Sonora, de la sequía extrema a las lluvias monzónicas

Tienen un probable origen en una anomalía positiva de la temperatura superficial del mar

Vehículos y ganado fueron arrasados por la corriente. Foto: Reuters.

De acuerdo con información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en Sonora el 87 por ciento del agua pluvial registrada durante la temporada de lluvias del 2022 fue captado durante el fin de semana del 20 y 21 de agosto de 2022, es decir, se acumularon alrededor de 450 milímetros de agua en tres días, lo que equivale al 90 por ciento de lo que cae en todo el año. (Fuente: https://www.elsoldehermosillo.com.mx/local/lluvias-en-sonora-el-90-de-lo-que-cae-en-un-ano-gobierno-implementa-acciones-de-apoyo-8776352.html)

Estas lluvias torrenciales ocasionaron importantes inundaciones, provocando severos daños a casa-habitación, vehículos y hasta animales de ganado que fueron arrasados por las corrientes. En los municipios de Guaymas y Empalme se realizaron trabajos de rescate y evacuación de la población en las zonas rurales.

Sin embargo, en julio pasado la Conagua decretó que Sonora era una de las regiones más afectadas por la emergencia por sequía severa, extrema o excepcional. Entonces ¿cómo este Estado pasó de una sequía intensa a lluvias monzónicas?

El investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC) de la UNAM, Benjamín Martínez López, explicó que el noroeste de México experimentó una sequía bastante fuerte como las que ocurrieron en 2011-2012. Pero este año se observaron precipitaciones intensas que tienen un probable origen en una anomalía positiva de la temperatura superficial del mar, es decir, en aguas muy calientes de la corriente de California, el Mar de Cortés, las costas del Pacífico mexicano e incluso el Golfo de México.

Estas condiciones aportan muchísimo vapor de agua a la atmósfera, mismo que el viento transporta hasta la zona de Sonora generando lluvias extremas.

“A inicios de los años 70 se registraron precipitaciones intensas en el norte de Sonora y a partir de ahí se vio una baja en el largo plazo. Concluido el mes de agosto y ya que se tengan datos mensuales estaremos evaluando si estas lluvias atípicas alcanzaron un máximo histórico mensual como el que se registró en dicha década; lo cual podría ser una buena señal en el sentido de que en un Estado donde casi no llueve, se podría amortiguar un poco la situación de sequía”, indicó.

Se estima que estos eventos extremos de lluvias y sequías intensas van a presentarse con mayor frecuencia como resultado del calentamiento de los océanos. Una gran mayoría de estudios sobre Cambio Climático coinciden en que en las zonas donde llueve menos habrá menor lluvia y donde hay más precipitaciones, se incrementarán.

Ejemplo de ello, dijo el integrante del Grupo de Cambio Climático y Radiación Solar del ICAyCC, es el norte de México que ha mostrado tendencias de largo plazo a la baja como en Nuevo León, Chihuahua y Sonora. Sin embargo, es impredecible lo que sucederá más adelante ya que los modelos de circulación general que simulan el comportamiento de los océanos y de la atmósfera están muy lejos de simular correctamente los procesos que dan origen a la precipitación.

Pero también han ocurrido eventos extremos en otras partes del mundo, como lluvias monzónicas que provocaron grandes inundaciones en junio en Hunán, China; y en el Valle de la Muerte, entre California y Nevada, Estados Unidos, donde llovió por tres horas y el total de estas lluvias extremas representó el 75 por ciento de la precipitación anual. Mientras que en Europa este verano se vivieron sequías extremas, ondas de calor e incendios forestales.

“Es necesario analizar a detalle lo que sucede con estos eventos extremos para ver la manera de mitigar los efectos, ya que es un hecho que el planeta está calentándose, hay más vapor de agua en la atmósfera que no se sabe cómo se distribuye, todo depende de la formación de nubes. Mientras más bajas éstas reflejan una gran cantidad de energía solar y la Tierra en el año 2100 prácticamente estaría igual a como estaba hace 100 años; pero si se forman nubes más altas atrapan la radiación infrarroja y en 2100 estaría 10 grados más caliente que hace 100 años”, afirmó, basándose en experimentos numéricos del doctor Bjorn Stevens, director del Instituto Max Planck de Meteorología de Alemania.

Ante la ocurrencia de lluvias monzónicas, el académico recomienda no atravesar arroyos, salir de los vehículos para salvaguardar su vida, mantenerse atentos a las indicaciones de las autoridades de Protección Civil y, sobre todo, evitar construir en caudales de ríos y de cuerpos lacustres secos, porque el agua regresa a habitarlos.

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