La denuncia como motor artístico reviste a Tlatelolco

La exposición Arte: territorios de denuncia, concentra las obras, en diversos medios, de 22 artistas provenientes de México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua

Foto: Iván Meza.

El Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT) abrió el pasado 6 de abril la exposición Arte: territorios de denuncia con una charla inaugural a cargo de los artistas Saúl Kak de México, la bailarina Vanesa Rivera de Guatemala, y la artista performer Elyla de Nicaragua. Además, Vanesa Rivera presentó dos coreografías, Yo migrante y En tierra propia, con la compañía Danza Garabato y el bailarín Josué Barrios.

Se trata de una exposición que mira a México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua como países atravesados por la violencia de proyectos extractivos, el crimen organizado y la participación del Estado en los abusos que fomentan el despojo de territorios, la negación a la libre determinación de las comunidades, y que truncan sus vínculos identitarios. Además propone a artistas, activistas, fotoperiodistas y colectividades como actores de la resistencia cultural y generadores de redes ciudadanas.

“Algunos de los artistas invitados han sido defensores del territorio o son perseguidos, otros están en situación de asilo en México o como migrantes, y otros más son quienes acompañan procesos comunitarios y a defensores y defensoras del territorio”, comenta Sofía Carrillo Herrerías, coordinadora de Artes Visuales del CCUT y curadora de la muestra.

“Pienso, por ejemplo, en Adán Vallecillo, artista hondureño que, si bien tiene una práctica artística y curatorial muy fuerte, no está poniendo el cuerpo para defender el territorio contra las mineras, más de 500 concesiones de Honduras; pero lo que hace es ir con una bailarina local y trabajar con las comunidades del sitio para entender cómo, desde la danza y el video performance, les está afectando el extractivismo minero en el cuerpo-territorio, en el territorio vinculado al cuerpo. Lo cual nos lleva a preguntarnos en qué momento se diferencia el cuerpo como territorio o el territorio geográfico de éste.”

En el otro extremo está Vanesa Rivera, bailarina de Quetzaltenango, Guatemala, quien sí es militante y ha sido amenazada en su país, que además no tiene certeza sobre cuál de las actividades en las que se involucró la llevó a ser perseguida y exiliada en México. Quizá porque denunció el desvío de recursos en el espacio cultural que recibió para dirigir, tal vez por ser mujer y artista o porque apoyó proyectos artísticos que denunciaban la quema de unas niñas encerradas en una iglesia por defender su territorio.

“Se dieron las condiciones para que fuera directora del Teatro Municipal de Quetzaltenango, que es el más antiguo de Centroamérica. Por tres décadas había estado en manos de un grupo que lo tenía abandonado, con basura y venta de drogas alrededor. El gobierno local y la policía lucraban con el lugar. Lo convertí en un espacio de aprendizaje de las artes donde hacíamos comunidad. Llegamos a tener programas en los que las abuelas y las nietas participaban, las primeras contando su historia y las segundas bailando”, narra en entrevista Vanesa Rivera. “Me ofrecieron que fuera parte de la corrupción y me negué. Llegaron las amenazas y la violencia y hasta atentados, luego la intimidación para mi familia. Ahí tuve que parar.”

Las coreografías que Vanesa Rivera presentó en la inauguración reflejan esta manera del arte de retar a la realidad y despertar las conciencias. “En tierra propia es un homenaje a las personas que han desaparecido por defenderla, sus ríos, todo. Mientras que Yo, migrante es parte de un proyecto más ambicioso que se titula Caravana. Este fragmento es un reconocimiento a las mujeres de la comunidad de La Patrona, en Córdoba, Veracruz, que por muchos años han alimentado a los migrantes que pasan montados en La Bestia”.

La exposición Arte: territorios de denuncia se presenta en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco del 6 de abril al 8 de septiembre.

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