Patricia Highsmith, cien años de complicidad de sus personajes y lectores

Ana Clavel habló del legado de la escritora estadunidense en ciclo de conferencias magistrales

Fotos: Libros UNAM.

Patricia Highsmith, maestra del noir y el suspense, es dueña de una penetración psicológica para sacar a la luz la penumbra de personajes comunes y anodinos, una escritora con recursos visuales para sugerir paisajes interiores y mentales, así se labró un laureado destino como autora de género policiaco, explicó la autora Ana Clavel en la primera sesión del ciclo de conferencias magistrales Vindictas Mujeres de Negro: Narrativa Policiaca y Criminal Escrita por Mujeres, organizado por Libros UNAM.

La Fascinación por el Criminal: 100 años de Patricia Highsmith y su Legado, fue el título de la charla ofrecida por la escritora e investigadora mexicana, la cual se estructuró en tres bloques. El primero lo tituló El día que Patricia Highsmith pudo no ser una autora de novela negra, y de entrada comentó: “En 1950 publicó su primera novela, Extraños en un tren, que tuvo buenas críticas y despertaría el interés de Alfred Hitchcock para llevarla al cine con guion, nada menos, que de Raymond Chandler (…) De la noche a la mañana se había convertido en una escritora de suspense, aunque, en opinión de la propia autora, no era un libro del género, sino simplemente una novela con una historia interesante”.

Luego se refirió a otra novela de la estadunidense: “En 1952, firmada con el nombre que había concebido cierto día en un café de Lexington Avenue, en su primer año de circulación The price of salt (El precio de la sal) obtuvo algunas críticas serias y respetables. Pero el verdadero éxito llegó un año después, cuando la sacaron en edición de bolsillo y vendió cerca de un millón de ejemplares. Las cartas de los numerosos admiradores llegaban a la editorial a la atención de Claire Morgan, su seudónimo”.

El atractivo de esta novela, dijo, “era que tenía un final feliz para sus dos personajes principales, o al menos que al final las dos intentaban compartir un futuro juntas. Antes de ese libro, en las novelas estadunidenses los hombres y las mujeres homosexuales tenían que pagar por su desviación cortándose las venas, ahogándose en una piscina, abandonando su homosexualidad o cayendo en una depresión infernal”.

Ana Clavel relató que a mediados de los años 50 Highsmith publicó la primera novela de la saga sobre Tom Ripley, el impostor y asesino amoral que consigue salirse con la suya y que tanto éxito le dio.

“Su Tom Ripley nos despierta el asombro y la empatía ante la figura del impostor que busca el ascenso social y no se detiene ni siquiera ante el asesinato cuando es necesario. Por contradictorio que parezca, deseamos que no sea atrapado. Nos hacemos cómplices porque, criminales en potencia, su salvación o redención de algún modo es también la nuestra.”

Opinó que si pudiera resumirse la poética de la autora en una frase, ella recordaría el título de una de sus novelas cortas: Ese dulce mal (This sweet sickness) de 1960, “pues sugiere la adicción de todo aquello que nos salva y nos pierde. Los seres humanos somos así: quizá amamos más a nuestros demonios que a nuestros ángeles”.

El segundo bloque de su intervención lo llamó La fascinación por el criminal. Dijo que Highsmith se sintió atraída desde joven por las teorías de la psicología social. “Se sumergió en los análisis de los temas como el mal, su evaluación en la historia, los traumas infantiles y su incidencia en la criminalidad, y se centró con entusiasmo en la conducta social criminalística”.

Reveló que la lectura del libro Human mind, de Karl Menninger, el padre de la psiquiatría moderna, nutrió sus ideas sobre estas cuestiones y le sirvió de referencia directa para la construcción de muchos de sus obsesivos personajes.

“Más que despiadados villanos, los protagonistas de sus novelas son sujetos normales que en un punto enfrentan la posibilidad de quitar de por medio los obstáculos, llámense personas, que se atraviesan en la materialización de sus deseos. Sus lectores quedamos bajo los efectos que suspenden o aminoran la repulsión y el juicio moral”, apuntó.

Narración policiaca

El tercer bloque lo dedicó a comentar Suspense, cómo se escribe una novela de intriga, y lo hizo a partir de las enseñanzas de la escritora estadunidense. “Creo que toda buena narración policiaca ofrece estrategias útiles para el desarrollo de cualquier relato que quiera suscitar interés en el lector. No se trata de un manual de instrucciones o fórmulas mágicas para escribir libros exitosos, pero sí de señas, guiños, tips e ideas de una autora consagrada que nos permite entrar a su taller o laboratorio de escritura, que cuenta experiencias concretas sobre su quehacer literario y su poética personal”.

Las conferencias de Vindictas Mujeres de Negro continúan y se transmiten en el canal de YouTube de Libros UNAM, en donde igualmente se pueden ver las charlas pasadas.

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