La bioética crece dentro de la cultura

Foro de discusión académica respetuosa y abierta, necesario para afrontar retos de justicia social, avances médicos e incluso ambientales ligados directamente a problemáticas de la población

Es un campo multidisciplinario que se ha convertido en una materia en escuelas.

La bioética, disciplina nacida en 1971 que se consolida a la vanguardia de temas polémicos los cuales ponen en tela de juicio nuestros valores individuales y colectivos, crece dentro de la cultura como un foro de discusión académica respetuosa y abierta, necesaria para afrontar retos de justicia social, avances médicos e incluso ambientales ligados directamente a problemáticas de la población.

En palabras de Dafna Feinholz Klip, directora de la Sección de Bioética y Ética de la Ciencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), aquella rama de la ciencia se define como “el análisis de los problemas éticos que suscitan las modernas ciencias de la vida, la cual suministra métodos de análisis y resolución de problemas, e intenta fundamentar las normas, aporta criterios y procedimientos de toma de decisiones fundados en el diálogo y la argumentación racional”.

Asimismo, debate sobre temas médicos como la eutanasia, el aborto y el consentimiento informado; sociales, como derechos humanos, acceso a medicamentos, vacunas y salud mental; y científicos, referentes a la clonación, la inteligencia artificial y la biotecnología.

“La Unesco realiza reflexiones colectivas sobre la bioética y, a lo largo de las décadas, ha adoptado documentos como la Declaración universal sobre el genoma humano y los derechos humanos (en 1997) y la Recomendación sobre la ética de la inteligencia artificial (en 2021) que, aunque no son vinculantes, resultan aportaciones positivas para la discusión y la regulación en algunos países”, detalló Feinholz Klip.

Campo muy amplio

Al participar en la Cátedra Extraordinaria de Bioética Problemas bioéticos contemporáneos IV, organizada por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y el Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM, la doctora en Psicología explicó que la bioética es un campo multidisciplinario, que emergió en la academia, y se ha convertido en una materia en escuelas de medicina, legales y de ciencias.

“Sus temas están cada vez más en la esfera del debate público y las personas son cada vez más conscientes de sus derechos y la complejidad de sus decisiones”, destacó.

Ante la directora de la FFyL, Mary Frances Rodríguez van Gort, y la coordinadora de la Cátedra, Carol Hernández Rodríguez, Feinholz Klip agregó que establecer estándares en bioética requiere de la participación de científicos, abogados, diseñadores de políticas, médicos, ciudadanos y bioeticistas, entre otros.

En la conferencia híbrida transmitida desde la Sala C del Área de Investigación de la FFyL, la especialista añadió que la bioética se conceptualiza de una manera muy amplia para incluir medicina (personalizada, cuidados y enfermería), ciencias ecológicas (medio ambiente, todos los organismos vivos y las generaciones futuras), ciencias biomédicas (lo asociado con la vida y la biotecnología) y políticas públicas (asignación de recursos para salud e investigación, trasplante de órganos, tráfico ilícito de tejidos y material genético).

Debate sobre temas como eutanasia, aborto, derechos humanos, clonación, inteligencia artificial y biotecnología

En cuanto a los grandes problemas de la bioética global, la ponente consideró que éstos se relacionan con las injusticias estructurales y las desigualdades sociales reflejadas en problemas de salud y acceso a la atención médica, la posibilidad de participar en la producción y beneficiarse de los desarrollos científicos y tecnológicos, así como en los efectos adversos del cambio climático.

Sobre el trabajo de la Unesco en torno a esta disciplina, la invitada detalló que data de hace 30 años, y hoy en día cuenta con una Declaración universal de bioética y derechos humanos, que pretende establecer un marco internacional base, acuerdos mínimos que no impliquen la imposición de un punto de vista moral particular y logren generar compromisos de los gobiernos hacia sus poblaciones.

Dicho instrumento normativo fija aspiraciones y tiene una función educativa, además de que puede inspirar legislación específica, añadió. “Legalmente no obliga a los Estados, pero sus propuestas pueden interpretarse de manera análoga a los tratados de derecho internacional”.

“La Unesco fomenta la cooperación internacional y con este documento beneficia más a los países sin marco legal sobre el tema”, finalizó.

También podría gustarte