UNA RESISTENCIA CONSTANTE
En nombre de las 92 galardonadas de este año es un honor ser la oradora. Agradezco a quienes han hecho mi participación posible esta mañana. Sor Juana Inés de la Cruz desafió las normas sociales de su época y se rebeló contra la desigualdad que padecían las mujeres, especialmente en lo que respecta al acceso al conocimiento. Su célebre frase: “No estudio por saber más, sino por ignorar menos” refleja su lucha por el derecho a la educación y la búsqueda constante de la verdad.
Sor Juana fue una de las figuras más emblemáticas del siglo XVII y una de las primeras voces que cuestionó la inequidad de género a través del conocimiento y la escritura.
Le pidió a su madre que la dejara entrar a estudiar a la Real y Pontificia Universidad, y estaba dispuesta a vestirse de hombre; su madre se negó, pero le dio acceso a la biblioteca del abuelo.
Su vida y su obra representan una resistencia constante contra las limitaciones impuestas por una sociedad patriarcal que negaba a las mujeres oportunidades para acceder al conocimiento, a la educación y a la participación en el arte.
En su obra más conocida, Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, Sor Juana abordó este tema con agudeza y profundidad y argumentó en favor de los derechos de las mujeres a la educación.
No fue sino hasta 1857 cuando Matilde Petra Montoya Lafragua logró ingresar a la Escuela de Medicina; sin embargo, le negaron la asistencia junto a los varones a las clases de anatomía, por lo que tuvo que conseguir su propio cadáver para diseccionar. Fue así la primera mujer en obtener un título de medicina en el país. Se graduó como doctora en Medicina en 1887 en la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad de México, lo que constituyó un logro significativo.
Además de romper barreras para las mujeres, el legado de Montoya incluye su apoyo a la lucha sufragista.
Alaíde Foppa impartió la cátedra sobre estudios de la mujer en 1972, en la Facultad de Ciencias Políticas, inauguró también el programa en Radio UNAM Foro de la mujer, y estas acciones abrieron brecha para la conformación del primer grupo feminista en la UNAM en 1979, el Grupo Autónoma de Mujeres Universitarias (GAMU). Ello llevaría a que en 1992 se creara el Programa Universitario de Estudios de Género, que hoy se conoce como el CIEG.
Las universidades, como espacios formativos, deberían tener un papel crucial en la prevención y erradicación de la violencia de género, del acoso y el hostigamiento. En los últimos años se han alzado voces y movimientos estudiantiles que exigen cambios profundos en las políticas y estructuras de las instituciones educativas para garantizar un entorno libre de violencia para las mujeres.
Uno de los esfuerzos más relevantes de la UNAM ha sido la creación de protocolos de actuación ante casos de violencia de género y acoso sexual, con la finalidad de ofrecer una respuesta más adecuada a las víctimas y prevenir la violencia dentro de la Universidad.
Además, en 2020, la UNAM implementó un Sistema de Atención Integral para las Víctimas de Violencia de Género, que abarca el acompañamiento psicológico, legal y académico para las personas afectadas, asegurando un enfoque integral en la atención de estos casos.
La UNAM se ha ocupado en fomentar la formación de su personal docente y administrativo para que identifiquen las señales de acoso y violencia, y actúen de manera sensible y profesional ante estos casos.
Nuestra Universidad también ha establecido el Observatorio de Violencia de Género, con el propósito de monitorear y registrar los casos de violencia y acoso dentro de la Universidad. Este Observatorio tiene como objetivo generar estadísticas y evidencia sobre la prevalencia de estas situaciones, para poder implementar medidas más efectivas y tomar decisiones basadas en datos concretos.
En la UNAM también existen diversas iniciativas y grupos estudiantiles que trabajan activamente en la lucha contra la desigualdad de género, como colectivas feministas, que organizan actividades de sensibilización y visibilización sobre las problemáticas basadas en las violencias.
En varias de sus facultades y escuelas, se han establecido espacios de atención especializada para mujeres, como el Centro de Atención a la Mujer y las Unidades de Género, que ofrecen apoyo en áreas como salud, asesoría legal, orientación psicológica y acompañamiento en caso de violencia.
Además, el reciente programa en torno a las masculinidades pretende generar espacios donde se construyan alianzas entre hombres y mujeres para erradicar la violencia de género. Incluir a los hombres en el debate y en la educación sobre igualdad es crucial, ya que la violencia machista es un problema que afecta a toda la sociedad y, por lo tanto, requiere la participación activa de todas y todos.
En la actualidad, las mujeres en México enfrentan múltiples desafíos que afectan su bienestar, su desarrollo y su autonomía.
Es importante destacar que las mujeres además de ser víctimas en este asunto son también agentes clave para el cambio social.
Los movimientos feministas en México han sido fundamentales en la visibilidad del problema de la violencia de género y en la lucha por los derechos de las mujeres. Desde las universidades, las mujeres tienen la capacidad de impulsar cambios significativos, exigiendo políticas públicas más inclusivas, sistemas de justicia eficaces y una cultura de respeto y equidad.
A pesar de los importantes avances que ha realizado la UNAM para enfrentar la desigualdad de género y la violencia, el camino es aún largo. Persisten actitudes machistas que desacreditan la labor de las mujeres en cargos de tomas de decisiones e insisten en oponerse a la igualdad. Sin embargo, el esfuerzo de nuestra Universidad por establecer políticas claras, crear protocolos de denuncia, promover la sensibilización y apoyar a las víctimas muestra un compromiso por parte de la institución para contribuir a la transformación social y fomentar un entorno académico más justo y equitativo para las mujeres.
La figura de Sor Juana continúa siendo un símbolo de resistencia, sabiduría y lucha por la igualdad de oportunidades para las mujeres. Su vida y sus escritos siguen inspirando a generaciones de mujeres para desafiar las normas impuestas, cuestionar la desigualdad y hallar en las artes, la literatura y el conocimiento una vía para ser escuchadas en el mundo.
Sor Juana Inés de la Cruz no sólo fue una poeta y pensadora brillante, sino también una mujer adelantada a su tiempo que demostró que la educación, el arte y el conocimiento son herramientas fundamentales para que las mujeres puedan construir su propio futuro, sin ser limitadas por razones de género. Su legado es un claro recordatorio para luchar colectivamente y conquistar la libertad y la justicia social.
¡HOY HONRAMOS SU LEGADO!