Tenochtitlan se rindió por hambre

Arma estratégica para doblegar al pueblo prehispánico: Rodrigo Llanes, del Instituto de Investigaciones Históricas

Bajo la estrategia española de guerra, México-Tenochtitlan fue cercada y se le cortaron las vías de acceso para que no entraran alimentos por vía terrestre y por las canoas en la zona lacustre; se fracturó el acueducto que llevaba el agua potable al interior, y así sabemos cómo la urbe además de la guerra que enfrentaba, finalmente se rindió por hambre, expuso el historiador Rodrigo Llanes Castro.

“Las fauces ávidas de la gran ciudad imperial fueron sometidas a un hambre progresiva y terminal”, aseveró el chef y colaborador del sitio Noticonquista.unam.mx del Instituto de Investigaciones Históricas, a propósito de que en el día 225 de este 2021 (13 de agosto) se cumplirán 500 años de la Conquista o caída de México- Tenochtitlan.

Los alimentos, asentó, fueron un arma y un elemento para las negociaciones políticas entre españoles e indígenas, pero también sirvieron como punto de encuentro entre dos culturas diferentes que se estaban conociendo.

“¿Cómo se ejerció el dominio en ese terreno? En primera instancia, cuando algunos grupos de indígenas locales se encuentran con los españoles, que buscan alimentos, y deciden ejercer el dominio momentáneo del hambre de los extranjeros. ¿Con qué armas?: tortillas, guajolotes, frutas y legumbres; después ambos factores se alían para que caiga la gran metrópoli.”

¿Humanos o deidades?

Elena Mazzeto, académica de la Facultad de Filosofía y Letras, apuntó: “Lo que le interesaba a Moctezuma era entender a qué tipo de creaturas se enfrentaba, y por esa razón hizo a los españoles un primer gran envío de comida diversa”.

Había, continuó, frutas, legumbres, tamales y los productos típicos para la nobleza: tortillas blancas, carne de guajolote, pero se presume que incluyó sangre de algunos prisioneros utilizada en otros alimentos, y si los ingerían podrían ser deidades que se nutrían con sangre, corazones y cuerpos de sacrificio.

“La comida fue lo que hizo entender si enfrentaban creaturas o humanos. Los mensajeros cubrieron tortillas con la sangre de los sacrificados, lo que causó repugnancia de los recién llegados, y este rechazo dio a Moctezuma un primer marco de referencia para comprender la naturaleza de los expedicionarios”, abundó la doctora en Historia por la Universidad Ca’Foscari de Venecia y la Universidad de París I Panthéon-Sorbonne.

La explicación de la conquista militar de México, dijo Rodrigo Llanes, también colaborador del Programa Universitario de Alimentos de esta casa de estudios, no debe soslayar uno de los aspectos más básicos de la condición humana: comer.

“El punto de vista de la gastronomía nos ayuda a interpretar el fenómeno de manera sensible, porque finalmente a todos nos gusta la comida mexicana, y ésta es un crisol de culturas amalgamadas, entre ellas la indígena, con influencias de Europa, y de Asia, que se dieron gracias a la Conquista”, mencionó Llanes Castro.

Había bebida de cacao perfumado con flores, agua espesa llena de semillas de chía, y los alimentos se servían en una vajilla de piedra de basalto, con copas de obsidiana, escudillas o caxitlis de cerámica y los cubiertos de plata.

“Comencemos a comer en nuestra imaginación: sopa de frijoles con hierba santa, sopa de huitlacoche, de flor de calabaza, de setas o de hongos. Además habas verdes, elote tatemado, nopalitos con cilantro y orégano. Sin dejar de lado la tinga de zanahoria y chipotle, la carne de guajolote al pibil con cebollas moradas en escabeche y el molli negro”, describió.

El historiador gastronómico indicó que seguimos siendo un pueblo con antecedente mesoamericano del maíz, con tortillas de distintas calidades, 300 variedades de tamales, y las corundas michoacanas, que usan otra parte de la hoja de la milpa, pero que aún se preparan de manera similar a aquella época, aunque ya con variantes después de la Conquista, como la grasa de cerdo, que no existía en la víspera.

Además de los atoles como alimento líquido basado en maíz, y también las palomitas que tienen ese origen prehispánico, las cuales se utilizaban para hacer un tipo de guirnaldas que adornaban las efigies de los dioses. Sin dejar de lado al chile que es el sazonador mexicano por excelencia.

500 años

Rodrigo Llanes confesó que aguarda inquieto el 13 de agosto, cuando se cumplan 500 años de la Conquista. “Desde que era alumno sabía que me iba a dedicar a su estudio, además porque ingresé a la UNAM en 1992, cuando fue la conmemoración del quinto centenario”.

Sin embargo, consideró que las celebraciones no serán como las realizadas por el descubrimiento de América, porque la monarquía española transcurre por una etapa difícil y no hay motivo para que la causa hispánica en México pueda desplegarse.

“Anticipo algo austero, pero mucho más reflexivo y profundo, porque hay nuevos conocimientos y puntos de vista, y se ha restado el protagonismo que los propios españoles le dan a ese hecho histórico”, concluyó.

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