Violencia y cultura de paz, temas que atañen a todos

Continúan actividades artísticas y académicas de El Aleph. Festival de Arte y Ciencia donde los jóvenes están convocados a expresarse

Staccato, Coro Universitario.

En la reflexión en torno a la violencia y la cultura de paz que se realiza esta semana en El Aleph. Festival de Arte y Ciencia 2023, los jóvenes universitarios también están convocados a expresar su punto de vista. Un ejemplo es la exposición de carteles Imagina un mundo sin ejércitos: por la desmilitarización total, que se exhibe en las Rejas de la Milla de Casa del Lago y en donde se pueden ver 21 piezas que fueron seleccionadas en un concurso convocado por el Festival junto con este centro cultural ubicado en el bosque de Chapultepec, la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes y otras instancias universitarias.

La galería al aire libre, ubicada en el circuito peatonal que conecta espacios como el Zoológico, el Castillo de Chapultepec y la Casa del Lago, recibe los fines de semana a 30,000 mil visitantes, informó en la inauguración de la muestra la directora del recinto universitario, Cinthya García Leyva. Este es el público que podrá conocer las propuestas elaboradas por estudiantes de distintas instituciones académicas, con creativos y potentes mensajes visuales en contra de la guerra y el armamentismo.

La paz crea su camino, un cartel con una trama de flores y una paloma blanca con la hoja de olivo en el pico, obra de Monserrat Carolina Sánchez, alumna de la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, fue el primer lugar del concurso, seguido por Sacapiojos, del diseñador oaxaqueño César Levi Hernández, ilustración de un peine para extraer insectos del pelo, pero en el que en lugar de bichos hay misiles. En el tercer sitio quedó México sin balas, de Regina Rolón Sigales, una composición fotográfica en la que se ve a integrantes de la Guardia Nacional armados bajando las escaleras de una estación del Metro que lleva por nombre Desmilitarización.

“Abogar por la cultura de paz necesariamente debe pasar por denunciar la cultura de guerra”, expresó el titular de la Cátedra Nelson Mandela, Bruno Velázquez, quien explicó que con el concurso de carteles se buscó pensar el problema de la militarización no desde un punto de vista academicista, “sino involucrar a las juventudes para que dieran una respuesta creativa y propositiva”. Los carteles estarán en exhibición en Casa del Lago hasta el 13 de agosto y posteriormente recorrerán otras instancias universitarias.

Pensar en la víctima

Desde inicios del presente siglo la humanidad vive un etapa denominada “era horrorista”, la cual se manifiesta en tiroteos indiscriminados, feminicidios, ejecuciones, masacres y atentados cuyo fin no es tanto el daño a la víctima, sino la generación de imágenes muy cruentas con las cuales se crea un clima de incertidumbre, explicó el filósofo Valerio Rocco, director del Círculo de Bellas Artes de Madrid, al participar en el conversatorio Del terrorismo al horrorismo. La violencia política desde el punto de vista de la víctima.

“Además de las víctimas directas de este tipo de violencia, se producen un sinnúmero de víctimas indirectas que son los receptores de las imágenes durísimas que inmediatamente llegan a sus pantallas de televisión o a sus móviles sin ningún tipo de contextualización. Ante esto, el sujeto se ve absolutamente paralizado, no tiene capacidad de conceptualizar, de explicarse esas imágenes”, comentó el especialista, quien coincidió con su interlocutor, Enrique Díaz Álvarez, escritor y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, en que urge pensar la violencia y la guerra desde la perspectiva de los afectados.

“Tenemos una pulsión por la guerra y por narrarla, somos animales narrativos, y siempre nos han narrado la historia desde la lógica de los guerreros, los vencedores, los grandes héroes. Necesitamos cambiar la perspectiva y pensar la guerra desde las víctimas, prestar atención a la condición de vulnerabilidad, al daño”, comentó Díaz Álvarez.

Arte por la paz

Otra expresión artística convocada a participar en la construcción de una cultura de paz es la música, que en el primer día de programación del Festival se hizo presente en un concierto de Staccato, Coro Universitario, que al término de la inauguración trasladó a los asistentes del interior de la Sala Miguel Covarrubias a su Vestíbulo, para interpretar algunas canciones que hablan de violencia y muerte, y otras que lo hacen de un mundo de concordia y paz.

Another brick in the wall, de Pink Floyd; Blowing in the wind, de Bob Dylan; Imagine, de John Lennon; Clandestino, de Manu Chao; o Solo le pido a Dios, de León Gieco, fueron algunos de los temas de los años 60 y 70 del siglo pasado que interpretó la agrupación dirigida por el maestro Marco Ugalde, rodeada por un entusiasta público que siguió con las palmas varias de las canciones y obligó al coro a bisar una parte de Aquarius/ Let the Sunshine In, de La quinta dimensión, con la que terminó la actuación.

Más tarde, en el mismo recinto, los bailarines y creadores escénicos argentinos Alfonso Barón y Luciano Rosso, dirigidos por Hermes Gaido, presentaron el espectáculo coreográfico Un poyo rojo, obra humorística basada en el lenguaje corporal en el que dos hombres en un gimnasio pasan de la competencia y el combate al entendimiento amoroso por medio del baile, la acrobacia y la mímica.

Antes de la función, Ana Fabre, de la Facultad de Psicología, dialogó sobre relaciones de pareja con Virginia Gutiérrez, jefa de Programación de Danza UNAM. Hizo un llamado a enfrentar la violencia de manera generalizada: “Tratar de advertir, desde nuestros pequeños o grandes espacios, que eso nos hace daño a todos, y que si seguimos atrapados en una situación de violencia tal como la estamos viviendo, a la menor provocación nos vamos a matar”.

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