Quizás uno de los mayores retos artísticos frente a enfermedades y trastornos contemporáneos como la depresión o la anorexia sea encontrar una manera original y auténtica de pensarlos. ¿Cómo alejarse de la facilidad de hablar del tema por medio de un discurso depresivo? Al menos para el dramaturgo Antonio Vega, la solución podía llegar desde una posición completamente opuesta: contar una historia feliz para hablar de este trastorno que afecta a millones diariamente, en todo el mundo.
La historia de la creación misma de la obra es un relato con final feliz. “La depresión es algo que me ha afectado personalmente durante muchos años”, nos explica el dramaturgo, en entrevista para Gaceta UNAM. “Me parece que a veces nos cuesta trabajo hablar sobre el tema. Es difícil aceptar, recibir o pedir ayuda. Queremos que la mente cure esta enfermedad, y es como pedirle al páncreas que se cure a sí mismo. Creemos que la mente, a fuerza de voluntad o de hacer un esfuerzo lo puede resolver. Claro que es importante esforzarse, pero ser capaces de recibir ayuda externa lo es también. Quería que esta obra fuera alegre, y esperanzadora y, a la vez, seria, que no fuera frívola”.
Estando en medio de la depresión y de la pandemia, Vega y su pareja Ana Graham recibieron la invitación de la compañía neoyorquina PlayCo para hacer teatro. Lo que decidieron fue crear una obra sobre el tema de la depresión en la habitación de su propio departamento, con materiales hallados en el domicilio y que empleara técnicas como las marionetas, el teatro de sombras, de papel, de objetos o de miniaturas, etcétera. Posteriormente, grabaron la obra en video, creando una versión digital en inglés. Y sería Teatro UNAM la instancia que les ofrecería la posibilidad de llevarla al español y, ahora, a un escenario tan señorial como el Juan Ruiz de Alarcón, en el Centro Cultural Universitario (CCU).
Django con la soga al cuello se presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del CCU hasta el 2 de marzo.