Los hongos, un universo para replantear nuestra relación con la naturaleza

Cuestionan el “micoturismo” en el que sólo se busca una selfie, en lugar de entender la importancia de estos organismos

Patricia Vélez, Tania Aedo y Mónica Nepote. Foto: Barry Domínguez.
Los hongos desafían la idea que tiene la humanidad respecto a lo que es la vida, afirmó la bióloga Patricia Vélez Aguilar, investigadora del Instituto de Biología, durante una conversación con la escritora Mónica Nepote en la que hablaron de diversos aspectos sobre estos organismos que conforman su propio reino en la naturaleza.

En la charla, realizada en el arboretum del Jardín Botánico, explicó que los hongos producen un arsenal casi infinito de antibióticos y de moléculas bioactivas, y destacó la importancia de su relación con muchas otras especies vegetales y animales. “Una vez que el hongo saca sus enzimas y las deja libres, se establecen interacciones con microorganismos vecinos. Se da algo así como un mercado microbiano”.

“Estamos hablando también de los hongos fermentadores. ¿Quién no ha disfrutado de un delicioso vino, acompañado de un buen pan y un apetitoso queso camembert? Pero también está el otro lado de la moneda, es muy común que se generen enfermedades en el ser humano como la micosis, una infección de las más difíciles de erradicar.”

Quienes se dedican al estudio de los hongos, sostuvo, conforman un gremio muy particular. “Buscamos afanosamente literatura sobre el tema, vemos muchos programas de televisión que giran en torno a las múltiples especies que hay de ellos y hasta los soñamos”.

Contó que cuando llegó el momento de decidir hacia dónde quería enfocar su carrera profesional, la clase que tomó de biología de hongos despertó en ella una gran curiosidad, a la vez que le abrió las puertas a un mundo muy complejo. “Me incliné por la micología, cuando el resto de mi grupo eligió especializarse en mamíferos y otros optaron por el estudio de las plantas y las flores”.

Dijo que se estima que existen entre 1.5 y 11 millones de especies de hongos. “En México habrá unas 200,000, y de esas apenas sabemos del 5 %. Esto nos habla de la falta de conocimiento que tenemos a nivel global, y de cuánto ignoramos acerca de la diversidad existente en el planeta”.

Por su parte, Mónica Nepote comentó que sus primeros acercamientos al universo de los hongos los obtuvo a través de algunas expediciones grupales en procesos de observación e investigación de campo, pero pensado desde un lenguaje metafórico. “Para mí todo es escritura, la hay en los árboles y en los animales. No es algo que yo esté inventando, importa ampliar las metáforas y, a través del lenguaje, las relaciones que sostenemos con el planeta”, indicó la también montañista.

“Es curioso pero en la literatura la presencia de los hongos es menor que la del mundo de las plantas. Aun así, contamos con algunos ejemplos interesantes. Sergio Galindo tiene un libro titulado El hombre de los hongos; Irene Sola escribió Canto yo y la montaña baila. Existen tres grabaciones de las veladas con los cánticos de María Sabina, que son testimonio de su manera de entender el bosque y de cómo construyó su propio lenguaje para relacionarse con los hongos.”

Enfatizó que los hongos no nos pertenecen, pues son del bosque y de sí mismos, y criticó el “micoturismo” que tanto se ha extendido y pone en riesgo a muchas especies.

En esto coincidió Patricia Vélez al calificarlo de “turismo chelero”, caracterizado porque todo se quiere al instante y de manera muy fácil. “A la persona no le interesa conocer ni aprender, simplemente se toma la selfie, corta piso y se va. Aquí el tema es con qué ojos estamos mirando los hongos y cómo entendemos nuestra participación en este sistema”.

La doctora en Ciencias Biológicas reveló que el organismo vivo más grande que existe sobre la faz de la Tierra no es la ballena azul, sino un hongo que mide hectáreas y es del tamaño de un bosque. “Sus filamentos son muy largos y se extienden por debajo del suelo, es una maraña subterránea de estambre microscópico. El registro de los primeros se hizo en Oregon, y fue posible percibirlos gracias a los estudios de biología molecular”, apuntó al final de su intervención.

La charla sobre hongos se enmarcó en el ciclo Bestiarios en las Artes y Letras Hispanoamericanas. Conversaciones entre historia natural y literatura. Fue moderada por Tania Aedo, coordinadora de la Cátedra Max Aub Transdisciplina en Arte y Tecnología, y organizada por esta misma instancia universitaria junto con la Cátedra Carlos Fuentes de Literatura Hispanoamericana, el Instituto de Biología y el Jardín Botánico.

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