Para los docentes, lo que se extraña es el contacto humano

Maestros coincidieron en la necesidad de absorber las lecciones generadas durante el distanciamiento ocasionado por la Covid-19 para potenciar a la Universidad Nacional

Fotos: Francisco Parra, Víctor Hugo Sánchez y cortesía ENEO.

Maestros coincidieron en la necesidad de absorber las lecciones generadas durante el distanciamiento ocasionado por la Covid-19 para potenciar a la Universidad Nacional

Con el próximo inicio de clases para la comunidad universitaria, maestros de diversas facultades, institutos y centros de enseñanza reflexionaron sobre las lecciones que han dejado en el cuerpo educativo el último año y medio, incluyendo cómo estos aprendizajes se han convertido en la oportunidad perfecta para mejorar sus labores diarias.

Muchos no conocen a sus alumnos y, a diferencia de otros años, tendrían dificultad para distinguirlos porque no han compartido el espacio físico. El pasado 20 de septiembre, con la visita de varios estudiantes para recoger sus credenciales y hacer un pequeño recorrido por Ciudad Universitaria, más de un docente tuvo oportunidad de resarcir esa falta de convivencia.

“Primera reunión presencial de grupo en 18 meses @C3UNAM. Tenía estudiantes doctorales a quienes no conocía en persona. Ya no”, expresó en redes sociales con cierta sorpresa Carlos Gershenson, del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3), al encontrarse con sus alumnos. En entrevista, recalcó que este encuentro llevó al grupo a notar “lo que extrañamos del contacto humano. Por ejemplo, hasta ese momento me di cuenta que no reconocía a los estudiantes físicamente. Fue interesante.

“Después de 18 meses nos acostumbramos a las clases remotas, pero hay elementos de las reuniones presenciales que no tenemos: el contacto físico, las discusiones son más informales. Hay ventajas y desventajas”, manifestó Gershenson.

Durante 2020 el mundo se vio obligado a hacer una pausa con la aparición de la Covid-19 y las medidas impuestas para evitar su propagación. La Universidad Nacional no fue la excepción. Para Julieta Morales Sánchez, docente de la Facultad de Derecho y del Sistema Universidad Abierta, esto puso en evidencia las muchas oportunidades que pueden ser aprovechadas por toda la comunidad y la forma en que un sistema que sume lo presencial y lo virtual podría ofrecer.

“Tuve la breve experiencia de interacción con los alumnos de primer semestre, fue muy interesante convivir con ellos después de un año y medio de estar en esta situación sui generis por la pandemia. Hubo mucha emoción de parte de las y los estudiantes, fue muy clara la importancia del campus central de CU en la movilidad social. Justamente se vio el gran orgullo universitario que significó para ellos estar por primera vez en la Facultad de Derecho y, particularmente, en Ciudad Universitaria.”

Y agregó: “A pesar de los enormes esfuerzos que se han realizado, sólo de manera presencial se pueden cubrir plenamente las tres misiones de la UNAM: la docencia, la investigación y, sobre todo, la extensión de los beneficios de la cultura. Es muy relevante que los alumnos tengan la oportunidad de convivir, pero también de convivir con los murales de Siqueiros, Rivera y O’Gorman, por ejemplo.”

No sólo fue recoger su credencial, el recorrido fue fundamental. “Muchos vienen de estratos sociales históricamente incluídos, estar en Ciudad Universitaria y sentir que es su Universidad refuerza mucho el sentido de pertenencia de los alumnos y se necesitaba mucho después del año y medio que hemos tenido con clases a distancia”, señaló la investigadora.

Morales Sánchez reflexionó que los retos de la pandemia la llevaron a reestructurar y reconstruir técnicas pedagógicas para satisfacer los requerimientos de los estudiantes a distancia, proceso que beneficiará a todos a largo plazo.

