Algodón de azúcar: los claroscuros de la memoria

Tres mordaces payasos guían a un hombre por los recuerdos felices y dolorosos de su infancia, obra de Gabriela Ochoa

Foto: Barry Domínguez.

En nuestra mente habitan los recuerdos más felices, como las golosinas que nos gustaban en la infancia o el primer “crush”, pero también los más terribles, como la presencia de seres oscuros que nos hicieron mucho daño. Algodón de azúcar, obra de teatro escrita y dirigida por Gabriela Ochoa, es un alucinante viaje a esas experiencias que parecen olvidadas, perdidas en el tiempo, pero que siguen estando muy presentes en la vida.

Magenta, un hombre maduro que prefiere mantenerse alejado de su familia, finalmente acepta asistir a una cena en casa de sus padres después de mucho tiempo. En el camino se topará con el antiguo parque de diversiones de su niñez, ahora un lúgubre lugar ya abandonado, pero al que decide entrar instigado por tres payasos un tanto siniestros que, entre bromas, rondas infantiles y atracciones típicas de una feria, revivirán en él algunos de los episodios que marcaron su destino.

Decir “sí” a todo es la única condición que le imponen sus tres mordaces guías, quienes se van transformando en distintos personajes de su pasado para trasladarlo ante sus amigos de la infancia y las travesuras que hacían, frente a su estricto padre al que creía odiar, entre los juegos secretos, “aquellos que no se dicen”, que no entendía a los cinco años y que no pudo evitar.

La experiencia es de inicio divertida, como un agradable sueño que lo lleva a recuperar el espíritu infantil con momentos plenos y felices, pero se irá transformando en una pesadilla al hacerse presentes situaciones dolorosas que, sin embargo, necesitaba recordar para liberarse. Son los claroscuros de la memoria que le permitirán recuperar su algodón de azúcar.

La obra utiliza el humor negro como un recurso que posibilita abordar temas difíciles, dice su directora. “El juego es una manera de hablar de lo que a uno le importa”.

En este caso, detrás del montaje, se encuentra el abuso infantil. “Es un tabú que la misma familia solapa, y es urgente y muy importante que se hable de esto y que la gente se anime a decir las cosas como un primer estadio para sanarse a sí mismo, como el paso inicial. Obviamente esto no es ninguna solución, es solamente una exposición, pero me parece que hablarlo y decirlo es fundamental para poder tener una vida más sana”, comentó Gabriela Ochoa al término de la función para la prensa.

En equipo

Algodón de azúcar es una puesta en escena de un teatro físico y exigente para sus protagonistas, con situaciones vertiginosas, una escenografía en dos niveles por la que suben y bajan todo el tiempo y constantes cambios de situación, vestuario y máscaras. El proceso de montaje comenzó en octubre pasado, para el que la directora involucró al elenco en la creación de los singulares personajes, ya que para ella es esencial el trabajo en equipo.

“Convoqué a los actores y a la par que ensayábamos íbamos investigando cada escena para ver cómo las podíamos resolver. Fue una investigación muy escénica, el trabajo de mesa lo hicimos en el escenario. Siempre me gusta que los actores y las actrices propongan su visión de los personajes”, explicó la también fundadora de la compañía Conejillos de Indias.

En ese sentido, la actriz Romina Coccio, quien da vida a uno de los tres payasos y a la mamá del pequeño Magenta, habló de lo especial que es trabajar con Ochoa: “En los primeros ensayos nos pidió que lleváramos, a partir del texto que leímos, nuestra propuesta de payaso, de cómo lo imaginábamos, y con esa fue con la que trabajamos, incluso el vestuario y maquillaje. Siempre te pide tus impresiones y a partir de eso ella construye. Te da chance de jugar, tú creas también”.

Además de Coccio, en el elenco participan Alejandro Morales, Carolina Garibay, Miguel Romero y Francisco Mena. Se suma también el actor y músico en escena Paco Castañeda. El diseño de escenografía es de Félix Arroyo, el de iluminación de Ángel Ancona, el de video de Azael Sáenz, el escenofónico de Genaro Ochoa, el de vestuario de Giselle Sandiel, el de máscaras de Felipe Lara, el de maquillaje de Maricela Estrada y el de imagen gráfica de Paco Argumosa. La asesoría coreográfica es de Iván Ontiveros y la coordinación de producción de Raúl Morquecho.

Creación de Conejillos de Indias con producción de Teatro UNAM y Seguros Inbursa, Algodón de azúcar tiene funciones hasta el 14 de mayo en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz. Jueves y viernes 20 horas, sábados 7 pm y domingos 6 de la tarde.

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