En CdMx hubo un cambio cultural hacia la interrupción del embarazo

Esa situación se basa en el respaldo legislativo y en que se ha convertido en un servicio de salud, aseguró Marta Lamas, académica del CIEG

Actualmente se tiene un horizonte distinto al que había antes de la legalización. Foto: Reuters.

Marta Lamas, académica del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, afirma que en la capital de México ha habido un cambio cultural hacia la interrupción del embarazo, el cual fue despenalizado el 24 de abril de 2007.

“Creo que esta normalización tiene que ver muchísimo, primero, con la propia legalidad: tener una ley que respalda es muy importante, pero también con el tipo de servicio en las clínicas del gobierno de Ciudad de México que han sido muy cuidadosas”, expresa en entrevista.

En esta urbe, toda mujer puede ejercer su derecho a interrumpir la gestación de forma segura, gratuita y legal dentro de las primeras 12 semanas, con lo que se reconoce el derecho a decidir sobre su cuerpo y sexualidad como parte de la libertad en las determinaciones reproductivas, siempre que no exista coacción, prosigue la investigadora universitaria.

“Creo que sí hay un cambio en estos 16 años, ya que hablar de la interrupción legal del embarazo empieza a calar en muchas poblaciones. Evidentemente habrá grupos muy conservadores y religiosos para los que eso todavía tenga una sanción, pero incluso las hijas de mujeres de esos grupos quizá no lo van a comentar en la familia, pero llegan también a practicarse una interrupción cuando la requieren”, expone.

Marta Lamas, estudiosa del feminismo a partir de 1971 y quien formó parte del conglomerado activista en pro de la modificación legislativa en la materia en 2007, observa un horizonte distinto al que se tenía antes de la legalización, cuando esa práctica se realizaba rodeada de riesgos. Ahora las jóvenes, en su mayoría de 18 a 26 años, pueden estar seguras.

Seguro y gratuito

Para Ciudad de México, los últimos datos de las clínicas del gobierno, a partir de la entrada en vigor de la despenalización, revelan más de 250,000 mujeres que han abortado sin menor incidente. Ellas relataron esa experiencia como liberadora, comenta.

La experta considera que hay un proceso de desdramatización, “se le ha quitado esta situación de ‘¡ay, abortar, qué horror!’, ‘¡qué miedo!’, y se ha vuelto un servicio de salud que se da de manera respetuosa y gratuita en los hospitales y clínicas que tiene el gobierno en la ciudad”.

La también presidenta de la Asamblea General del Grupo de Información en Reproducción Elegida y doctora en Antropología por la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, asevera que, con el uso de un medicamento, ha disminuido la sensación de inseguridad con el aborto.

“Se utiliza en más del 80 por ciento de las interrupciones voluntarias del embarazo que se realizan ahora, con ello se le resta ese horror de antes, cuando introducían cualquier artilugio en el cuerpo y podían desgarrar, lo que desencadenaba problemas muy graves de esterilidad o incluso de muerte. En cambio, ahora se volvió un procedimiento muy sencillo”, precisa Marta Lamas.

Ruta legal

La también fundadora del suplemento feminista Doble Jornada y de la revista Debate feminista, recuerda que en el año 2000 se modificó por primera vez el artículo 334 del Código Penal del entonces Distrito Federal –de 1931–, y se ampliaron las causales por las que la interrupción era legítima.

“Eso llevó también a una acción de inconstitucionalidad que se fue a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a esta instancia le tomó un año cuatro meses resolver que no era anticonstitucional; todo ese litigio fue muy importante, no sólo en términos políticos, sino también de comprensión de lo que estaba en juego con esa reforma”, concluye.

Cabe destacar que la UNAM tiene registrada en su base de datos digital de tesis 576 trabajos recepcionales con el tópico “aborto”. De entre estos trabajos destacan: uno que data de hace 100 años, titulado “Aborto provocado”, de José Perches Franco, presentado en 1923 para obtener el título de Médico Cirujano, y otro de 1933, “Aborto, utilidad de no penarlo”, del autor registrado como R.A. López Fresquet, para obtener el título de Licenciado en Derecho.

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