Investigan nutrientes en aguas residuales

Primera en su tipo en México y segunda en el continente americano; está a cargo del Instituto de Geología

Christina Siebe. Foto: Erik Hubbard.

La UNAM inauguró la estación de lisímetros, en la que se analiza y compara la calidad de los suelos regados con aguas residuales, ya sean tratadas o crudas (sin tratar). Es la primera en su tipo en México y segunda en el continente americano; está a cargo del Instituto de Geología (IGl).

Un lisímetro es un monolito de suelo de uno a dos metros cúbicos de volumen y de dos a tres toneladas de peso, extraído cuidadosamente en campo, preservando su arreglo estructural. Esto se logra introduciendo un cilindro de acero inoxidable, poco a poco, en un terreno con ayuda de un tripié colocado en su parte superior y un aro con filo atornillado en su base.

Útil en los campos de investigación y docencia, para medir y obtener desde la superficie datos de un fenómeno que ocurre en el subsuelo, la instalación, a manera de sótano, cuenta con grandes tanques dotados de monolitos, bloques de suelo de uno a dos metros cúbicos de volumen, que realizan sus funciones de captación y modificación de nutrientes provenientes del agua residual.

En el techo abierto de la instalación están sembradas parcelas con cultivos, que reciben, en una zona del terreno, aguas residuales tratadas, mientras que en otra se riegan con aguas crudas. El líquido en ambos casos cae en los grandes tanques donde los monolitos lo captan.

Por medio de sensores y en tres estratos de los monolitos, los científicos obtienen datos geoquímicos con los que hacen estudios comparativos de la calidad del suelo.

Christina Siebe Grabach, investigadora del IGl y responsable del proyecto, explicó que analizan las interacciones de contaminantes en una zona crítica del Valle del Mezquital, en donde hay una gran planta de tratamiento de agua.

“Queremos comprender cómo cambia un sistema de riego con agua residual sin tratar y tratada, y qué cosas ocurren en el suelo. Tenemos suelos que están cargados de materia orgánica, nutrientes y contaminantes que recibieron durante cien años de riego, y ahora empezarán a recibir agua de distinta calidad. Tenemos que entender qué procesos ocurrirán ahora, y hay que adecuar el sistema de manejo a la nueva calidad del agua”, dijo.

Inauguración

Durante la inauguración de la estación, situada junto a la Planta de Composta de la UNAM, William Lee Alardín, coordinador de la Investigación Científica, recordó que el suelo es frágil y cuando se destruye tarda muchísimo tiempo en volver a recomponerse en su estructura.

Se refirió a la relevancia de estos estudios en la Agenda 2030, a la que la UNAM se sumó con la creación de un nodo para estrategias de sostenibilidad en México. “Mucha de la actividad que ya se hace en la Universidad tiene que ver con estos temas. La idea es articular lo que podemos contribuir y la formación de recursos humanos”, señaló.

Ricardo Barragán Manzo se congratuló de ver concluida esta iniciativa, que es un esfuerzo impulsado desde la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (DGAPA), por medio de un proyecto PAPIIT.

Carlos Arámburo de la Hoz, titular de la DGAPA, consideró que la estación de lisímetros tiene que ser un elemento de potenciación para las posibilidades que tiene esta iniciativa visionaria.

En el presídium también estuvo Telma Castro Romero, directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, quien felicitó a los involucrados en el proyecto y destacó que la instancia universitaria a su cargo colabora con la detección de patógenos en cuerpos de agua y en la atmósfera.

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