La rearticulación de cadenas globales de valor plantea desafíos y oportunidades para el país

Graciela Martínez-Zalce, Luis Coronado y Juan Carlos Barrón. Foto: Ana Rivera.
La falta de infraestructura fronteriza en el lado mexicano y la creciente influencia del crimen organizado ponen en riesgo las oportunidades económicas derivadas del llamado nearshoring. Asimismo, la relocalización de la inversión estadunidense en China y la rearticulación de las cadenas globales de valor plantean desafíos y oportunidades para México, y es fundamental que los especialistas exploren estas cuestiones con detenimiento, expresaron académicos en la UNAM.

En el Seminario Internacional América del Norte en el nuevo orden mundial: desglobalización y conflictos geopolíticos, la directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), Graciela Martínez-Zalce Sánchez, afirmó que este es un momento crucial de coyuntura mundial, en el que los conflictos geopolíticos internacionales han adquirido mayor relevancia, ya que han propiciado una dinámica de desglobalización.

Así se observa en la guerra comercial entre Estados Unidos y China, igual que en las sanciones económicas a Rusia por su intervención en Ucrania. “La interacción entre actores nacionales e internacionales es un fenómeno complejo que está llevando a una reconfiguración de las relaciones económicas y políticas en el ámbito global, con repercusiones”, en esta región de América, consideró.

La relocalización de la inversión estadounidense en China y la rearticulación de las cadenas globales de valor plantean desafíos y oportunidades para México, señaló Martínez-Zalce. “En este contexto mundial cambiante hay que destacar que el nearshoring no debe ser una estrategia aislada, sino ir de la mano con políticas económicas integrales, que promuevan el desarrollo económico sostenible”.

La responsabilidad social de la labor académica del CISAN y de la UNAM cobra especial relevancia en este sentido. El análisis de los conflictos geopolíticos a nivel internacional no sólo es enriquecedor, sino que otorga las herramientas necesarias para enfrentar los retos y demandas de un nuevo orden mundial.

“Los investigadores tenemos la responsabilidad social de ser referentes para quienes participan en la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas”, sentenció.

Al ofrecer la conferencia inaugural del encuentro, Luis Coronado Guel, de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, rememoró que en el caso de la integración entre México y Estados Unidos hablamos de un proceso histórico que ha tenido muchísimas disparidades; complejo en términos culturales y económicos; político e ideológico, que ha puesto en evidencia diferencias enormes.

Los procesos de integración entre ambos países son un entramado complejo, histórico, que se ha ido transformando a lo largo del tiempo, social, cultural y económicamente, que en la actualidad enfrenta ventajas y desventajas, retos y oportunidades, opinó el académico.

El experto mencionó que las crisis de seguridad y migración actuales están socavando las prácticas democráticas, lo cual es muy preocupante, ya que “se colocan al centro del debate y polarizan a los electorados”.

La principal propuesta que atrajo electores a Trump fue el muro entre México y EE. UU.; obtuvo una ganancia política, independientemente de si se construyó o no, recordó Coronado Guel.

En México hay polarización porque tenemos una crisis migratoria derivada de una serie de compromisos, no necesariamente abiertos, adquiridos por el gobierno mexicano para convertirse en país seguro para refugiados; sin embargo, vemos una falta de infraestructura y debate en torno a lo que se tiene que hacer o planear.

La retórica “antiyankee”, así como las alianzas actuales del Estado mexicano con algunos países latinoamericanos han enrarecido la cooperación diplomática. Además, los indicadores económicos actuales, incluida la adquisición de deuda y el proceso electoral que se avecina en ambos países, podrían desalentar el avance de integración. “Hasta el momento no advierto que en la plataforma política de alguno de los candidatos exista un plan integral que se enfoque en las fronteras y que pudiera tomar ventaja del nearshoring”, indicó Coronado Guel.

En la relación actual entre ambas naciones están presentes la guerra contra el crimen organizado, la crisis del fentanilo y las empresas productoras de armamento, en las que se tiene poco control en la venta de armas a bandas criminales en México. “No obstante, no he visto, en lo que va del siglo ni en los programas políticos de los candidatos actuales, un programa a 50 años para establecer un control de la frontera”, concluyó.

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