Museo experimental concebido por Mathias Goeritz
El Eco celebra siete décadas con dos nuevas exposiciones
Proyectos de Alberto Gutiérrez Chong y Bárbara Lázara se suman a la historia del recinto
El Museo Experimental El Eco presenta dos nuevas exposiciones en el marco de la conmemoración de sus 70 años: Volumen emocional. Sistemas corporales, de Alberto Gutiérrez Chong (Ciudad de México, 1951), y Olivia Zúñiga: sonora en el silencio, de Bárbara Lázara (Ciudad de México, 1976). Ambas estarán abiertas hasta el 14 de enero del próximo año.
Un recorrido dentro de la arquitectura emocional del recinto mediante un análisis de sus partes, es lo que plantea Gutiérrez Chong en su proyecto. El curador de la exhibición, David Miranda, considera que un gesto del artista visual es convertir el Museo en una maqueta y, a partir del lenguaje de la planimetría arquitectónica, acentuar las formas volumétricas y escultóricas del lugar.
“Tanto Mathias Goeritz como Alberto Gutiérrez conciben lo escultórico como un espacio transitable”, comentó en entrevista. “Cuando el primero vino en 1949 a México realizó varias visitas, entre ellas una a Teotihuacan. Mucho de la arquitectura del lugar, y también de la prehispánica de Oaxaca y de Yucatán, lo inspiraron a tomar decisiones dentro de El Eco, como optar por los muros rugosos. Las ideas del plano suprimido y del espacio transitable vienen del arte prehispánico. Esto Alberto lo tiene muy claro”.
Miranda relató que cuando le pidieron a Gutiérrez Chong hacer un proyecto para el aniversario del Museo, decidió que no pondría nada de obra, sino que el espacio sería la obra. “Entonces se decanta por un recorrido que coincide con esta lectura y, a partir de ahí, crea un gesto poético, el cual se traduce como el volumen emocional de un lugar que ha alojado durante 70 años actividades culturales de diferente índole”.
El proyecto implicó pintar de blanco todo el Museo, incluida la emblemática estela amarilla del patio. Es un poco un juego de coordenadas, dijo el curador. “Alberto ha hecho otras obras con ese mecanismo. Le interesa crear cartografías en el espacio. De repente en el recorrido nos encontramos con datos sobre las medidas del lugar. Hay rótulos donde se lee 350 metros de volumen emocional”.
“En otra parte está escrito el enunciado poema dorado, éste tenía que ver con una declaración firmada por Mathias Goeritz que iba dirigida a quienes decidían las políticas culturales, a los que calificó en su momento de ambiciosos, cobardes y villanos. En su última línea decía: ‘Cago en colores como oro’. Cuando yo le conté esto a Alberto y lo platicamos, nos hizo sentido porque en la cultura prehispánica el oro venía a ser el excremento de los dioses”.
El proyecto lo complementa una muestra de archivo que incluye fotografías de Armando Salas Portugal, un boceto del Museo hecho por Goeritz e imágenes tomadas por Alberto Gutiérrez que corresponden a sus viajes a San Nicolás Huexotla, un yacimiento arqueológico situado en el municipio de Texcoco, Estado de México.
La presentación en línea del proyecto Volumen emocional. Sistemas corporales afirma que se trata de “una propuesta que busca reconocer la obra emocional y arquitectónica de El Eco desde un gesto inmaterial de amplia contundencia en cuanto a la transformación del monumento histórico”.
Aportes poéticos
Respecto al proyecto de Bárbara Lázara, David Miranda comentó: “Es un diálogo con el legado poético de Olivia Zúñiga, que en el año 1953 editó junto con Mathias Goeritz el libro Los amantes en la noche, primera publicación de Ediciones El Eco. La escritora jalisciense fue muchas cosas: poeta, periodista, crítica de arte y gestora”.
Bárbara Lázara, ejecutante de composiciones sonoras y realizadora de videos e instalaciones, es sobrina nieta de Zúñiga, por lo que hay una relación de interés familiar, pero sobre todo gremial y de género. Ella interpreta los aportes poéticos de su antecesora.
El visitante verá obra nueva más archivo y una serie de videos, además de acciones performáticas. A lo largo del mes de octubre, Bárbara Lázara generará un par de acciones relacionadas con su proyecto, el cual tiene mucho que ver con el relato y la narrativa. La literata y performancera, “cuyo trabajo se orienta a amplificar lenguajes subyugados, archivos del cuerpo y memorias robadas”, reanima en esta oportunidad la sustancia poética del trabajo de Olivia Zúñiga y ofrece varias opciones para su lectura. La curaduría es de Paola Santoscoy, directora del Museo.
Ambos proyectos se suman para seguir tejiendo la historia del Museo Experimental El Eco, “un espacio que –aseguró David Miranda– también funciona para hacer un contrapeso con otros modelos de instituciones culturales dedicadas a la exposición y difusión del arte”.