Pícnic astronómico, fiesta memorable en Las Islas de CU

Ciencia y cultura se combinaron antes, durante y después del fenómeno, que esparció semillas de vocación entre algunos de los presentes

Multitudinaria asistencia a Las Islas de Ciudad Universitaria. Con mantas, cobijas, manteles, pequeñas tiendas de campaña o directamente sobre el pasto, 60,000 personas, según el cálculo de la Dirección General de Análisis, Protección y Seguridad Universitaria (DGAPSU) de la UNAM, se instalaron para compartir viandas y bebidas tanto entre amigos como en pareja o con la familia. Es sábado 14 de octubre y vienen a vivir una experiencia poco frecuente: un eclipse solar anular.

En el contexto del Festival Cultura UNAM 2023 se programó una reunión intergeneracional a la que se llamó Pícnic bajo la sombra. Todos los que atendieron la convocatoria con entusiasmo y curiosidad se convirtieron de improviso en observadores de un fenómeno astronómico que pudo ser perceptible con lentillas especiales a partir de las 9:36 y que a las 11:10 alcanzó su punto máximo, un 70 % del disco solar se vio cubierto por la Luna. El espectáculo que regaló la naturaleza levantó los ánimos y arrancó expresiones de júbilo y aplausos.

Fotos: Cortesía Hugo Borges. Imágenes tomadas en Yucatán.

Previo a este punto culminante, los congregados escucharon del director del Instituto de Astronomía, Jesús González, el dato de que por el norponiente atravesaría lentamente el disco de la Luna sobre el del Sol. Recomendó tener a la mano las lentillas, que fueron distribuidas de manera gratuita, o bien ver el eclipse de forma indirecta, con una plantilla diseñada para tal efecto que también se regaló a los asistentes.

En total se obsequiaron 6,000 de estas piezas para poder ver el “mordisco” de la Luna al Sol. La demanda fue infinitamente superior a la oferta, pero como unos lentes podían ser compartidos por varias personas, muchos aprovecharon la generosidad de quien sí alcanzó para entonces dirigir la mirada al cielo por no más de 20 segundos continuos a fin de evitar daños oculares irreversibles.

Encuentro cultural y social. Fotos: Francisco Parra y cortesía campus Morelos y Sisal.

Jesús González informó a la numerosa audiencia que el eclipse en pleno comenzó en Oregon, Estados Unidos, atravesó gran parte de ese país y cruzó el Golfo de México, luego entró a la península de Yucatán por Campeche para salir posteriormente por Bacalar, en Quintana Roo, y después continuaría por Centroamérica hasta concluir en Brasil.

A las 10 de la mañana llegó el momento para la charla titulada México bajo la sombra de la Luna: Eclipses solares del 2023 y 2024, a cargo de la astrónoma Julieta Fierro. Fue recibida como toda una rockstar de la astronomía. Su intervención, como nos tiene ya acostumbrados, fue dinámica y lúdica. Diapositivas, materiales didácticos y objetos varios le sirvieron para dar mayor claridad a su exposición sobre el fenómeno, la que fue muy celebrada.

Las 10:30 y un mar de gente ocupaba Las Islas y otros espacios aledaños como las áreas de Rectoría, la Biblioteca Central, las facultades de Derecho, Ingeniería y Filosofía y Letras. En un punto medio, decenas de individuos en un amplio círculo participaban en un ceremonial de concheros. Su danza era acompañada rítmicamente con huehuetl, teponaztli, ayacachtli, ayoyotes y huesos de fraile en los pies.

Hubo actividades similares en los campus de Cuernavaca y Sisal.

El eclipse seguía sumando a miles y miles de observadores. Espléndido el paisaje de cuerpos colindantes que disfrutaban del encuentro y dibujaba un cruce de caminos, rutas laberínticas para pasar de un lado a otro, así como aglomeraciones.

Gran cantidad de estudiantes universitarios se dieron cita en esta ocasión. Algunos de ellos, antes de alzar la vista con la protección debida y atestiguar el eclipse solar anular, se decidieron por jugar a las cartas, escuchar música, tomarse una selfie, intercambiar anécdotas y darle el visto bueno al menú del pícnic que eligieron montar.

Entre la multitud había mayores de edad que contaban cómo hace más de 30 años les tocó presenciar un eclipse que igualmente los conmovió. De los infantes no faltó quienes jugaran a “las traes” con sus mascotas o a patear la pelota, mientras que sus padres, siempre vigilantes de ellos, estaban atentos al anuncio de que el eclipse podría mirarse por intervalos, y en uno de esos poner las lentillas a sus criaturas para que se asombraran del fenómeno a su tierna edad.

Se dio cita en CU gente de todas las edades.

Decenas de carpas delimitaban los primeros 200 metros próximos al foro principal. En una de ellas se ofrecía a la venta el número más reciente de la Revista de la Universidad, en otra se instaló un pequeño planetario y cerca de éste se hallaban dos telescopios para poder observar de forma directa al Sol. Ambos contaron con un filtro muy seguro, pues cubrían por lo menos el 99.9 % de la luminosidad que llegaba del Sol.

Convivio científico y artístico para la historia reciente. A las 10:40 se inició el Homenaje a Javier Álvarez Fuentes, compositor mexicano fallecido en mayo de este año. Sus especialidades: la música de concierto, electroacústica y para danza y cine. A las 11:15 se escuchó la composición de la estadunidense Laurie Spiegel Kepler’s harmony of the worlds, track inicial de la colección Sounds of the earth, el Disco de Oro incorporado a las sondas espaciales Voyager lanzadas en 1977.

Pícnic bajo la sombra fue una fiesta memorable, un gozo compartido, una mañana aparentemente inextinguible que esparció tenues semillas de vocación astronómica entre los presentes. La cuenta regresiva comienza desde ahora para llegar al 8 de abril de 2024, cuando tendremos un eclipse total en algunas zonas del norte del país, como Mazatlán y Piedras Negras. En la Ciudad de México será parcial, un mordisco sensual más de la Luna al Sol.

El evento fue organizado por Cultura UNAM con colaboración del Instituto de Astronomía, Universum y las direcciones generales de Divulgación de la Ciencia, y de Atención a la Comunidad.

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