Continúa el ciclo Patio penitenciario en la UNAM

Se proyectó el cortometraje Cinetiquetas: la mentada de la llorona, sobre las condiciones de vida de las mujeres en prisión

Artemia fue castigada por un sistema de justicia machista que le impuso la etiqueta de la “mala madre”. Artemia fue condenada a 35 años de cárcel por el homicidio de su hija, el cual ejecutó su pareja, no ella; sin embargo, la responsabilizaron del delito por considerar que pudo evitar que éste sucediera.

Artemia es un personaje ficticio basado en historias reales y construido de manera colectiva durante 2016 por mujeres privadas de la libertad en el penal de Santa Martha Acatitla para el cortometraje Cinetiquetas: la mentada de la llorona.

Este producto audiovisual forma parte del proyecto “Mujeres en Espiral: Sistema de justicia, perspectiva de género y pedagogías en resistencia”, que desde 2008 ha realizado actividades dentro y fuera del penal para resignificarlo y visibilizar las condiciones de vida de las mujeres dentro de él.

En este marco, el pasado jueves 20 de abril se proyectó el cortometraje como parte de las actividades del ciclo Patio penitenciario en la UNAM. ¡Un, dos, tres por mí y por todas mis compañeras!, organizado por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) y Casa de las Humanidades. Este ciclo continuará los días 11, 18 y 25 de mayo de 13 a 15 horas, en el Auditorio Casa de las Humanidades en Coyoacán.

El nombre del ciclo destaca, a manera de juego, la importancia de reconocer la presencia de las mujeres en la cárcel, recuperar su voz y su palabra. Estas actividades buscan enfatizar la participación de quienes colaboraron en el proyecto y de las mujeres que siguen privadas de la libertad.

Resignificar

Además de la proyección, durante la actividad conversaron Yadira Cruz, Tania Santiago y Aurora, tres mujeres en espiral que participaron en la elaboración del cortometraje.

El título, explicó Aurora, nació del juego de palabras entre “lamentar” y “mentar”, que en el argot popular se refiere a encarar un problema mediante la palabra fuerte, incluso altisonante, para desactivarlo.

Las mujeres en prisión suelen transitar desde el lamento o lamentarse de su condición de encierro hasta “mentársela” al sistema de justicia. Es decir, se apropian de sus voces y presentan sus exigencias frente a los abusos, la carencia de derechos y los juicios no sólo del sistema sino también de la sociedad entera que las discrimina y excluye.

A partir de la leyenda de La Llorona, un personaje que se lamenta luego de la pérdida de sus hijos, las realizadoras del cortometraje construyeron la historia de Artemia, una mujer joven originaria de un pueblo en la Sierra de Chinantla que, al igual que muchas de las mujeres privadas de la libertad, se lamenta no sólo de la pérdida de un ser querido –su hija– sino también de la pérdida de su libertad.

El audiovisual recupera opiniones de personas de a pie, mujeres privadas de la libertad y un juez de primera instancia. Los dos primeros grupos coinciden: el sistema de justicia mexicano está rebasado, lo cual se traduce en incompetencia para la resolución de casos y en injusticias para las personas inocentes que permanecen en las cárceles y no cuentan con los recursos para acceder a la defensa. Estas omisiones, aseguran, son cometidas sobre todo contra mujeres.

En el desarrollo de la historia de Artemia se replican los dichos que medios de comunicación y autoridades reproducen acerca de las mujeres en prisión como “malas mujeres” o “malas madres”, etiquetas que limitan el acceso a la defensa. “Hacemos este ejercicio para dar una respuesta a la justicia, que se quiten la venda y vean nuestra realidad”, dice una de las mujeres en el corto.

Para finalizar, las convocantes invitaron a las participantes de la proyección a responder en un cartel colectivo cuáles eran las etiquetas que les impuso la sociedad y de las que decidieron despojarse.

Distintos cercos

El proyecto “Mujeres en Espiral: Sistema de justicia, perspectiva de género y pedagogías en resistencia” ha colaborado desde 2008 con académicas de la UNAM, artistas, abogadas, pedagogas, estudiantes y mujeres del Centro Femenil de Reinserción Social de Santa Martha Acatitla en Iztapalapa, Ciudad de México.

“Nuestro trabajo en el patio penitenciario se enfoca en deshacer la cárcel, una metáfora que nos invita a cuestionar los distintos cercos que encierran a las mujeres, como los de género, raza, clase, sexualidad, etnia, lengua, entre otros”, explican.

Los productos mostrados en este ciclo son resultado de actividades colectivas de sensibilización y formación con perspectiva de género que buscan hacer escuchar las voces, demandas, necesidades y deseos de las mujeres en la prisión.

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