“Se revelaron algunas ventajas y desafíos a nivel académico, debimos enfrentarnos al reto de rediseñar técnicas pedagógicas para esta educación presencial a distancia. Se rompieron mitos. Históricamente en el país se ha visto la educación a distancia como si fuera un sistema de menor importancia. La pandemia puso en evidencia las ventajas y beneficios de la educación a distancia. Eso nos hace también valorarla. Nos permitió optimizar recursos y esfuerzos para realizar eventos internacionales sin gastar los recursos que se gastaban antes. Teniendo una participación activa de muchísimos académicos de todo el mundo, sólo necesitamos cruzar los horarios para el Zoom y ¡listo!”

Aulas virtuales

Ruth Zavaleta Salgado, también de la Facultad de Derecho, compartió un pensamiento similar: “La mayoría de nosotros debió implementar las aulas virtuales. La única universidad que tuvo la capacidad de hacerlo de manera rápida fue la UNAM. Fue una gran ventaja para los docentes, porque el tener las aulas virtuales y que se diera capacitación a los que no sabían usarlas, permitió seguir interactuando con los alumnos para sus trabajos y tareas.

“Fue complicado aprenderlo, había cierta experiencia porque muchos hemos tomado cursos a distancia, pero nunca los habíamos impartido. Es un obstáculo que enfrentamos, se pensaba que la pandemia sería breve. No pasó y tuvimos que acostumbrarnos, tomar los cursos de capacitación y seguir participando en las actividades. Nos hemos vuelto expertos, no totalmente, pero vamos avanzados, es algo bueno”, complementó.

Ambas investigadoras de la Facultad de Derecho coincidieron en que la virtualidad les ha permitido más flexibilidad, aunque esto no significa que los nuevos modelos tengan la total capacidad de reemplazar las dinámicas que se dan al interior de un salón de clases. “Las técnicas no son las mismas presenciales y a distancia. En las presenciales puedes medir el humor colectivo del grupo, en la pantalla no. Los alumnos deben hacer un gran esfuerzo, tener pasión. Trato de producirles esa curiosidad por la materia”, argumentó Zavaleta.

En ese sentido, Carlos Gershenson consideró que “más que regresar exactamente, debemos buscar un término medio. Las clases remotas permiten aumentar el número de alumnos. Los estudiantes no necesitan invertir horas de traslado, aprovechar el tiempo en estudiar o realizar otras actividades. Espero que aprendamos de la pandemia y lleguemos a un balance de tener las ventajas de ambos modelos”.

La UNAM intentó asegurar que todos los estudiantes tuvieran acceso, prestaron equipo de cómputo, se ofrecieron apoyos para Internet en casa. “Ha sido difícil para todos, pero podemos aprender mucho de la situación. Si logramos mejorar de distintas maneras no habrá sido en vano”.

Como profesor de los talleres de extensión universitaria enfocados en cine en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, Eric Ortíz García opinó que aunque “se perdió la posibilidad de ver películas completas o secuencias notables en conjunto y en una buena calidad, la solución fue que los alumnos las vean como tarea” permitiendo que el método de enseñanza no tuviera cambios drásticos.

Además, puntualizó, “el número de inscritos a mis talleres, comparado con el último semestre presencial, ha subido casi al doble. También la asistencia es mejor” debido a que los alumnos realizan menos traslados y pueden organizar de mejor manera sus horarios.

“He podido tener a directores de cine como invitados para que nos compartan sus conocimientos y experiencias, dado que la logística es mucho más sencilla. El reto ha sido más del lado técnico, al principio fue complicado pero ahora nos limitamos a las plataformas habilitadas por la Facultad: Google Meet y Google Classroom. En este semestre la dinámica ya está bien establecida. Aunque sería bueno regresar eventualmente a las aulas para ver cine de mejor manera”, concluyó Ortíz con una sonrisa.

El secretario general de esta casa de estudios, Leonardo Lomelí Vanegas, asistió a las actividades de recibimiento de los alumnos de nuevo ingreso, Generación 2022-2026, en la Facultad de Derecho, encabezadas por su director, Raúl Contreras Bustamante.

Foto: cortesía Facultad de Derecho.

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