El arte, entre lo poético y lo estético

Transdigital, seminario de reflexión en Casa del Lago sobre los formatos y las plataformas digitales actuales

El arte está abandonando cada vez más lo estético para transitar hacia lo poético. Se trata de un arte enfocado en los medios y las tecnologías, no tanto en el estilo de la imagen. En México se pueden rastrear antecedentes muy marcados de ello en las últimas décadas del siglo XX, cuando artistas echaban mano de fotocopiadoras, pantallas de televisión y faxes para expresarse, de lo cual habló el investigador Jesús Fernando Monreal Ramírez en un nuevo seminario organizado por Casa del Lago.

Durante tres sesiones virtuales, el historiador del arte charló sobre la descomposición de la materialidad y la hegemonía de medios plásticos de la imagen visual en el arte y su posterior rematerialización.

El seminario llevó por título Transdigital. Máquinas y Poéticas en el Arte, y fue conducido por Ilona Goyeneche, jefa de la Unidad Académica Casa del Lago, quien explicó que la intención fue contar con un espacio de reflexión en torno a las tecnologías, a los formatos y a las plataformas digitales, así como repasar la historia de las artes en torno a la “digitalidad” en México.

Durante la primera sesión, Monreal Ramírez dejó en claro que por transdigital entiende aquellas poéticas y epistemologías electrónicas y digitales del arte, en las que se generan o replican formas de producción y de conocimiento intersticiales capaces de resignificar las formas hegemónicas de conocimiento que operan en su modo de producción, recepción y exhibición.

Hubo varias propuestas transdigitales en México en las décadas de 1980 y 1990, recordó, como aquellas en las que mezclaban las artes y máquinas como fotocopiadoras. “Me parece interesante analizar el debate que hay en torno a ello. Hay una serie de palabras que se usan en estos proyectos, como electrografía, gráfica periférica o, simplemente, artes de fotocopias”, dijo.

Como ejemplo mencionó a Víctor Lerma y su Mímesis, iniciativa desarrollada en 1993, la cual consiste en la realización de imágenes a partir de este instrumento. En este proyecto colaboraron artistas como Manuel Felguérez, Mónica Mayer, Felipe Ehrenberg y Maris Bustamante, los dos últimos con trabajos más “performáticos bidimensionales”, es decir, planteamientos artísticos mediados por una tecnología.

“Esto permite una serie de cuestionamientos sobre el estatus de la autenticidad de la imagen y de la imagen unívoca en el arte”, apuntó el estudioso. Y es que esta práctica permitía, como evidenció Mónica Meyer en su momento, romper imágenes, unirlas, amplificarlas, hacerlas interactuar con otras más, alteradas e intervenidas a placer.

“Ellos estaban más interesados en reflexionar en la poética de las imágenes –y no en la estética– sobre la construcción y la producción, antes que innovar estilos o estéticas, visiones estilísticas de la imagen”, expuso.

Foto: Casa del Lago.

Espacio público

Para hablar de la descomposición del videoarte, hizo referencia de Encuentro de otras gráficas, de Cecilio Balthazar y Andrea di Castro, así como otros de Fernando Llanos. “Por un lado, encontramos en estos proyectos una suerte de descomposición de la función de la imagen del video y, por otro, la descomposición de máquinas, es decir, el artista construye o deconstruye máquinas para articular un traje que luego se adopta y con el cual comienza a transitar en el espacio público y a exhibir imágenes de vídeo”.

De esta práctica destacó la apuesta por liberar los videos de las salas de exposición museísticas y llevarlos al tránsito de los espacios públicos, tal como lo hizo Llanos con Videoman: un superhéroe que deambulaba por Ciudad Satélite y Ciudad de México, con pantallas como prótesis donde se reproducían videos.

La tercera máquina de interés para Monreal Ramírez es la computadora, que produjo una desestabilización en la materialidad que sostiene a varias de las expresiones artísticas como la pintura, el grabado o el dibujo. En este caso resaltó los trabajos de la artista Laura Elenes, quien hizo en los albores de los años 90 poesía visual con el uso de la computadora: una práctica artística multimedia, con imagen, sonido y texto.

Sobre el uso del fax en propuestas artísticas citó los trabajos de Mauricio Guerrero, específicamente Artefax, proyecto que consistía en una estructura en forma de árbol que se fue llenando de faxes que llegaban de todo el mundo, realizado al filo de la década de 1980.

Estos antecedentes ayudan a comprender el tránsito del artista plástico o visual al “artista como programador”, que ahora es más común.

El seminario fue transmitido por el canal de YouTube de Casa del Lago.

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