Debe retomarse una comunidad de aprendizaje

Hace algunos años ya la habíamos iniciado y la pandemia la detuvo: Melchor Sánchez Mendiola

En la búsqueda de promover espacios de diálogo e intercambio de experiencias sobre la importancia de la educación basada en evidencias (EBE) y su uso en la docencia, así como reflexionar en torno a diversas dificultades que muchas y muchos docentes comparten, y con ello considerar posibles opciones para su solución, la Coordinación de Universidad Abierta, Innovación Educativa y Educación a Distancia (CUAIEED), realizó el Tercer Encuentro de la Comunidad de Educación Basada en Evidencias.

En la ceremonia inaugural, el titular de la CUAIEED, Melchor Sánchez Mendiola, indicó que esta actividad, dirigida a profesores de bachillerato y de educación superior, pretende retomar una comunidad de aprendizaje que hace algunos años habíamos iniciado y que la pandemia detuvo, por lo que buscamos reanudarla.

En la sala de usos múltiples de la Comunidad de Educación Basada en Evidencias (CEBE) de la CUAIEED, ubicada en las instalaciones del C3, señaló que con este encuentro se busca, básicamente, reflexionar sobre los retos que implica aplicar la evidencia académica, y de todo tipo, en la investigación educativa.

Uniendo puentes

Por su parte, Haylen Perines Véliz, investigadora de la Universidad Internacional de Valencia (UIV), España, expuso que los propósitos de la investigación educativa deberían ser, entre otros, la producción de conocimiento vinculado a temas de educación, entre ellos de gestión, evaluación, currículum, género, eficacia y rendimiento e innovación.

Los académicos siempre estamos produciendo nueva investigación; sin embargo, también tenemos otros objetivos: explicar las causas y consecuencias de determinados procesos educativos y aportar información que permita mejorarlos, así como contribuir a la evolución de la educación en todos sus niveles, por ejemplo.

Al dictar la conferencia magistral Uniendo puentes entre la investigación educativa y la práctica docente: reflexiones, desafíos y alcances, la también responsable del Área de Investigación de la Facultad de Educación de la UIV, sostuvo que desde hace un par de décadas hay un cuestionamiento en torno al cumplimiento de dichos objetivos: ¿realmente la investigación-acción contribuye a que la sociedad mejore y que la educación optimice sus procesos para formar estudiantes más capacitados, críticos y reflexivos?

Ante ello, indicó, surgió hacia 1993 la idea de que la investigación educativa se encontraba en crisis. Se señaló que no estaba ayudando a la educación a mejorar realmente y que no servía para nada, lo que abrió una brecha que parecería que aún permanece.

Las causas de dicha crisis en la investigación educativa son, entre otras, la lucha de intereses entre la política y la investigación educativa, la escasa formación en investigación de los futuros docentes, las explicaciones “simplistas” de la transferencia de conocimientos a la práctica, la desvaloración de los saberes prácticos, así como la desconfianza hacia los artículos de investigación.

En ese contexto, precisó la experta, la participación de los estudiantes en la investigación depende mucho de elementos como el diseño curricular y las medidas que toman las facultades. “Hay algunos planes de estudios que sí pueden poner hincapié en ella, pero pareciera que, según algunos autores, el enfoque que se le da es más direccional, asimétrico: los profesores enseñan y los alumnos escuchan”.

No es que esté mal, abundó, pero también es importante que los estudiantes tengan la posibilidad de hacer su propia investigación, “tal vez no a un nivel de experto, pero sí que conozcan y evidencien en primera persona desde los años iniciales de su formación profesional”.

Haylen Perines Véliz resaltó la importancia de que la investigación sea parte de la formación profesional, puesto que son varios sus beneficios: permite que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico, reflexivo y analítico; fomenta el trabajo autónomo, el rigor y la responsabilidad social; y les posibilita adquirir y actualizar conocimientos con apoyo en la evidencia.

Finalmente, destacó la importancia de erradicar esa mirada hacia la investigación como un quehacer vinculado sólo hacia la generación de saberes, “resulta preciso que ese conocimiento nos ayude a mejorar como individuos y sociedad; es el mecanismo por el cual las sociedades evolucionan; sin embargo, la producimos como profesores, pero es poco lo que se traslada a la vida real, tanto civil como académica”.

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