Frijol, nopal y moringa: efectos benéficos contra la diabetes en etapa experimental

Ensayos en la vía de la insulina de la Drosophila melanogaster permiten entender el desarrollo de la diabetes.

En el Instituto de Neurobiología, el doctor Juan Riesgo experimenta con moscas diabéticas. Son mutantes que tienen alterada la señalización de la vía de la insulina.

Con moscas diabéticas, el doctor Riesgo trabaja en dos vertientes, una sobre qué efectos tienen ciertos remedios populares contra la diabetes y otra sobre los efectos del consumo de azúcar en la vía de la insulina.

Sus resultados indican que la ingesta de extractos de moringa (en ciertas cantidades), frijol (ciertas variedades) y nopal (desarrollado en condiciones estresantes) usados como antidiabéticos pueden tener efectos benéficos.

El frijol, por su fibra, adsorbe azúcares (se pegan al exterior de la fibra en el intestino) y luego la fibra junto con los azúcares adsorbidos son desechados, ayudando al control de los niveles de azúcar.

Pero no se puede generalizar que todas las variedades de frijol sean antidiabéticas. Se trabajó con tres variedades, de las cuales una, el frijol flor de mayo, mostró efectos positivos en moscas diabéticas.

Incluso, dice, hay que considerar que ese frijol es de una cosecha específica. Faltan estudios más a detalle y en más variedades para corroborar la efectividad de esta semilla.

Lo mismo sucede con el nopal. No todos los nopales tienen el mismo efecto. Depende también de la variedad y de la manera de cultivo. Los que crecen bajo condiciones de estrés (falta de agua y mucho calor), parecen tener mejor efecto. Estas variedades desarrollan metabolitos que les dan un tono rojizo.

En el mercado comercialmente se venden mas de 200 productos con extractos de nopal, y quién sabe si en realidad contienen extracto de nopal y cuánto tengan de nopal (y de qué variedad), resalta el doctor Riesgo.

El extracto de hojas de moringa también es efectivo a concentraciones bajas (mejora el metabolismo, como la cantidad de lípidos y carbohidratos acumulados) pero a concentraciones mayores es contraproducente.

Por eso el doctor Riesgo recomienda no automedicarse. Aún no hay una dosis exacta establecida que dé certeza de su beneficio a cualquier paciente diabético.

Pequeñas y gordas, con altos niveles de azúcar y lípidos, estas moscas (de la especie Drosophila melanogaster) permiten adentrarse en el desarrollo de la diabetes, dado que la mosca comparte con los mamíferos, como el ser humano, entre 60 y 70 por ciento de los genes.

En México, la diabetes mellitus es un gigantesco problema de salud pública. Millones de personas (un 10 por ciento de la población) padecen esta enfermedad en el país.

Moscas hambreadas

Sobre la vía de la insulina, que se analizó con moscas también diabéticas, cuya señalización se alteró con fines experimentales, se observó que son insectos hambreados.

Aunque hayan comido, no aprovechan cabalmente los nutrimentos, porque “no señalizan correctamente”. Acumulan grasa y carbohidratos que no utilizan.

En el laboratorio se ha detectado que tienen alteraciones en los ritmos del sueño-vigía y problemas en la retina, de manera análoga a como pasa con la retinopatía diabética humana. La funcionalidad de la retina se va perdiendo conforme se van haciendo viejas. Al final, quedan ciegas.

Las moscas diabéticas viven menos (unos 40 días) que las normales (hasta dos meses). No alcanzan la talla normal y tienen problemas de fecundidad. No asimilan la energía necesaria para generar los huevos.

Riesgo también trabaja en saber qué genes están involucrados en la vía de la insulina de la mosca de la fruta, ya que puede dar pistas sobre lo que ocurre en el ser humano.

Hace aproximadamente unos 20 años, el investigador del Instituto de Neurobiología caracterizó una mosca mutante que por su tamaño llamó chico, y que detonó diversas líneas de investigación en el mundo. chico codifica para un gen de la vía de la insulina. Sus homólogos en humanos son los genes IRS (insulin receptor substrate).

