Testosterona: terapia de rescate en crisis severa de asma

Su precursor: la dehidroepiandrosterona, podría ayudan a los pacientes asmáticos a regresar a un espasmo de menor de severidad

La testosterona es una hormona que puede ayudar a rescatar de la hospitalización a pacientes con asma severa para que sigan con su tratamiento normal.

Según estudios del doctor Luis M. Montaño, responsable del Laboratorio de Investigación en Asma de la UNAM, la hormona sexual masculina tiene un efecto protector contra la recurrencia de crisis asmáticas.

El doctor Montaño, investigador de la Facultad de Medicina, ya ha reportado que la testosterona bloquea “la entrada de calcio del espacio extracelular ”, reduciendo sus concentraciones dentro de la célula.

Al regular la entrada a nivel de la membrana plasmática de las células del músculo liso de la vía aérea, la testosterona “hace que ese tejido del sistema respiratorio sea menos reactivo y en consecuencia, “la crisis asmática va a ser menor”.

También ha reportado que la testosterona regula la liberación de calcio dentro de la célula. Hace que un organelo llamado retículo sarcoplásmico libere menos calcio al citosol, de tal modo que las concentraciones basales de calcio intracelular se comporten como las de un sujeto normal.

En resumen, la testosterona reduce la entrada de calcio así como su liberación intracelular, haciendo que el músculo liso sea menos reactivo. Así, si una sustancia (antígenos) lo lleva a contraerse exageradamente, esta respuesta será menor en presencia de testosterona.

Además, la testosterona ayuda a que el tono del músculo liso en la vía aérea del aparato respiratorio sea “apropiado y no mayor al de un sujeto normal”. En un asmático, el mayor tono de ese músculo reduce el calibre de la vía aérea.

Por todo eso, puntualiza el doctor Montaño, la testosterona tiene numerosos efectos benéficos para los pacientes asmáticos, sobre todo en hombres.

Prevalencia oscilatoria

La prevalencia del asma oscila: se dispara, luego empieza a bajar, pero se mantiene. .

En Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos han aumentado los asmáticos por el excesivo uso de alfombras (guardan polvo y ácaros), los inviernos extremosos y la falta de control de plagas de cucarachas, sobre todo en edificios donde vive mucha gente.

En México, afortunadamente la prevalencia de asma se ha mantenido, de hecho, se propone que ha disminuido ; sin embargo —señala el doctor Montaño—necesitamos controlar mejor a esta enfermedad para que los asmáticos puedan hacer una vida normal.

Por eso la relevancia de contar en la UNAM con un Laboratorio de Investigación en Asma, que actualmente funciona en la Torre de Investigación de la Facultad de Medicina.

Ahí, en un modelo animal, el doctor Montaño estudia, con técnicas sofisticadas, desde la resistencia de las vías aéreas en el cobayo, hasta en tejido para ver su contracción-relajación.

También en células aisladas mide las concentraciones de calcio intracelular, para estudiar cuándo y por qué la célula se contrae, y cómo se modifican estas concentraciones.

Además, en los miocitos traqueales, a nivel de la membrana plasmática celular, analiza cómo se abren y cierran los canales iónicos para regular la homeostasis en la célula del músculo liso y su modificación por mediadores químicos pro-inflamatorios.

En un proyecto en proceso, el doctor Montaño colabora con el Laboratorio de Hiperreactividad Bronquial del INER en la medición de las concentraciones plasmáticas de las hormonas sexuales (testosterona y estrógenos) en hombres y mujeres con asma de diferentes edades.

Analizarán cómo se comportan estas concentraciones plasmáticas y qué relación tienen con las crisis o la gravedad asmática de los pacientes.

El interés en medir la testosterona en mujeres asmáticas es porque, a pesar de no ser una hormona sexual femenina, las células del músculo liso de las vías aéreas de estas pacientes presentan el receptor androgénico citosólico y su activación traería todos los beneficios que produce la testosterona, que al modificarse su concentración “de alguna forma podría contribuir al agravamiento de sus crisis asmáticas”.

Terapia de rescate

—Si se corrobora que hay correlación entre testosterona y mejoramiento en asmáticos, ¿tendría utilidad terapéutica?

Sólo en casos de asma grave se podría administrar para regresar esa vía aérea a una situación menos complicada y que entonces ya el paciente pueda seguir con sus tratamientos habituales, como sería esteroides inhalados, broncodilatadores, etcétera.

La testosterona —explica el investigador universitario— se va metabolizando a otras sustancias. Pasa a metabolitos biológicos activos, llamados 5α-Dihidrotestosterona y 5β-Dihidrotestosterona (DHT). “Ésta última tiene efectos genómicos muy pobres, muchísimos menos, 145 veces menos que la testosterona”.

El metabolito “5 β” podría ser una alternativa terapéutica tanto para hombres como mujeres con asma severa.

Que el asma severa (más frecuente en mujeres que en hombres) sea resistente a esteroides, complica el tratamiento de estos sujetos asmáticos, que afortunadamente no son muchos.

Una alternativa terapéutica sería administrar “el precursor de estas hormonas sexuales llamado dehidroepiandrosterona” “o el 5β-DHT. Sería para hombres y mujeres asmáticos y “sobre todo de rescate”, cuando la crisis es muy severa y en la terapia intensiva se dificulta regresar a un espasmo de menor severidad a estos pacientes.

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