Urge impulsar una cultura de la paz

En México parece complicado y desafiante lograrlo, pero es posible

Diversos trabajos sobre civilizaciones humanas del pasado y presente señalan que nuestra especie no sólo es Sapiens sapiens, es decir, racional, con lenguaje y consciencia, sino que al mismo tiempo genera procesos radicales de conflicto que derivan en situaciones de violencia”, explicó Edgar Federico Tafoya Ledesma, coordinador del Centro de Estudios Sociológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Indicó que siempre que hablamos de formas de organización y sociedades humanas, o de grandes civilizaciones, debemos asumir esas dos caras de la moneda: modos de convivencia y socialización para hacer posible la vida pública, pero generadoras de conflictos y situaciones de violencia.

En el marco del Día Internacional de la No Violencia, que se conmemora hoy, el profesor de sociología consideró que estas características son constitutivas de nuestra especie, pero no tienen que ver con una determinación genética, sino con constructos e instituciones sociales y procesos civilizatorios.

Detalló que estos últimos están ligados a formas de organización y convivencia, pero al mismo tiempo, a dinámicas de conflicto y violencia. “No estamos genéticamente propensos a la violencia, pero hay estructuras sociales, de instituciones, que en los hechos derivan en situaciones de violencia”.

Tafoya Ledesma consideró que aunque una cultura de la paz se percibe imposible ante escenarios cotidianos de violencia como los que vive México, resulta urgente fomentarla.

“Parece complicado y desafiante pensar que es posible resistir y llevar a cabo acciones no violentas frente a un escenario de violencia generalizada, determinado por el crimen organizado y las bandas delincuenciales, pero es altamente urgente”, sostuvo.

Reflexionó que lo apremiante es promover la cultura de la paz, de la mediación, de la resolución no violenta y pacífica de los conflictos, la cultura del respeto y de la tolerancia.

“Necesitamos que la sociedad civil de México se organice de maneras distintas y muy activas para promover esta cultura de la paz”, estimó.

Propuso una intensa estrategia para estar mucho en los medios de comunicación, en las redes sociodigitales, en las universidades, en los centros de educación básica y en las aulas, promoviendo la cultura de la paz y el respeto.

“Las campañas deben fomentar el respeto a la diversidad cultural y sexogenérica, a las mujeres, así como promover el diálogo y la tolerancia religiosa”, sugirió.

Aseguró que es de las pocas formas factibles que tenemos para hacerle frente a la violencia generalizada que impera en el país. “Hay que unir a diversos sectores, trabajar desde las organizaciones no gubernamentales y las aulas, en una labor de abajo hacia arriba”.

Hacer conciencia

Sobre el Día Internacional de la No Violencia, el profesor universitario recordó que la efeméride fue promovida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para mediatizar, informar y hacer conciencia en la sociedad de la relevancia de tener una cultura de la paz, la tolerancia, el respeto a la diversidad cultural, política, racial y sexogenérica, hacia las mujeres y la diversidad ideológica y religiosa.

Su celebración, el 2 de octubre, recuerda el natalicio de Mahatma Gandhi, y es un homenaje al líder del movimiento de Independencia de la India y pionero de la filosofía de la no violencia.

Según la página electrónica de la ONU, la efeméride se celebra desde el 15 de junio de 2007, cuando se estableció la conmemoración. Señala que este día “es una ocasión para difundir el mensaje de la no violencia, incluso a través de la educación y la conciencia pública”.

Tafoya Ledesma refirió que la figura de Gandhi es muy relevante por su filosofía de la no violencia y de la paz. “Hace visible que es posible resistir a las formas de dominación, control y abuso de poder a través de mecanismos pacíficos pero activos.

“Lo que Gandhi promovió, como gran líder libertario de la India frente al dominio colonial inglés, fue llevar a cabo acciones organizadas, de resistencia civil pacífica, como una forma de protesta”, recordó.

El profesor universitario mencionó que la herencia política, social y moral de Gandhi llegó para quedarse, porque su filosofía promueve no un pacifismo simplista, sino acciones sociales de protesta y de resistencia pacíficas para obtener un fin determinado, concluyó.

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