El impuesto más agresivo para las clases menos favorecidas

Esencial, planear más estrictamente nuestros gastos a largo plazo y mantener en el mismo nivel los que destinamos a alimentos y productos básicos: Armando Sánchez Vargas, director del IIEc

Cada vez que uno va al supermercado o al tianguis los precios de los alimentos y otros productos básicos están más altos.
La misma queja, avalada por una realidad necia e insoslayable, se repite en la mayoría de los hogares mexicanos: “¡No puede ser! Cada vez que voy al supermercado o al tianguis los precios de los alimentos y otros productos básicos están más altos…”

En buena medida, la inflación que padecemos en México tiene un componente importado: la subida de precios de los productos energéticos (petróleo, gasolina, gas, electricidad…) y alimentos a consecuencia de la contracción económica mundial desatada por la pandemia de la Covid-19, así como del estallido de la guerra de Rusia contra Ucrania, hace seis meses.

Sin embargo, no podemos dejar de lado otro factor que incide con no poca fuerza en el incremento porcentual sostenido de los precios de los bienes y servicios: la especulación comercial.

Al respecto, Armando Sánchez Vargas, director del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), comenta: “Muchos artículos de los cuales México es dependiente, como los granos, son producidos y vendidos por unas cuantas empresas muy grandes que ejercen prácticas monopólicas u oligopólicas, y por eso trasladan sin problema los aumentos de precios externos a los consumidores locales. Ahora bien, es obvio que esta especulación con los precios de los alimentos afecta más a las clases menos favorecidas.”

Ante el deterioro creciente del poder adquisitivo de los salarios, ¿qué puede hacer cada una de las familias mexicanas para tratar de encarar la inflación?

Sánchez Vargas responde: “Es fundamental hacer una planeación más estricta de nuestros gastos a largo plazo y, sobre todo, mantener en el mismo nivel los que destinamos a alimentos y productos básicos. Asimismo, tendríamos que abstenernos de comprar bienes que no son necesarios y cuyos precios están aumentando, ahorrar en lo posible y no endeudarnos porque la inflación genera tasas de interés más altas. En relación con esto último, debemos recordar que si, por ejemplo, la deuda de nuestra tarjeta de crédito aumenta, nuestra capacidad para solventar en el futuro algún gasto catastrófico se reduce drásticamente.”

Incertidumbre mundial

De acuerdo con Sánchez Vargas, la inflación ha llegado a un punto bastante elevado; no obstante, todavía hay margen para que los precios sigan aumentando como resultado de la gran incertidumbre mundial.

“Tenemos la guerra en Ucrania y el conflicto comercial entre China y Estados Unidos que parece que terminará con la imposición de algunos aranceles, lo cual hará que aumenten los precios de los bienes que se intercambian a nivel internacional. En este contexto, y aunque la pandemia ya cedió sin dejar de estar presente, las cadenas de suministro mundial seguirán alteradas y, por lo tanto, se espera que el resto de este año y quizá también el próximo enfrentemos fuertes presiones inflacionarias.”

Por último, el experto universitario está convencido de que es muy importante la intervención del gobierno para echar a andar una política pública y económica que permita a las clases menos favorecidas tener acceso a los bienes y servicios, “pues la inflación es el impuesto más agresivo para ellas”.

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