Rafael Cauduro, el gran alquimista de la materia

Retrospectiva de 50 años del artista mexicano con obras de pequeño y gran formato

Un mago del engaño, un mentiroso, sí, y muy distante de ser un pintor hiperrealista, clasificación que rechaza tajantemente. Rafael Cauduro es irrepetible, creador de su propio abecedario estético. Se cumplen 50 años de creación de un artista sin paralelo, reconocido por su perfeccionismo y técnica innovadora. Es un nato alquimista de la materia, un ser profundamente curioso de la experimentación y obsesionado por el paso del tiempo. Para su hija Elena: “la persona con mayor capacidad de asombro y que puede apreciar los mínimos detalles”. Opinión que muchos comparten.

Son 161 obras de uno de los grandes muralistas contemporáneos que se muestran desde el 24 de febrero y hasta el 26 de junio en el Colegio de San Ildefonso. Con la exposición Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro), título basado en un aforismo de la poeta estadunidense Gertrude Stein, se conmemora a uno de los artistas plásticos más relevantes en la historia del arte moderno en nuestro país. Parte de sus obras, varias de ellas exhibidas por vez primera, conviven en esta oportunidad con la arquitectura barroca novohispana del recinto ubicado en la calle de Justo Sierra 16, Centro Histórico de Ciudad de México.

Las obras de pequeño y gran formato van desde caricaturas, dibujos, esculturas, giclées, vidrios y hasta murales distribuidos en diferentes salas. Inicios es la primera de ellas, donde se muestran algunas de sus caricaturas, así como creaciones más tempranas que evidencian sus ensayos con varias tendencias de la época como op-art, abstraccionismo y geometrismo, y en las que denota sus preocupaciones y reflexiones que marcaron su compromiso social.

En la segunda, denominada Huellas, uno se percata de cómo el tiempo es un elemento concreto y tangible, algo muy presente en su obra. A Cauduro le interesa plasmar la manera en la que habitamos el espacio y nos relacionamos con el entorno. Da cuenta del patente deterioro como “una expresión del tiempo que imprime su huella en todos y en todo”. Deterioro visto por él mismo no como algo negativo, sino como continuación, símbolo de vida y “evidencia de que las cosas están ocurriendo”.

En la tercera, Resquicios, se presentan creaciones más íntimas del artista, varias de ellas relacionadas con sus obsesiones y otras que exponen su círculo más cercano y familiar, lugares privados, recuerdos amados y reflexiones sobre las limitaciones humanas. Cauduro se abre a las miradas de otros y se hace consciente de la vulnerabilidad que nos es inherente.

Periferias es el nombre con el que se identifica la cuarta sala, donde el visitante de la exposición se apersona frente a ángeles mercenarios, seres monstruosos, castigos bíblicos, muros de calaveras y personajes excluidos de la sociedad, como los migrantes o los mártires, todos ellos habitantes de lugares limítrofes donde varias realidades conviven. Aquí, los tzompantlis, piezas icónicas en la producción de Cauduro, “nos recuerdan que la vida es riesgosa, pero más riesgoso es no aventurarse en ella”.

La quinta sala, 7 capítulos, es donde se miran los bocetos de su mural Los 7 crímenes mayores, su obra más icónica y polémica, que se encuentra en la escalinata principal de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pintura monumental considerada como “la obra maestra del artista, no sólo por su calidad estilística y estética, sino por su valor como documento social”.

El visitante tiene también la oportunidad de asomarse al Estudio del artista, sala en la que se exhibe el caballete del maestro, sus pinceles y algunos otros materiales, con los que experimenta y da rienda suelta a su libertad creativa.

La curadora de la exposición, Alesha Mercado, está convencida de que hay que mostrar la trayectoria de Cauduro, y nos invita a estar atentos a sus aportaciones técnicas, a conocer y reconocer a un artista que creó su propio camino. “Su obra habla por sí sola, no se presta a equívocos. El espectador menos familiarizado es capaz de reconocer sus pinturas… Esta exposición valora sus aportaciones en técnicas y en narrativas a la historia del arte mexicano”, destaca sobre esta magna exposición que integra, además, un programa de actividades con charlas, talleres y conferencias sobre el trabajo del pintor.

El público tiene la opción de sumarse a la Ruta Cauduro, previa inscripción, la cual consiste en hacer un recorrido por diversos sitios de Ciudad de México para conocer más acerca de su trabajo.

La muestra se admira también en el micrositio sanildefonso.org.mx/expos/cauduro, retrospectiva de cinco décadas de labor creativa de uno de los artistas que a sus 70 años de edad no deja de jugar.

Cauduro, el eterno innovador, es uno de los artistas visuales más talentosos y de mayor fuerza en la historia del arte contemporáneo mexicano. Ahí, el alquimista de la materia nos alecciona sobre cómo “buscar la verdad haciendo buenas mentiras”.

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