“El miedo ha sido un amigo muy querido y muy cercano toda mi vida”: Andrés López

“Dibujas muy feo”. Andrés López, ganador del Premio Internacional en la Feria del Libro Infantil de Bolonia 2022, aún recuerda esas palabras. Están en su cabeza mientras dibuja, al pasear con sus perros y mira volar a los pájaros y, sobre todo, cuando piensa en su próxima historia.

Andrés López compartió su proceso creativo con alumnos del Seminario de investigación: fomento a la lectura y estudios sobre literatura infantil y juvenil, en la Facultad de Filosofía y Letras. Mostró uno de sus libros en tres presentaciones, el mismo contenido. Una sencilla, hecha con sus propios recursos, fruto de un ejercicio del diplomado de la Facultad de Artes y Diseño. La segunda, un primer esfuerzo editorial, una primera ilusión; y la definitiva, con el sello de Alboroto, de su editora Mónica Bergna.

El miedo persiste, nunca se ha ido, cuenta en entrevista. “Creo que por necesidad se convirtió en un refugio el seguir expresando las emociones que se derivaban de las experiencias que atravesaba. Por un momento, el escribir, el contar e imaginar escenarios distintos se convirtieron en la única forma en la que yo podía contenerme, desafortunadamente”.

Al ser un refugio, añade, “para mí dejó de importar eso, porque era algo secreto, algo que se mantenía oculto, que quedaba en los cuadernos que tenía en la preparatoria, en las paredes de mi cuarto, en mis cajones. Y después, cuando entré a trabajar, en mis libretas del trabajo y en mis blogs de notas”.

Pero era un secreto, precisa, “y entonces siendo un secreto, el miedo a que alguien los juzgara no existía, porque sólo eran para mí, hasta que empecé a compartirlos; pero el miedo existe todavía, como el que tenemos todas las personas que compartimos algo que es parte de nosotros, pero ya no es uno que me paralice”.

De la ingeniería al dibujo

El miedo ha sido un amigo muy querido y muy cercano toda su vida.

Renunció a su primer trabajo como ingeniero. Se había cansado de llorar todas las mañanas. “Me metí a estudiar diseño gráfico, pero sólo duré dos semestres, tampoco era lo que estaba buscando. Había toda esta rigidez, tenía como un contenedor y era poner dentro de esta caja las ideas que tienes, y esta es la única forma en la que se van a poder comunicar para que sea algo efectivo. Y yo no quería eso, pero no sabía tampoco de qué forma encontrar el camino o hacia dónde dirigirme”.

Hasta que un día decidió sólo dibujar. Fue a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el destino puso en su camino a la editora Mónica Bergna, a quien pudo mostrarle su trabajo.

Los libros que de algún modo lo formaron fueron enciclopedias en las que encontraba resúmenes de las historias clásicas, poesía. “Yo recuerdo mucho una que tenían mis papás, de costura, y algunas que se llamaban Hágalo usted mismo, y disfrutaba mucho leer esos manuales en los que explicaban cómo usar herramientas que yo no tenía idea de que existían”.

Esas lecturas pusieron en su cabeza la perspectiva de “cómo la vida puede cambiar, cómo las cosas pueden modificarse, cómo un trozo de árbol puede convertirse en una silla en la que se va a sentar después una familia”.

Por su parte, Mónica Bergna con 35 años como editora y más de 500 libros publicados, considera que “la literatura infantil es uno de los grandes placeres. Hoy en día leer ya no es necesario. Yo no estoy haciendo libros para que el niño aprenda algo, sino para que disfrute. Y concluye: “El mejor libro es el que estamos haciendo. Es el que estás viviendo en ese momento”.

La charla que dieron Andrés López y Mónica Bergna forma parte de las actividades que realiza la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura para vincularse con otras áreas y acercar a los alumnos con los creadores.