La docencia, gran pasión del emérito Neftalí Rodríguez

Legado de enseñanzas y calidad humana de un universitario referente de la ingeniería mexicana

Foto: archivo Gaceta UNAM.

Para Neftalí Rodríguez Cuevas, profesor emérito de la UNAM, la enseñanza fue su pasión; por eso siempre antepuso su actividad como mentor a cualquier otra alternativa. Para homenajear a quien se volvió referente del diseño eólico en México, la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica (SMIS) organizó un Coloquio Internacional In memoriam.

Rosa María Ramírez Zamora, directora del Instituto de Ingeniería (II), dijo que el universitario, considerado un profesor de los más brillantes y dedicados, falleció el 26 de julio de 2020 “dejando un gran legado de enseñanzas y calidad humana para tantas generaciones de ingenieros”.

En la sesión virtual expuso que Neftalí Rodríguez fue un distinguido ingeniero, profesor, gran caballero y ser humano. Nació en Huauchinango, Puebla, el 5 de junio de 1930, y desde niño, jugando con sus hermanos, descubrió su vocación. Con facilidad para la física y las matemáticas, jugaba a hacer carreteras con puentes.

Estudió ingeniería civil en la entonces Escuela Nacional de Ingenieros, y el posgrado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Facultad de Ingeniería (FI). En 1951 se incorporó a la UNAM como profesor y su gran capacidad lo llevó a colaborar con Javier Barros Sierra en la organización de la División de Estudios Superiores de la Escuela, hasta lograr que fuera Facultad.

Ramírez Zamora recordó que el emérito siempre estuvo convencido de la relevancia de combinar la docencia con la investigación. Fue investigador en el II y profesor en la FI; al Instituto ingresó en 1967. Participó en cerca de 70 proyectos, algunos muy conocidos y que forman parte de nuestra histórica arquitectónica, entre ellos el Palacio de los Deportes y el Auditorio Nacional, la Alberca Olímpica y el Museo Soumaya.

Numerosos reconocimientos

En la sesión en la que Edgar Tapia Hernández, presidente de la SMIS, dio la bienvenida, la directora del II mencionó que, por el fruto de su gran trabajo, Rodríguez Cuevas recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Protección Civil.

Francisco José Sánchez Sesma, investigador emérito de la UNAM, afirmó que la SMIS, que fue presidida por el homenajeado en el periodo 1990-1991, “se honra a sí misma con este acto para recordar, conmemorar y felicitarse por haber sido presidida por un mexicano ilustre, excepcional ingeniero, incansable investigador y maestro en el sentido más amplio del término.

“Yo era un fan del profesor Neftalí y fui un estudiante recurrente en sus clases; con él llevé cinco cursos, como el de Mecánica de Medios Continuos, en la licenciatura, o Mecánica Avanzada 2 e Inestabilidad Estructural, en el posgrado. Además, fui su alumno en la plenitud de su carrera, cuando él tenía 40 años y yo 20”, relató.

A él, prosiguió Sánchez Sesma, “le debo el despertar de mi vocación; viéndolo hacer sus tareas yo decidí que iba a ser investigador”.

Neftalí Rodríguez era muy cuidadoso en el lenguaje, la puntualidad y la pulcritud; la disciplina en la clase era la marca de los tiempos. Planeaba con cuidado y rigor sus clases, y tomaba un tiempo enorme para hacerlas espectaculares. “Gracias, maestro; quienes queramos ser excelentes en la investigación debemos seguir su ejemplo”.

Gustavo Ayala, también investigador del II, expresó que era un homenaje al legado y contribución de Neftalí Rodríguez a la ingeniería y al país. Antes de la pandemia el destacado ingeniero todavía recibía a los jóvenes deseosos de conocer qué se puede hacer en un túnel de viento. “Él siguió impartiendo sus clases y atendiendo a sus estudiantes”.

Los cursos que impartió reflejan dónde era un experto y dónde contribuía al conocimiento: Álgebra, Geometría Analítica y Cálculo Diferencial, Taller de Mecánica, Estabilidad de las Construcciones y Mecánica del Medio Continuo, en licenciatura; y Mecánica Avanzada, Comportamiento Mecánico de los Materiales, Análisis Experimental de Esfuerzos o Diseño Eólico, en posgrado.

Realizaba proyectos en ingeniería eólica y sísmica, predominantemente en la primera, sacándole jugo a un túnel de viento (instalación donde se desarrollan estudios de interacción entre los cuerpos y las corrientes de aire a través de modelos a escala y técnicas de la mecánica de los fluidos, para entender la acción de los vientos en las construcciones reales) primario, para hacer investigación de punta, pionero en muchos aspectos.

Hoy, finalizó Ayala, “estamos viviendo algo que eventualmente debía suceder, pero que nos trae una gran tristeza, porque hemos perdido a un gran referente de la ingeniería mexicana, a un caballero, a un hombre de una decencia absoluta, honesto, magnífico padre y, ante todo, un gran universitario”.

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