La anulación del espacio público, reflejada en la historia de un avión

Teatro para el Fin del Mundo presenta Bitácora del atentado en el Museo del Chopo

Seis piezas rescatadas del interior de la aeronave. Foto: Museo del Chopo.

Teatro para el Fin del Mundo (TFM) es un programa de creación e investigación escénica que ocupa e interviene espacios en ruinas condicionados por la violencia, con el propósito de propiciar reflexiones sobre la función que cumplen las prácticas teatrales frente a los contextos de riesgo. La compañía llega este fin de semana al Museo Universitario del Chopo para presentar Bitácora del atentado, una instalación escénica con activaciones performáticas que tiene su origen en la peculiar historia de un avión en Tampico, Tamaulipas, uno de los lugares más afectados por el fenómeno de la violencia en el país.

Con esta pieza, explicó su curadora Ilona Goyeneche, se hace la reconstrucción documental de lo ocurrido con este avión abandonado y vandalizado, “lo que ha permitido a la compañía generar un archivo, que a su vez posibilita una plataforma de investigación, y que en sí mismo crea una composición escénica”.

La curadora y gestora cultural relató que en 2005 la compañía Mexicana de Aviación donó el Boeing B727-200 para la creación de un parque temático en Tampico; sin embargo, el proyecto nunca se concretó y la aeronave quedó abandonada a las orillas de la Laguna del Carpintero.

A partir de 2013, TFM aprovechó el avión como sede para su labor escénica y de investigación, llevando a cabo en él proyectos durante los siguientes seis años, entre ellos los festivales Teatro para el Fin del Mundo, en los que participaron compañías mexicanas, europeas y sudamericanas.

“Los festivales se organizan siempre dentro del contexto de habitar estos espacios abandonados. Se tomó el avión entendiendo que había sido pensado como un lugar público de convivencia, y empiezan a usarlo como un sitio de encuentro, de reflexión, de generación de imaginarios y posibilidades. En el fondo es hablar sobre la reducción de lugares de encuentro condicionada por los contextos de violencia”, explicó la curadora.

Reconocimiento

El uso del avión resultó tan innovador que en la Cuadrienal de Diseño Escénico de Praga en 2019 fue reconocido como uno de los escenarios más reveladores del mundo.

Pero el 18 de julio de 2020 la aeronave fue incendiada y su casco consumido parcialmente por el fuego, sin que se determinara oficialmente quiénes fueron los responsables del hecho ni la intención que tuvieron. “Se generan muchas especulaciones. Se habla en los medios de que hay un interés por privatizar el lugar y generar un espacio habitacional; es decir, es un parque y un pulmón natural dentro de la ciudad que está siendo intervenido por prácticas capitalistas y de privatización”.

Antes de que los restos de la aeronave fueran retirados por las autoridades, los integrantes de TFM rescataron algunas de sus piezas debido al valor documental que contenían, “porque a partir de ellas se puede detonar un montón de reflexiones y cuestionamientos que van mucho más allá del artefacto mismo, y que hablan de la anulación del espacio público y de la depredación ambiental”.

Así surgió Bitácora del atentado, instalación que es una recuperación simbólica de la caja negra de este avión que sirvió de sede de la compañía. De hecho, el proyecto de rescate e indagación fue denominado así, Caja Negra. En él han colaborado artistas mexicanos, chilenos, españoles y ecuatorianos. “Lo que se busca es una reconstrucción documental de este Boeing, una suerte de línea de tiempo que relate todos los acontecimientos, para que a partir de eso plantear una reflexión en torno a la condición de los espacios de encuentro construidos desde la ciudadanía, y también concientizar sobre la marginación de la vida, la violencia política, el ecocidio, los desplazamientos, la industrialización, la privatización y las prácticas capitalistas extremas”, dice Goyeneche.

Seis piezas rescatadas del interior del avión, acompañadas de fotos, videos y texto, conforman la instalación escénica que podrá visitarse hasta el 30 de abril en el horario regular del museo, entre las 11:30 y las 18 horas. Las activaciones se realizarán los días 21, 22 y 23.

La dirección general del proyecto es del investigador teatral y dramaturgo Ángel Hernández, también titular de TFM, con curaduría de Ilona Goyeneche. Participan en la investigación Francisco Arrieta, Martín Velazco y Giuliana Zambrano, y en la actuación Rodrigo del Río, Mario Deance, Nora Hernández y Lucero Hernández.

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