Señalan sesgos y violencias contra las personas trans

Hay discursos que promueven estereotipos sobre lo que es ser hombre o mujer y se les da un menor valor a quienes no están en transición con hormonas o cirugías

Las comunidades trans buscan llevar a cabo un proceso transicional –a base de hormonas y cirugías– no sólo por una homogeneización de su persona y lo que expresan hacia el exterior, también por escapar a diversas violencias, afirmó Gwendolyne Bello, endocrinóloga, cofundadora del colectivo Transelemental y activista por los derechos humanos de la población LGBTIQ+.

Al participar en el conversatorio “Salud y medicalización de los cuerpos trans en América Latina”, lamentó que el discurso médico influya en estos procesos transicionales y de validación de las corporalidades, pues dijo que promueven estereotipos sobre lo que es ser hombre o mujer y se les da un menor valor a quienes no están en dicha transición con hormonas o cirugías.

“Desafortunadamente el discurso médico también ha dañado a las personas trans, porque se ha llegado a un punto en que no se busca su salud, sino cumplir con estereotipos. El tratamiento hormonal no es cien por ciento seguro, lleva riesgos y, aunque se comenta esto con los pacientes, muchos están dispuestos a llevarlo a cabo para salvaguardarse”, aseguró.

Por los sesgos que existen en su atención médica, estas poblaciones también se han automedicado, agregó Bello durante la charla que formó parte del segundo ciclo de conversatorios sobre Género, Salud y Sexualidad organizado por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) y moderado por el investigador César Torres Cruz.

La activista expuso que no es lo mismo ser una persona trans en Ciudad de México que en el interior de la República mexicana, pues en la capital ya no se persigue la perspectiva binarista perfecta. Además, el acceso a servicios de salud públicos como la Clínica Especializada Condesa ha marcado un punto de inflexión en la atención a comunidades de la diversidad.

En tanto, Maribel López Ledezma, doctoranda en Ciencias Políticas y Sociales, expuso los cambios que a lo largo de décadas se han dado para dejar de ver la transexualidad como una enfermedad mental. Relató cómo se han organizado en nuestro país estas poblaciones para luchar por sus derechos políticos, la identidad de género y el acceso a los servicios de salud.

Muchas personas trans también han modificado su percepción sobre lo que es la transición, que en un primer momento parecía ser sólo un asunto médico a base de hormonas, y hoy implica otros aspectos como las relaciones sociales, los vínculos familiares y acciones colectivas.

Luchas de colectivos

En su oportunidad, Eugenia Bravo, socióloga y becaria doctoral del Instituto de Estudios para el Desarrollo Social, de Argentina, expuso que en esa nación, gracias a las luchas de los colectivos, se reconocieron en 2010 los matrimonios igualitarios; en 2012 se aprobó la Ley de Identidad de Género que no patologiza las identidades trans y permite que niños y adolescentes accedan a estos cambios sin necesidad de tratamientos hormonales o intervenciones quirúrgicas, entre otros.

En 2021, agregó, se aprobó la Ley de Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero que establece el acceso a cargos del sector público nacional y debe ser no menor al uno por ciento del total de los puestos.

Además, por decreto presidencial se reconoció la identidad de género de las personas que se identifican fuera de las normas binarias y se coloca una X en el documento nacional de identidad. Asimismo, en su censo nacional se incorporó una variable de autopercepción de identidad de género, que será un valioso insumo para el impulso de políticas públicas.

De igual forma, expuso datos de un estudio realizado con personas transfeminizadas de la Asociación de Trasvestis, Transexuales y Transgénero de Argentina, quienes antes de la aprobación de las leyes modificaron sus cuerpos en casas particulares y de manera precaria, lo que les generó problemas de salud como artritis y daños en los pulmones, entre otros.

Aunque han aumentado las personas que acceden a los servicios públicos de salud, agregó, éstas dejan de recurrir a ellos por la violencia y discriminación que sufren; además de que es insuficiente la capacitación del personal de salud, y los recortes presupuestarios dificultan el acceso a los tratamientos hormonales. Asimismo, señaló que en los planes de estudio de las licenciaturas de Medicina se carece de información para tratar a estas poblaciones.

Gwendolyne Bello, Maribel López y Eugenia Bravo. Fotos de video: Francisco Parra.
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