Leningrado, de Shostakóvich, mensaje de resistencia para la posteridad

Sinfonía interpretada por la OFUNAM con la que esa ciudad sitiada plantó cara a Hitler y al nazismo

Foto: Barry Domínguez.

Es difícil imaginar cómo sonó el estreno en Leningrado de la Sinfonía 7 de Dmitri Shostakóvich, el 9 de agosto de 1942, uno de los peores momentos del asedio nazi: el ejército alemán abría fuego, mientras una orquesta de hombres hambrientos que suplían a los atrilistas muertos, evacuados o heridos, le plantaba cara a Hitler y alentaba como podía a lo que quedaba de la población. Aquella función heroica fue transmitida por la radio nacional y replicada a través de altavoces en la calle, para que llegase a los oídos de los soldados alemanes.

“Esta sinfonía se reconoce como una declaración del espíritu de un pueblo que resiste”, comenta José Wolffer, director de Música UNAM, a propósito de la obra interpretada por la Orquesta Filarmónica de la UNAM, en la Sala Nezahualcóyotl bajo la batuta invitada de Ludwig Carrasco. El concierto formó parte de la jornada de cierre de la séptima edición de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia de Cultura UNAM, dedicado en esta ocasión a reflexionar sobre las fronteras entre la violencia y la paz.

“Pensemos una ciudad de dos millones de habitantes, sitiada por el despliegue militar nazi. Leningrado perdió prácticamente la mitad de su población en ese sitio y las condiciones de supervivencia eran extremas, había gente que moría de hambre, que no tenía dónde guarecerse”, detalla Wolffer en la charla virtual Música de Rusia y Ucrania: entre las fronteras de la guerra y la paz, realizada vía space en la cuenta de Twitter de Cultura UNAM. Lo que quedaba de la Orquesta de la Radio de Leningrado –apenas 15 o 16 músicos– fue reestablecida para la ocasión gracias a un esfuerzo de reclutamiento en el que el gobierno local convocó a los soldados y a cualquiera que pudiera tocar un instrumento. Algunos ejecutantes se desmayaban al ensayar. “Cuentan quienes asistieron a la función que el propio público se ponía de pie para alentarlos”, dice Wolffer.

El sitio de Leningrado duró cerca de 900 días, entre septiembre de 1941 y enero de 1944. El abastecimiento fue bloqueado. En lo más crudo de los inviernos, las mascotas sirvieron de alimento, e incluso otras personas. Los músicos del ensamble que tocó la sinfonía que Shostakóvich dedicó a su ciudad natal carecían de fuerza suficiente para soplar los instrumentos de aliento en una obra monumental que, advierte Ludwig Carrasco, tiene un alto grado de dificultad y se extiende por 75 minutos. “La obra fue claramente adoptada por el régimen soviético como un mensaje de resistencia del pueblo ruso frente al sitio de Leningrado”, observa Wolffer sobre la interpretación que siguió a un primer estreno en marzo de 1942, en Kúibyshev, entonces capital provisional de Rusia.

Carrasco advierte que la temática se refleja en la música con un doble discurso: “Shostakóvich no sólo hace referencia a un momento histórico; está escribiendo un mensaje de resistencia para la posteridad, dirigido a todas las personas que han sufrido en la Unión Soviética y en el resto del mundo, a causa de dictadores y figuras autoritarias que han oprimido y, por desgracia, lo siguen haciendo”.

Cuenta Wolffer que años más tarde, el músico habría comentado a una persona de confianza que su sinfonía era más bien una crítica a los fascismos, en particular al estalinismo. Había perdido buenas amistades en gulags y él mismo vivía amenazado. “Durante su vida tuvo que adaptarse, sobrevivir al régimen, ser un camaleón para no ser exterminado”, comenta Ludwig Carrasco.

En lo musical, la Séptima posee registros de profundidades diversas en los que la crítica al régimen se manifiesta, veladamente, a través de la ironía. Así sucede, apunta Carrasco, en el llamado tema de la invasión del primer movimiento, durante el cual un ostinato de percusión dibuja una marcha que viene de lejos, con una melodía inocente llevada por el piccolo, y se transforma en una escena grotesca con un fondo siniestro de tintes circenses: las percusiones como ráfagas de artillería y los platillos como bombas, para terminar en un paisaje desolado.

Diálogo

Para el Programa 5 de la Segunda Temporada 2023 de la OFUNAM, Leningrado es puesta en diálogo con una pieza de uno de los más importantes compositores ucranianos vivos: Plegaria por Ucrania, de Valentín Silvestrov. Fue compuesta en 2014 en el contexto de la invasión rusa a Crimea.

“Cobró mucha más relevancia hace un año cuando se dio la invasión. Es muy significativo el tamaño de la obra porque es de cinco minutos y medio”, precisa Ludwig Carrasco, para quien la asimetría entre ambas piezas refleja, desde lo musical, el escenario de los países vecinos.

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