Un grupo de EU, por ejemplo, encontró que estas moscas mutantes sólo pueden vivir si tenían en su intestino una bacteria llamada Wolbachia. “Si no tienen esa cepa de bacteria en el intestino, la mutación en chico es letal”.

Esa relación tan cercana con bacterias no sólo ocurre en la Drosophila mutante para chico sino también en el ser humano. En nosotros no hay Wolbachia que infecten el intestino, pero sí otras bacterias con efectos similares.

Amigo de Fos

Saber en ensayos con la mosca de la fruta qué genes están involucrados en qué funciones, eventualmente podría ayudar a entender la oncogénesis en el ser humano.

Por eso en el Laboratorio de Genética de Transducción de Señales también se estudian los oncogenes, en especial los genes Fos y Jun, que están tanto en el humano como en la mosca, y que cuando se desregulan causan cáncer.

Un hallazgo del grupo del doctor Riesgo, es que a ese par de oncogenes, se suma un oncogen compañero que llamaron amigo de Fos, porque trabajan juntos.

Saber cómo y qué hacen esos oncogenes eventualmente puede llevar a una aplicación contra el cáncer en humanos.

La mosca de la fruta

La mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) es como una navaja suiza. Versátil, práctica y útil. Con muchas aplicaciones en ciencia.

Desde hace más de 100 años, dice el doctor Juan Riesgo, se utiliza como modelo experimental. Ha sido crucial para saber cosas insospechadas sobre el ser humano, por qué colapsan algunos cultivos o para monitorear si hay daño ambiental.

Varios científicos han ganado el premio Nobel por sus estudios de genética, biología molecular, bioquímica, sistema inmune y desarrollo embrionario en la mosca de la fruta.

Permitió, apunta el investigador de la UNAM, sentar algunos pilares de la genética moderna. Los genes para el aprendizaje y la memoria se aislaron primero en este insecto.

Actualmente se utiliza mucho para estudios de nutrición y del metabolismo, como la diabetes mellitus.

Muy sensible a los contaminantes, sirve para monitorear si ha habido alguna fuga o accidente en la planta nuclear de Laguna Verde, que la CFE tiene en Veracruz.

La Drosophila melanogaster es un modelo práctico para estudiar el efecto de drogas. Se pueden alcoholizar para medir los efectos etílicos. En otros países se experimenta con cocaína en ellas.

De mosquitas

Cosmopolita e inocua (no pica), esta mosca no es portadora de enfermedades que afecten la salud humana, de los animales y de las plantas, aunque…

Hay especies que se pueden convertir en plagas, como la mosca invasora africana Zaprionus indianus y la Drosophila suzukii, llamada así porque fue descrita en 1916, por primera vez, en Japón, pero que también habita en China.

La mosca Suzuki es perjudicial para diversos cultivos. Perfora la cáscara o la piel delgada de frutos como fresas, frambuesas, duraznos… propiciando que hongos y bacterias los infecten. En Estados Unidos, Europa y en América Latina (Brasil, por ejemplo) ha causado el colapso de cultivos.

Aunque hay un estudio seminal realizado en México por dos norteamericanos en los años cuarenta del siglo pasado identificando especies de Drosophila, a ciencia cierta no se sabe cuántas especies habitan el territorio nacional.

Estudios de Juan Riesgo sobre diversidad de Drosophila en el centro del país, reportan unas 40 especies tan solo para Querétaro, que es un estado pequeño. En todo el país han de ser “más de 100 especies”.

Algunas son saprófitas (se alimentan de materia orgánica en descomposición). Por eso también a la Drosophila se le llama la mosca del vinagre. Unas se alimentan de levadura y sus productos de fermentación, así como de la savia del cactus y de otras plantas en descomposición.

Hay una que vive en las flores. Se alimenta del néctar y polen. Es la Drosophila lutzii que se describió por primera vez en los años veinte del siglo pasado.

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