Compromiso con la libertad de pensamiento y la lucha por los espacios escénicos: Eugenio Barba

El director italiano se reunió con colegas teatrales mexicanos y con decenas de jóvenes interesados en la disciplina

La idea era que en un breve conversatorio con amigos mexicanos, en la intimidad de la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, Eugenio Barba pudiera comunicarse con el público interesado, quizá, haciendo caso del aforo de esa sala, sería un grupo pequeño de conocedores teatrales. Pero eso no fue lo que sucedió. De última hora, la afluencia del público fue tal, sobre todo, y qué esperanzador, de jóvenes, que el evento debió moverse a la Sala Miguel Covarrubias, que casi tuvo lleno total.

Organizado por el Tercer Encuentro de Artes Escénicas LArtES y Teatro UNAM, en la mesa de reflexión que ocurrió sobre el escenario participaron los especialistas Estela Leñero, Fernando de Ita, María Elena Ibarra, José Carlos Alonso, Manuel Naredo, Bruno Bert, Patricia Cardona, Rubén Ortiz, Farahilda Sevilla, Aline Menassé y Susana Frank (Teatro Laboratorio La Rueca), y Jaime Soriano, quienes moderados por el director del Centro de Investigación Teatral Rodolfo Usigli del INBAL, Arturo Díaz Sandoval, destacaron la importancia del Odin Teatret, a 60 años de su fundación.

Fotos: Barry Domínguez.

La importancia de Barba en el escenario mundial del teatro de la segunda mitad del siglo XX fue fundamental, construyó un método que se alejó del teatro institucional para permitir la conformación de grupos independientes. Se acercó, por otro lado, a las formas escénicas imbricadas en las tradiciones de culturas no eurocéntricas, iniciando la idea del teatro multicultural y diverso. Rompió con los estándares de estilos, reglas y geografías para luchar por la libertad de los individuos. Es por eso que su visita se convierte en un acontecimiento eléctrico que significa el comienzo del traspaso de su herencia a los jóvenes.

No sólo como protagonistas de la vida del teatro en México, sino como personas de teatro afines intelectualmente a Barba y a su visión, los convocados tuvieron palabras de homenaje para Eugenio Barba, además de compartir con el nutrido público anécdotas poco conocidas que vivieron en compañía del director italiano y que lo definían como si se tratara de un retrato a varias voces.

Por ejemplo, Fernando de Ita dijo que Barba había formado un archipiélago con las islas flotantes del teatro que estaba disperso y que había encontrado una manera de hacer real lo inverosímil. En tanto Patricia Cardona destacó que les había enseñado que en el teatro no hay certezas, no hay recetas, sólo hay recreación de la tradición, sólo hay libertad, pues los invitaba a construirse desde el poder de la imaginación.

Llegado su turno, Barba acudió a la enorme elocuencia que lo caracteriza. “Es posible cambiar la historia, aunque parezca imposible. Los libros han sido mis compañeros. Los grandes directores, dramaturgos y teóricos que escribieron sobre teatro. Nosotros hicimos teatro en las peores condiciones. En un pequeño lugar en Oslo, y luego en Dinamarca, pero era nuestro. También nos animaba saber que lo nuestro inspiraba a la gente. Muchos nos escribían para decirnos que nuestro teatro era significativo para sus vidas. El conocimiento nos salvó y es lo que salva a todos. Poder hablar con los muertos, con los libros es lo único necesario para luchar por nuestra libertad interior. Es por lo que todos debemos luchar. Esa es la tradición de lo imposible”.

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