Impulso a estrategias para atender violaciones a los derechos humanos

Reflexiones del Mundo Contemporáneo: Reconstrucción del Tejido Social y la Cultura de Paz

Tanto en el ámbito social, como académico y político, existe la responsabilidad no sólo de impulsar estrategias conjuntas para brindar atención a las diferentes problemáticas y necesidades a las que se enfrenta un país donde continuamente ocurren grandes violaciones a los derechos humanos, sino de incidir en la reconstrucción y la búsqueda efectiva de la reparación del daño, afirmó Karla Salazar Serna, académica de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.

En su participación en el Seminario Permanente de las Ciencias Sociales 2023. Reflexiones del Mundo Contemporáneo: Reconstrucción del Tejido Social y la Cultura de Paz, la experta señaló que la resiliencia no es sinónimo de adaptación o resistencia; “es necesario analizar el concepto bajo la complejidad que merece”.

Recordó que, desde hace casi dos décadas, México atraviesa una de las etapas más dolorosas de crímenes de lesa humanidad, de constantes asesinatos, feminicidios, desplazados, personas desaparecidas, etcétera. Y para ser resilientes “tenemos que ir a nuestra realidad y aceptarla, más no resignarnos” a ella.

Hoy existe un registro de más de 100,000 personas desaparecidas en menos de 17 años, lo cual es catastrófico; además, somos la séptima nación en América Latina con más feminicidios. Otros fenómenos, como el desplazamiento forzado, no están registrados de manera adecuada en el país.

“Ante ese México tendríamos que preguntarnos si es posible una paz resiliente, si en verdad se puede hablar de la reconstrucción de un tejido social, y si lejos de la figura jurídica podemos hablar de una verdadera reparación del daño”, señaló en su conferencia magistral Resiliencias, Reconstrucción y Reparación de Daños.

Las desapariciones y desplazamientos forzados, los secuestros, los homicidios, los feminicidios conllevan profundas transformaciones no sólo en las dinámicas sociales, sino familiares, y si las problemáticas no se afrontan de manera resiliente, se agudizan, advirtió.

Ante estas realidades nacionales cabe preguntarnos cómo respondemos: con indiferencia, indignación o realmente nos solidarizamos, cuestionó.

La resiliencia puede construirse bajo escenarios de extrema adversidad, incidiendo sobre una reconstrucción orientada a la reparación del daño; para ello es importante reconocer que aquella es un pilar en la construcción de una cultura de paz, y que ante diferentes dimensiones de vulnerabilidad y múltiples violencias, se requiere una atención transdisciplinaria e interinstitucional, capaz de involucrar distintas acciones colectivas.

Salazar Serna recordó que durante la pandemia se mencionó mucho la palabra resiliencia, hasta lograr confundir su verdadero significado, trillarlo y mal usarlo. “No es sinónimo de bienestar, y no la podemos igualar a una capacidad o adaptación”.

Bajo el contexto de violaciones graves a los derechos humanos, la resiliencia aparece como un proceso, aclaró. “Cuando un país vive feminicidios, desapariciones y deja en la incertidumbre no sólo a los adultos, sino a la niñez, debemos generar espacios de resiliencia”.

Ella es posible a cualquier edad, pero no se produce con la misma facilidad; aun cuando los niños pueden ser los más resilientes, son los más vulnerables. Desafortunadamente no hemos mirado a la niñez con suficiente insistencia; no hay una política pública eficiente que pueda atender a la orfandad por desaparición, feminicidio, ejecuciones o desplazamiento forzado.

En un México donde en pocas entidades hay Estado de derecho, de escenarios de horror que con el paso de los años y gobiernos continúan, “me resisto a pensar que se han normalizado; más bien hablaría de comunidades que han aprendido a vivir con ellos”.

Las estructuras hegemónicas, opinó, no han permitido que se contrarresten los espacios de vulnerabilidad, al contrario, favorecen la permanencia de las violencias. La impunidad es un “permiso” para seguir asesinando, secuestrando o desplazando a los ciudadanos.

No obstante, la adversidad tiene un efecto oxímoron, es decir contradictorio, que muchas veces nos permite sacar lo mejor de nosotros para poder crear un camino de reconstrucción, prosiguió en el encuentro virtual organizado por la Coordinación del Consejo Académico del Área de las Ciencias Sociales y los Comités Académicos de Carrera.

Karla Salazar Serna dijo que la corresiliencia es una herramienta para reconstruirse, pero no en soledad, sino de forma colectiva, a través del otro.

La resiliencia es un proceso que requiere de diversos factores internos y externos que, al interactuar entre sí, facilitan un desarrollo para sobrellevar una adversidad, hasta lograr una transformación que permita la reconstrucción o construcción de un nuevo proyecto de vida.

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