Museos como agentes de un cambio social
Que sus participantes sean activos en la construcción y deconstrucción del conocimiento y generadores de discursos, aseguran académicos
A propósito del Día Internacional de los Museos, celebrado el 18 de mayo, Gabriela Prieto Soriano, académica de la FAD, habló sobre la denominada museología participativa, la cual es una forma de trabajo que intenta que los colaboradores sean agentes activos de la construcción y deconstrucción del conocimiento, “no pasivos, ni receptores”.
“Los museos, a veces, gestan exposiciones que se verán dentro del propio inmueble para que la gente tenga mayor conocimiento sobre un tema específico, pero lo que buscamos es que sea la comunidad propia la que se haga partícipe de este cambio, a fin de que ella misma genere discursos de lo que es importante”, destacó.
Conferencia
La también egresada del Programa en Alta Dirección en Museos del Instituto Tecnológico Autónomo de México y Leadership Institute, encabezó la conferencia El poder de los museos para la transformación social, en la que manifestó que pueden realizarse exposiciones construidas a partir de lo cotidiano, que no sólo generen reflexiones sobre ciertas problemáticas específicas.
“Por ello, el arte debe proponerse a través de distintos lugares, que nuestros museos, los de la UNAM, tengan salida a pensamientos críticos y se generen otras dinámicas con distintos sectores de la población, nuestra Universidad es un agente de cambio potente, y eso se replica también para recintos de toda la República”, indicó.
La también directora del Museo Mexicano de la Danza, proyecto virtual e independiente, delineó algunos elementos para proyectar la museología participativa: vincular el espacio a una cuestión lúdica y de aprendizaje; que sea interactivo (se refiere al diálogo con los participantes); además que sea creativo y flexible para fomentar la conciencia grupal.
Entretenimiento y reflexión
Definido como un espacio que genera un poder y conocimiento, el museo se determina a partir de sus propias significaciones simbólicas, consideró, Benjamín Martínez Castañeda, académico de la FAD.
Dijo que el museo –citó al filósofo francés Michel Foucault (1926-1984)– es un dispositivo de alteración como la prisión, o el hospital psiquiátrico, totalizante, que controla y subjetiva cuerpos y mentes, por ello debemos mirar cómo se modela un museo, y cuáles son sus propias narrativas.
“¿Cómo se deben gestionar los límites y la inclusión en espacios como éstos?, debemos cuestionar eso, ¿qué lógicas y estrategias están siguiendo para modelar la imaginación?, lo anterior porque este tipo de recintos no debe ser solamente un entretenimiento sino una reflexión estética. Es decir, ¿cómo podemos reflexionar a partir de la obra?”, opinó.
En su oportunidad, Gerardo Alonso Ulloa, también académico de la FAD, dejó en claro que es la exposición la que debe manifestarse como agente de cambio.
La museografía, añadió, sirve para estimular el pensamiento crítico. Ejemplificó con el caso del Museo Memoria y Tolerancia, donde el discurso museográfico nos cuenta una historia, y es un recurso que estimula ese tipo de pensamiento.
“Se vuelve escenográfico el espacio, donde nos convertimos en parte de las problemáticas de la sociedad que requieren visibilizarse y resolver, porque quizás algunas son ajenas a nosotros”.
Hay algunos espacios, finalizó, que se vuelven demandas sociales como el M68 en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, y es trascendente que este tipo de metodologías se adopten para no quedarse con un solo tipo de visitante cautivo, y además “no sólo dejarlo en la reflexión, sino que sea común la acción para solucionar las problemáticas”.
