Vitales, políticas públicas eficientes para enfrentar la crisis de agua

Ese fenómeno está generando una importante pérdida de bienestar social, así como una menor calidad de vida: Eduardo Vega

La crisis hídrica en nuestro país es ya una realidad innegable que requiere de acciones inmediatas y políticas públicas más eficaces que permitan atender esta problemática, la cual está generando una grave pérdida de bienestar social y una menor calidad de vida, advirtió el coordinador Universitario para la Sustentabilidad de la UNAM, Eduardo Vega López.

Durante la conferencia magistral La crisis del agua en México: desafíos hidrológicos, hidráulicos y de política pública, realizada en el contexto del IX Congreso Nacional de Ciencias Sociales. COMECSO 2024, el especialista resaltó que, de acuerdo con los datos más recientes de la Comisión Nacional del Agua, publicados en enero pasado, 2023 fue el año más seco y el más cálido de las últimas décadas.

“El año pasado fue el de mayor sequía desde 1941, debido a que hubo menos precipitaciones y menor acumulación de flujos y almacenamiento de agua, y además de que fue el más caluroso desde 1953.”

Añadió que un segundo indicador de que México se encuentra ante un serio problema de escasez de agua, con las cifras disponibles, medibles y corroboradas en diferentes fuentes, refiere que el volumen disponible de agua renovable, medida en metros cúbicos por habitante en las 13 regiones hidrológicas administrativas, registra una marcada tendencia a la baja.

Comentó además que otras evidencias de la gravedad de la crisis del agua que enfrenta nuestro país tienen que ver con el incremento generalizado de la presión hídrica: ocho de las 13 regiones han rebasado el umbral de lo que se considera el estrés hídrico, debido a que se han venido ampliando los diferentes usos de agua, mientras que se mantienen los mismos volúmenes del recurso.

Vega López enfatizó que la situación no es sólo una escasez de coyuntura, sino un problema real que requiere de una atención inmediata.

Subrayó que entre las principales consecuencias que ha generado esta crisis destaca la pérdida de bienestar social y, con ello, una menor calidad de vida, las cuales son razones suficientes para ubicar este tema como una prioridad nacional.

En ese sentido consideró que para atender el problema lo primero es impulsar políticas públicas diferentes a las que se han venido aplicando, toda vez que no se pueden obtener resultados distintos empleando las mismas medidas.

Tienen que estar fondeadas de otra manera, pensadas desde su origen y reflexionando mejor el tema de la conservación ecológica y el manejo integral de cuencas como algo fundamental, precisó Vega López. “La cuestión es cómo darles contenido en términos de incentivos económicos y jurídicos, procedimientos administrativos, arreglos comunitarios, autorizaciones empresariales, manejo territorial del agua entre muchas otras alternativas”.

Una meta prioritaria que se debe plantear es garantizar el suministro de agua de calidad en las 25 principales ciudades del país; al ser las más densamente pobladas se lograría una mayor cobertura.

Hay opciones para generar políticas públicas distintas a través de más formas de innovación tecnológica y normativa, pero, sobre todo, dando una alta prioridad a la conservación ecológica con nuevos programas y mayores presupuestos, concluyó.

Dimensión biológica

Por su parte, la investigadora del Departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Irene Pisanty Baruch, afirmó que no es posible resolver ninguno de los problemas ambientales enfrenta el país sin considerar la dimensión biológica, pero tampoco se pueden solucionar únicamente con las consideraciones biológicas.

“Entender los procesos ecológicos que suceden en la naturaleza es una herramienta fundamental, pero no alcanza para comprender nada, si no consideramos los enfoques social y económico, para lo cual la interdisciplina es fundamental.”

No es posible decir que tenemos una población sana, si no se cuenta con un medio ambiente sano.

Pisanty Baruch, quien realizó una amplia exposición sobre el grave deterioro ambiental y ecológico que se vive en el desierto de Cuatro Ciénegas, sostuvo que “estar acabando con los sistemas hidrológicos, además ancestrales y únicos, es como darse un balazo entre ceja y oreja, y es una lógica que se nos escapa a todos los que estamos por la conservación no sólo del medio ambiente u otras especies, sino de nosotros mismos”.

En la conferencia magistral también participó la coordinadora Politécnica para la Sustentabilidad, del Instituto Politécnico Nacional, Mildred Castro Hernández, quien dijo que más allá de las visiones catastróficas apocalípticas sobre la crisis del agua, es urgente reconocer la gravedad del problema y diseñar políticas públicas que realmente funcionen, y que vayan más allá de una estrategia de mitigación.

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