Genio del dibujo y de las máquinas

En línea, códices de Leonardo da Vinci

Calidad gráfica impresionante en siete mil folios donde fraguó sus ideas

Manuscrito códice Arundel, Biblioteca Británica.
Manuscrito códice Arundel, Biblioteca Británica.

Más que ser recordado por la Mona Lisa o La última cena, Leonardo da Vinci preferiría, probablemente, ser admirado por sus bocetos, su enseñanza en el dibujo y su genio para construir máquinas, muchas de las cuales fueron adelantadas a su tiempo, coincidieron expertos reunidos en la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, en el 500 aniversario de fallecimiento del genio del Renacimiento.

Durante el encuentro Da Vinci: Genio del Renacimiento a 500 Años de su Fallecimiento, coordinado por Maruxa Armijo, destacaron que esto se debe a que la obra más personal del artista florentino, nacido en 1450, se encuentra justamente en sus códices, diagramas y esquemas conservados celosamente por los recintos museísticos más importantes del mundo.

Julio César Guevara Bravo, del Departamento de Matemáticas de la FC, recordó a estudiantes y profesores reunidos en el Aula Magna Leonila Vázquez, del Edificio Amoxcalli, que la Biblioteca Nacional de España lanzó hace tiempo un proyecto para montar los dos códices que conserva de Leonardo en línea.

La Biblioteca Británica, agregó, también ha colocado en línea el códice Arundel, donde se puede apreciar el manejo de sombras, las figuras geométricas y esquemas en 570 páginas propuestas por una de las mentes más creativas del Renacimiento.

“En los códices es donde se aprecia mucho de lo que él realmente quería, es ahí un Leonardo libre, no uno bajo encargos, el que pudo dibujar lo que quería o sentía”, enfatizó el especialista en álgebra superior y geometría analítica.

Guevara Bravo apuntó que son menos de 16 obras las que dejó al fresco y en cuadros, pero sus dibujos son cerca de siete mil folios donde presenta lo que a él le interesaba, con una calidad gráfica impresionante, oportunidad que debe ser aprovechada por los alumnos de ingeniería, arte o demás, pues se trata de textos donde pueden leerse, literalmente, las ideas de Da Vinci.

Añadió que aún hoy en día es posible que Leonardo enseñe a las nuevas generaciones, pues sobrevive su Tratado de la pintura, el cual no ha sido estudiado a fondo, pero es un texto claro donde expone, a quien lo desee, sus técnicas de dibujo y cómo lograr profundidad en una obra de arte.

A su vez, José Rafael Martínez Enríquez, integrante también del Departamento de Matemáticas de la FC, mencionó que 500 años han permitido generar grandes mitos sobre Leonardo, de los cuales el más difundido es la imagen del famoso hombre viejo y con barba que se asocia al artista.

Se ha probado, enfatizó, que no se trata del genio del Renacimiento, sino de un hombre grande y tampoco lo dibujó él, sino uno de sus discípulos, mientras que la imagen de un joven que pocos reconocerían sí es un autorretrato de Da Vinci.

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A esto se suma el mito de que no fue realmente apreciado en su época gracias a la competencia con Miguel Ángel, lo cual es un grave error, ya que Leonardo era altamente valorado por la élite, que se peleaba sus servicios, sobre todo, porque él ofrecía no sólo su arte, sino también su imaginación para la resolución de problemas de forma muy ingeniosa.

Sobre las obras más famosas de Leonardo, como el Hombre de Vitrubio, en la Galería de la Academia de Venecia, los académicos recordaron que el estado de conservación del documento es muy malo y sumamente delicado, porque se maltrata.

“De vez en cuando lo sacan, por un mes, por ejemplo. Es una pieza poco mayor a una hoja oficio y la primera vez que lo vi estaba junto a una puerta, y me dije… vaya aquí está…”, dijo Martínez Enríquez.

Otro mito es que sus dibujos anatómicos no son precisos debido a que se usaban cerdos para disección, ya que el cuerpo humano no podía ser manejado de esa forma, lo cual tampoco es cierto. “Para cuando nace Da Vinci la Iglesia otorgaba ya los permisos para que en invierno se hicieran las disecciones. Era como una feria para quienes hacían esto, época en la que se realizaba porque el cadáver se conservaba más por la baja temperatura. Leonardo tenía a su disposición cadáveres porque acudía a hospitales y los recopilaba para hacer sus disecciones”, destacó.

Aldi De Oyarzabal, ilustrador científico de la UAM Iztapalapa, rememoró que Miguel Ángel y Leonardo da Vinci se despreciaban mutuamente, pues el primero veía al segundo como el gran maestro, mientras que el genio veía a Miguel como una figura ascendente cuyas esculturas eran muy bien logradas. Además “Rafael también era un admirador de Leonardo. Hay pruebas fehacientes de que le copió, pues en varios trabajos aparecen reminiscencias artísticas del genio. Se sabe que cuando Da Vinci estaba descuidado Rafael iba y checaba todo, y cuando se enteraba el maestro le iba como en kermés… entre ellos sabían muy bien quién era el bueno”, enfatizó.

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