y activista, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras. Hace ocho años comenzó a hacer stand up feminista, decidió unir su gusto por la escritura con el humor para hablar sobre el feminismo y las vivencias que las mujeres experimentan a lo largo de su vida. En 2017 creó el taller Stand Up Feminista MX.

El stand up es una disciplina escénica, literaria, muy joven en México. “La traducción es comedia de pie, ponte de pie. Y la traducción es la metáfora de toma una postura. Hacer stand up es tener una opinión sobre un tema y decirla a partir de los recursos humorísticos que permite la escena y la literatura, la escritura”, explica.

Hacer stand up feminista implica tener una postura que parte de lo epistémico, lo filosófico y lo narrativo de los feminismos. Permite colocar a las mujeres al principio de las historias, como protagonistas y abre la posibilidad a que haya una alternativa al esquema de comedia dominante que por lo regular es machista, misógina, racista y clasista. “Yo soy feminista interseccional, al menos el stand up feminista que yo propongo permite hacer posturas donde todo importe, la parte del género, pero también la parte de la clase y la raza”.

Comedia

Itzel cuenta que es una de las primeras mujeres en hacer stand up femisnista con una postura política en el país. Recuerda que cuando comenzó era una standupera solitaria, en elencos en los que casi siempre había puros hombres, en lugares que son profundamente agresivos con la otredad, no sólo con las mujeres, sino también con todo lo que no sean hombres blancos heterosexuales. En ese contexto, Itzel pensó en generar la posibilidad de que más mujeres pudieran hacer stand up y que al hacerlo tuvieran un posicionamiento político.

Durante estos ocho años se ha enfrentado a diversas situaciones. “Las mujeres, económicamente, tenemos una desventaja, entonces a la hora de ofrecerlo, de pensar en los precios, etcétera, desde ahí ya hay un obstáculo, porque siempre tenemos muchos gastos, ganamos poco y muchas se hacen cargo de sus casas”.

Agrega que los espacios en México, teatros, foros y los que se prestan al stand up, por lo regular, son espacios manejados por hombres y además son muy abusivos en términos de precios, “no ayudan y no les interesa que esto pase”. Sumado a todo ello, también está presente la misoginia mexicana, cada vez que se anuncia la convocatoria para su taller, a la par, hay una campaña de odio digital muy fuerte, “es muy terrible ver y comprobar que sí es algo que sigue molestando. Entender el hecho de una mujer parada, sola, en un escenario haciendo reír”.

En sus monólogos Itzel habla sobre lo que se cree del feminismo, del feminismo como cliché, tiene una visión crítica sobre el tema, por lo que también cuestiona prácticas que hay dentro de él. Aborda cómo las mujeres se mueven entre los mandatos culturales, es decir, entre el designio cultural y los designios personales. Le gusta hablar de su familia, “a partir de que lo personal es político, es pensar que hay cosas privadas que no son tan privadas y que conviene hacer públicas.”

Su primera rutina fue: “Del feminismo y otras cosas”, misma que hasta la fecha sigue realizando. Esta trata de la desmitificación de ser feministas. Considera que el monólogo que más impacta es el titulado: “Traidora a la cultura y otras mallinchadas”. Este tiene que ver con una de las tesis de la escritora feminista Gloria Anzaldúa, “en uno de sus libros toma esta figura de la Malinche y de cómo siempre es vista como traidora porque traicionó a su cultura, pero nadie piensa que traicionó a su cultura porque su cultura la había traicionado a ella. Entonces el monólogo habla de esa metáfora que de alguna manera vivimos todas las mujeres, que tú para poder abrirte un camino en la vida en un país tan tan opresivo como este, pues tienes que traicionar los mandatos culturales, aunque seas vista como una traidora”.

Su taller se imparte cada dos meses, aproximadamente. Durante sus cinco años han pasado entre 300 y 400 mujeres que van desde los 25 hasta los 60 años. “Hay desde matemáticas, físicas, cineastas, amas de casa. Creo que una de las particularidades del taller es que se pueden encontrar mujeres que en otros espacios no se encontrarían. Algo que me parece fascinante es que muchas de ellas hablan de cómo es ser mujer en sus distintas profesiones”.


Itzel considera que la Facultad de Filosofía y Letras, y en general la UNAM, provoca la calidad de la información y el pensamiento crítico, lo que pone en práctica en su trabajo como standupera, “yo creo que todos los que estuvimos en la UNAM aprendemos a autogestionarnos y a hacernos responsables de nuestro propio conocimiento”:

En el marco del 8M les envía un mensaje a las mujeres para que tengan la confianza de que todo lo que necesitan está dentro de ellas mismas:

“Creo plenamente que este es el momento histórico de las mujeres. Es complejo, pero creo que somos afortunadas porque estamos viendo el nacimiento de, digamos, un nuevo paradigma. De alguna manera hay un eje de justicia histórica que nos está tocando y que podría decir que hay que vivirlo. Hay que tomar la voz, sí hay que tomarla, este es el momento de tomar los espacios y sí es el momento de tener una postura”, concluye.

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