Conmemoran 40 años de los recintos teatrales universitarios

Compartieron las experiencias vividas en el Juan Ruiz de Alarcón y el Foro Sor Juana

 Juan Meliá, Antonio Crestani, José Luis Cruz, Luis Mario Moncada y Enrique Singer. Foto: Barry Domínguez.
Juan Meliá, Antonio Crestani, José Luis Cruz, Luis Mario Moncada y Enrique Singer. Foto: Barry Domínguez.

Los exdirectores de Teatro UNAM Antonio Crestani, José Luis Cruz, Luis Mario Moncada y Enrique Singer se reunieron con el actual titular de la dependencia, Juan Meliá, en la segunda mesa de diálogo para conmemorar las cuatro décadas del Teatro Juan Ruiz de Alarcón y el Foro Sor Juana Inés de la Cruz.

Con el título La Dirección Artística de Teatro UNAM desde sus Inicios, la charla puso a discusión temas como la necesidad de diferenciar al teatro universitario de las producciones de otras instancias, no perder de vista que éste se debe a los jóvenes, aunque no necesariamente estudiantes y tampoco sólo a alumnos o académicos de la Universidad, así como reflexionar sobre lo que Antonio Crestani llamó “un principio de equidad mal entendido”, que se refiere a que las instituciones den cabida a un amplio número de artistas, obligando a que las temporadas sean breves a pesar de ser exitosas.

Otros asuntos como el presupuesto y la forma de ejercerlo surgieron en la conversación, que se desarrolló en un ambiente amigable entre los exfuncionarios y directores de escena convocados.

Algo de historia

Recordaron que la semilla del teatro universitario fue el programa Poesía en Voz Alta que en 1956 creó Jaime García Terrés como director de Difusión Cultural. “Él tuvo la capacidad de ver el talento y traerlo a la Universidad”, dijo Luis Mario Moncada, quien fue titular de Teatro UNAM entre 1997 y 1998.

José Luis Cruz, quien estuvo al frente de la dependencia de 1986 a 1988, compartió que participó en la obra que inauguró el Foro Sor Juana: Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, con la dirección de Salvador Garcini y al lado de actores como Blanca Guerra, Ernesto Yáñez y Tina French. Al mismo tiempo, relató, Juan José Gurrola inauguraba el Teatro Juan Ruiz de Alarcón con La prueba de las promesas, del dramaturgo novohispano, “una puesta fascinante con Alejandro Luna de escenógrafo y un gran reparto, que fue censurada”.

Cruz recalcó que el teatro universitario tiene un origen anterior a la apertura de sus recintos. “La primera generación del Centro Universitario de Teatro viene de un gran maestro que fue Héctor Mendoza, quien formó parte de Poesía en Voz Alta en los años 50 y 60, y también el gran maestro Héctor Azar. Esas son las dos grandes vertientes del teatro universitario, que negaban el realismo sicológico de Seki Sano y se volcaron a descubrir lo que era propiamente el teatro a partir de la puesta en escena. En los años 70 se desarrolló este movimiento en los teatros Artes Caracol y Santa Catarina, que son antecedente de estos foros”.

El espacio que desde 1979 ocupan los recintos universitarios era un páramo donde los estudiantes jugaban futbol, así que ahí se pasó del quiebre con el balón a los más arriesgados experimentos escénicos a cargo de directores seminales: Gurrola, Mendoza, Luis de Tavira, José Caballero, Ludwig Margules. Se convirtió, dijo Singer, en “una buhardilla de investigación real”.

Recordó otro espacio universitario de experimentación, el sótano del Teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura. “Eran los escenarios de gente con otro espíritu, donde se dedicaron a investigar sobre la escena. Fueron nuestros maestros, una generación muy pesada que formó el teatro universitario con una mentalidad distinta (…) Yo creo que reformar no significa cambiar lo que hay, sino dar un seguimiento y permitir que surjan nuevas generaciones, como ha ocurrido en la UNAM”.

A propósito del financiamiento para las obras, Crestani destacó que si bien la programación es lo más visible de su mester, los funcionarios deben ser, sobre todo, gestores de recursos económicos. “Los presupuestos tienen muchos altibajos, por eso hay que hacer gestión. Las autoridades están para multiplicar recursos”.

Por su parte, Moncada subrayó que anteriormente el director de Teatro UNAM disponía de presupuesto para hacer, en muchos casos, sus propias obras. “Desde los años 90, por un acuerdo tácito, eso está mal visto y en al menos 25 años no ha vuelto a ocurrir”.

La Universidad formó talentos que luego salieron a revitalizar la escena nacional, concluyó Enrique Singer. “Llegaron al INBA creadores universitarios como Luis de Tavira, Alejandro Luna, Margules, Mendoza y el teatro universitario se enfrentó a la necesidad de distinguirse de Bellas Artes. Lo ha logrado”.

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