El doctor, entonces director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de la UNAM, recibió en 1991 el prestigioso galardón en la categoría de Investigación Científica y Técnica

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Pionero a nivel mundial en el desarrollo de métodos para la caracterización del material genético de las células.

El doctor Francisco Bolívar Zapata, director del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (Ceingebi) de la UNAM, fue designado este viernes ganador del Premio Príncipe de Asturias 1991 en la categoría de Investigación Científica y Técnica.

La distinción la otorga la Fundación Principado de Asturias a personas oriundas de países Iberoamericanos, de España o Portugal, en atención a su trayectoria. En el pasado,  los únicos mexicanos que la han obtenido son los doctores Marcos Moshinsky y Pablo Rodomín, en el área de Ciencias, y el poeta y ensayista Octavio Paz, por su trabajo literario.

El premio está integrado por una bolsa de 50 mil dólares y por una réplica de una obra de Joan Miró. Será entregado en el mes de octubre por el Rey Juan Carlos de España y por el propio Príncipe de Asturias.

En el documento en que el Rector de esta Casa de Estudios presentó la candidatura del ahora galardonado, se asienta que el doctor Francisco Bolívar Zapata es sin duda uno de los investigadores mexicanos de mayor relieve y jerarquía internacional, por sus contribuciones al conocimiento de la naturaleza en las áreas de biología molecular y biotecnología.

Es catalogado como uno de los pioneros a nivel mundial en el desarrollo de métodos y herramientas para el manejo y caracterización del material genético de las células, lo que se conoce como Metodología para la recombinación in vitrode ácidos nucleicos o Ingeniería genética.

En su primera declaración pública tras divulgarse la noticia de su designación, el doctor Bolívar Zapata dijo a este medio que el premio constituye un reconocimiento a la Universidad y una muestra de que cuando existe esfuerzo y compromiso en México es posible generar conocimientos de frontera al mismo nivel que en cualquier lugar del mundo.

Agregó que una vez acreditada nuestra capacidad para generar conocimientos es preciso incrementar el número de grupos académicos con posibilidad de investigar en la frontera del conocimiento. “Lo podemos hacer no sólo en el área de biotecnología, sino en muchas otras, para beneficio del país. Eso es lo importante”.

Los recursos destinados a la investigación, aprobados en el último presupuesto de la UNAM, indican que existe en las autoridades voluntad para apoyar tan fundamental área, aseveró el investigador al externar su deseo de que en el gobierno también haya sensibilidad para entender que el camino para que el país sea protagonista en muchas áreas está en la formación de recursos humanos especializados y en el apoyo a la investigación científica ligada al desarrollo de la tecnología.

Recordó que actualmente existen en la Universidad y en otras partes del país grupos que realizan investigación de excelencia, que es el único tipo de investigación que puede permitir la innovación tecnológica porque, aseguró, innovar significa utilizar lo nuevo para cambiar un estado de cosas.

Si no se tienen conocimientos sobre lo nuevo, de frontera, resultará más difícil evolucionar hacia una mejor situación, advirtió el doctor Zapata.

Al precisar los renglones en que se espera que la sensibilidad gubernamental se exprese, el especialista mencionó la canalización de mayores recursos para incrementar y actualizar la infraestructura de nuestros centros de investigación, así como para aumentar los salarios de los investigadores que en ellos laboran: si no existen recursos humanos capacitados de poco servirían los buenos equipos. No obstante, se mostró convencido de que en el país hay voluntad y recursos naturales y humanos para convertirse en un importante protagonista dentro de un mundo que “requiere de una participación muy activa de todos los grupos que lo conforman”.

Por otra parte, al detallar el tipo de investigaciones que realiza en ingeniería genética, Bolívar Zapata lo resumió diciendo que consiste esencialmente en tomar fragmentos del material genético de las células de los seres vivos para trasplantarlas a otras células.

Los experimentos iniciales y en los que participé hace ya unos 15 años dieron como resultado la posibilidad de poder introducir genes humanos en microorganismos como bacterias.

“Introdujimos los genes humanos que producen hormonas, como la insulina o la somatostatina, en bacterias y logramos que éstas sintetizarán esas hormonas humanas, como si se tratara de pequeñas fábricas”.

Tales resultados se convirtieron en una alternativa para la producción de muchas moléculas de origen biológico y humano, en otros organismos.

Eso es muy importante, aseguró, porque muchas moléculas de origen humano se encuentran en concentraciones muy pequeñas en el organismo del hombre y así resulta muy difícil poder obtener cantidades suficientes para utilizarlas en los tratamientos clínicos.

“La estrategia de traspasar los genes y producir las hormonas requeridas en otros organismos ha permitido la producción de insulina a nivel industrial. Actualmente ya existe en las farmacias el primer producto comercial derivado de estos trabajos. Se llama ubolina y no es otra cosa que la insulina humana de origen bacteriano, producida mediante las técnicas de ingeniería genética. Esto no es más que el principio de una larga lista que iremos incrementando con el tiempo”.

Esa nueva alternativa, dijo, es el resultado de poder manejar información genética de los seres vivos con base en un conocimiento sobre la célula que se ha ido incrementando y que el día de hoy nos permite no sólo formular preguntas sobre cómo está organizada la célula, sino además acerca de qué va a suceder con ella cuando se modifique de cierta manera su material genético.

La biotecnología, explicó más adelante, es una multidisciplina que permite la utilización de los seres vivos, de sus productos y sus partes para la producción de satisfactores sociales y para la solución de problemas en las áreas de salud, alimentos y microbiología, entre otros.

Aseguró que conforme transcurre el tiempo queda claro que la biotecnología es un área importante para la humanidad y, en particular, para un país  como el nuestro, cuyos recursos biológicos son de los más ricos del mundo. En tal sentido, pidió aprovechar esa ventaja estratégica para no ser comparsa a nivel mundial, sino para estar en posición de dictar políticas sobre el uso del material biológico a fin de evitar que se abuse de él.

Consulta la edición del lunes 6 de mayo de 1991:

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