La diplomacia de la ciencia puede ser un arma de doble filo: Ana María Cetto

Ana María Cetto. Foto: Diana Maldonado.
La diplomacia es un campo lleno de tensiones y en el ámbito científico puede ser un arma de doble filo: para impulsar valores y buscar alcanzar metas comunes como los de la Agenda 2030 o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), o bien utilizarse para defender intereses que no necesariamente están alineados a valores universales o en beneficio de la humanidad.

Así lo afirmó la física y titular de la Cátedra UNESCO de Diplomacia y Patrimonio de la Ciencia de la UNAM, Ana María Cetto Kramis, durante la mesa redonda ¿Qué es la Diplomacia de la Ciencia?, en la que expuso que es difícil separar la política de la generación de conocimientos y que los intereses sociopolíticos, económicos y territoriales influyen en las acciones diplomáticas.

La también académica de la Facultad de Ciencias (FC) y miembro del Comité Directivo Mundial de Ciencia Abierta de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) remarcó que la ciencia ha cobrado un rol prominente para la humanidad por los avances obtenidos; sobre todo, por sus aplicaciones para resolver problemas locales, nacionales y/o globales.

Por ello, señaló, se busca que las y los jóvenes universitarios comprendan los alcances de la diplomacia en este sector, para avanzar en la consecución de valores y principios positivos, y cómo puede servir para negociar y buscar que otras naciones abracen o impulsen determinadas causas.

En el Aula Magna Leonila Vázquez de la FC, Cetto Kramis compartió algunas de sus experiencias como integrante de un órgano científico y técnico para promover la ciencia y la tecnología relacionada con la energía nuclear en beneficio de la humanidad, donde atestiguó tensiones con otros intereses.

Además, expuso que actualmente promueve ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una iniciativa para que se declare el 2025 Año Internacional para la Ciencia y la Tecnología Cuánticas. “Esperamos que haya suficientes países interesados en que la ONU así lo proclame”, expresó.

En tanto, Luisa Hortensia Solchaga López, directora general de Política de Cooperación de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo indicó que este órgano desconcentrado de la Secretaría de Relaciones Exteriores cuenta con consejos consultivos y uno de ellos es el de conocimiento e innovación, el cual hace sugerencias y recomendaciones de cómo impulsar el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación en el país.

Actualmente tienen 431 proyectos en los que la nación recibe u ofrece cooperación internacional. “Se trabaja en consolidar al país como un destino y referente en la generación de conocimiento. Vienen y nos tocan la puerta y nos dicen que saben que en México se trabaja en determinada área. También se identifican y priorizan campos útiles para el desarrollo nacional”, señaló.

La Agencia, agregó, cuenta con la Red de Conocimiento e Innovación con las embajadas y consulados, y en algunas de ellas tiene agregados especializados en diplomacia en ciencia. Asimismo, se ha impulsado y acompañado la transferencia de tecnología desarrollada en nuestro país a otras naciones, por ejemplo, en el sector farmacéutico.

En su oportunidad, el doctor en Ciencias Políticas y Sociales, y exdirector de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, Manuel Martínez Justo, explicó que las relaciones internacionales se han transformado y participan múltiples actores: empresas, organizaciones sociales, autoridades locales, grupos parlamentarios, que han dado lugar a la diplomacia empresarial, cultural, parlamentaria, científica, entre otros. Estos nuevos actores dan dinamismo al país y en sus relaciones con otras naciones.

De igual forma, aseveró que la pandemia por Covid-19 evidenció la importancia de la diplomacia de la ciencia para atender dicha emergencia sanitaria.

El coordinador general de la Cátedra UNESCO de Diplomacia y Patrimonio de la Ciencia de la UNAM, Parsifal Islas Morales, añadió que esta diplomacia es un fenómeno cambiante. Por ejemplo, después de la creación de la bomba atómica se inició un debate sobre la ciencia para la paz y se crearon organismos multilaterales que tienen a la ciencia en su agenda.

Hoy, esta misma diplomacia está llamada a fortalecer el sistema multilateral, a organismos como la ONU o la UNESCO que se han visto debilitados para evitar grandes conflictos en el mundo y propiciar el diálogo. “Se debe abonar a que se reformen esos mismos organismos, a que haya un diálogo más equitativo”, dijo.

Asimismo, celebró que la UNAM estableciera la asignatura Diplomacia de la Ciencia que se imparte en la FC y la FES Acatlán, abierta a estudiantes de todas las licenciaturas, y que cultiva un punto de vista crítico, basado en la ciencia y la filosofía política. Antes, éste era considerado “un tema de élites”.

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