Estereotipos y violencia de género obstaculizan la ley

Muchos mantienen vigencia y normalizan comportamientos: Mónica González Contró, del IIJ


Los estereotipos de género producen discriminación e impiden que las mujeres puedan ejercer sus derechos y libertades plenamente; y que, por ejemplo, sean víctimas de acoso sexual en el contexto laboral, o que no puedan decidir libremente cómo vestirse por temor a ser agredidas en la calle, señaló Mónica González Contró, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ).

Así, los estereotipos, que tenemos muy asumidos socialmente, normalizan comportamientos que son violentos, desde un piropo no deseado hasta la violencia familiar, y también obstaculizan el acceso a la justicia, añadió la experta.

Al participar en el seminario institucional del Instituto de Neurobiología (INb) en el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, 25N, la jurista agregó que, además, cuando no se juzga con perspectiva de género, se puede llegar a fallos injustos en la aplicación ciega de la ley, porque “conduce a decisiones basadas en estereotipos y no en pruebas”.

Los estereotipos de género, recordó, son creencias sobre los atributos de mujeres y hombres que cubren desde rasgos de personalidad (“las mujeres son más subjetivas y emocionales y los hombres más objetivos y racionales”), comportamiento (“las mujeres son más pasivas sexualmente y los hombres más agresivos”), roles (“ellas deben asumir las tareas de cuidado y ellos el de proveedor”), características físicas (debilidad vs fuerza), ocupaciones (“la carrera de armas no es para las mujeres y los varones no pueden ser maestros de kínder”) y supuestos de orientación sexual (“las lesbianas son egoístas y no priorizan el interés de sus niños y los gais son promiscuos”).

Estereotipar, explicó, puede constituir un proceso mental indispensable porque, para conocer el mundo, lo organizamos y categorizamos, pero puede negar derechos y beneficios, imponer una carga, marginar a una persona o vulnerar su dignidad.

Normas

Mónica González Contró sostuvo que un ejemplo de los estereotipos que se reflejan en las leyes, son las normas que definen las responsabilidades de los cónyuges dentro del matrimonio, y que atribuyen a las mujeres las labores de cuidado y a los hombres las de proveedor.

La ex abogada general de la UNAM comentó que la Encuesta Nacional de Género (Los mexicanos vistos por sí mismos, UNAM, 2015) precisa cómo los estereotipos siguen vigentes. Al preguntar a los encuestados palabras que asocian con mujer, 26.7 por ciento, la respuesta más común, dijo “maternidad”; para el caso del hombre, 33.1 respondió “trabajo”.

A la pregunta de cuál es la mayor ventaja de ser mujer 32.8 respondió que “dar vida, cuidar de los otros”, y la desventaja,en 16.5 por ciento de las respuestas fue la desigualdad de género y la discriminación. Para los varones la mayor ventaja, en 21.7 por ciento de las respuestas, fue “más oportunidades y mayores beneficios” y la mayor desventaja en 25.1 por ciento (la respuesta más común) fue “no sé”.

Acerca de cuándo se justifica pegarle a una mujer, sólo siete de cada 10 personas respondieron que nunca; 6.4 respondió “cuando ella te pega”; 6.2 “si te falta al respeto” y 4.7 “cuando es necesario corregirla”.

Si un matrimonio de amigos discute y el hombre comienza a gritarle a su mujer, la mitad de las personas no se mete porque “es un asunto entre ellos”, porque se considera que la violencia de pareja es un asunto privado, recalcó Mónica González.

La Suprema Corte de Justicia de México, explicó, ha determinado que se debe considerar la situación de vulnerabilidad, desventajas y discriminación histórica, para que haya un verdadero acceso a la justicia. Da elementos para juzgar con perspectiva de género; “aunque se refiere al Poder Judicial, es muy importante que esa mirada sea transversal para la política pública, las actividades de docencia e investigación, criterios de contratación, etcétera. Es aplicable a muchos ámbitos”.

Entre otros aspectos, detalló, obliga al juzgador a identificar si hay situaciones de poder que, por cuestiones de género, den cuenta de un desequilibrio entre las partes de la controversia, y a cuestionar los hechos y valorar las pruebas desechando cualquier estereotipo o prejuicio de género, a fin de visualizar las situaciones de desventaja ocasionadas por condiciones de sexo o género.

González Contró expuso que los estereotipos y la visibilización de la violencia por cuestiones de género, y en especial hacia las mujeres, cuestiona lo que parecía inamovible: que la ley, la justicia y hasta la política deben ser ciegas, y ha obligado a que en las actuaciones de las autoridades y en nuestra vida cotidiana tengamos una mirada de género, para ver si el contexto no ha generado una situación de vulnerabilidad o discriminación que impida el acceso a los derechos de todas las personas.

Por último, en la sesión donde estuvo María Teresa Morales Guzmán, directora del INb, reconoció que la UNAM no está libre de la estructura social discriminatoria que afecta de manera desproporcionada a las mujeres, pero la institución ha tomado acciones muy concretas para tratar de “nivelar el piso”, como la creación de la Coordinación para la Igualdad de Género.

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