Por ahora, imposible establecer relación entre covid y disfunción eréctil

La cantidad de pacientes que ha participado en los estudios no es lo suficientemente numeroso, además de que otros factores –sociales y psicológicos– podrían estar influyendo

La punta del iceberg: disfunción eréctil y Covid-19”, asegura un encabezado en la revista Nature. “¿Puede la Covid conducir a la impotencia?”, se cuestiona The New York Times. “Genitales masculinos, conozcan el coronavirus”, invita en un artículo la Universidad McGill, de Canadá.

Esos son sólo algunos de los encabezados que han aparecido en estudios y medios de comunicación que han intentado encontrar una conexión entre el SARS-CoV-2 y la disfunción eréctil que han experimentado algunos pacientes tras batallar con los efectos a largo plazo de la enfermedad.

Sin embargo, para Julián Alcalá Ramírez, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, actualmente es imposible establecer una relación entre ambos, ya que el número de pacientes que ha participado en los estudios respectivos no es lo suficientemente numeroso, además de que otros factores –sociales y psicológicos– podrían estar influyendo.

Tras dos años conviviendo con la enfermedad, explica Alcalá Ramírez, se sabe que el virus ataca principalmente el sistema cardiorrespiratorio y el vascular: “La Covid nos sigue sorprendiendo. Es un microorganismo muy complicado, suponíamos que inflama las vías respiratorias y de manera más delicada los pulmones, pero con las investigaciones se dan cuenta que en realidad tiene la capacidad de inflamar prácticamente cualquier parte de tu sistema (‘casi, casi hasta las pestañas’), como complicación o como secuelas, que son dos cosas distintas”.

El investigador universitario añade que otro factor que dificulta ligar al SARSCoV- 2 con la disfunción eréctil es que aquél continúa mutando alrededor del mundo y cada nueva mutación ataca de manera diferente al ser humano.

El factor social

Para tener una erección saludable es necesario que el paciente cuente con un buen flujo sanguíneo, además de que su sistema nervioso y sus niveles hormonales sean los ideales, especialmente el de testosterona “que se asocia con el deseo, tanto en los varones como en las mujeres”.

No obstante, una persona puede cumplir con todos estos requisitos orgánicos y aun así padecer disfunción eréctil. Por ello, recalca Julián Alcalá Ramírez, es imposible desligar el factor social o psicológico de esta afección sexual.

“La pandemia, que nos llevó a un largo periodo de confinamiento, también incrementó la violencia familiar y de pareja. Puedes estar perfectamente en lo cardiovascular, pero si está afectada la parte que despierta el deseo sexual, no hay erección. El confinamiento generó estados de depresión, de crisis de ansiedad y esto significa que la gente no quiere comer, pero no por la Covid, sino por la cuestión mental y emocional. Dejaron de acudir a reuniones, porque era lo conveniente, pero pierden un deseo de la vida y una parte del deseo de la vida está en la actividad sexual”, subraya el académico.

Coincidencia entre lo orgánico y lo mental

Alcalá Ramírez considera que la sexualidad y los padecimientos ligados a aquélla existen en un área gris, en la que coincide lo orgánico con lo mental: “Existen razones primarias o secundarias. Las primarias son orgánicas; las secundarias tienen mucho que ver con cómo te estás relacionando con tu entorno. ¿Cuáles son las que más dominan? Las últimas. A quien tiene un problema vascular bien definido le puede servir el Viagra; no obstante, está esa parte gris. Se han hecho estudios en que se les da placebo y la persona dice ‘sí, ahora tengo muy buenas erecciones’, sin embargo, no está tomando medicamento con un principio activo, entonces… ¿hasta dónde es lo físico y hasta dónde es el papel psicológico sugestivo de algo?”

Papel del sedentarismo

El sedentarismo ante el confinamiento de los últimos dos años podría ser otro factor a considerar, ya que muchas personas ganaron o perdieron peso y el deseo es la atracción que te despierta la pareja, la cual, por supuesto, también es física.

“Podemos decir entonces que, por asociaciones secundarias, si una persona se quedó con una lesión neurológica –tras tener Covid–, a lo mejor esto sí afecta su desempeño sexual…No podemos brincar a la disfunción eréctil si antes no determinamos otro tipo de problemas, por ejemplo cardiacos o vasculares”, concluye el especialista.

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