El silencio que abrasa, y las huellas anímicas que deja la ausencia

Laboratorio Escénico Transdisciplinario de Yucatán presenta el drama unipersonal dentro del Festival Cultura UNAM

Foto: Diana Buendía / Servicio Social.

E l silencio que abrasa, drama unipersonal del Laboratorio Escénico Transdisciplinario de Murmurante Teatro, de Mérida, Yucatán, aborda la pérdida de los padres. Su autora e intérprete Ariadna Medina muestra en este breve retrato autobiográfico cuál ha sido su proceso de duelo y reconciliación con la vida, pieza que ha montado con la clara intención de cerrar un ciclo muy íntimo y perturbador para ella.

Previo al relato, en una amplia pantalla al ras del piso se ve la imagen de un minúsculo fragmento del cosmos, a la par que se escucha un continuo oleaje. Enseguida se colocan sobre un negatoscopio, dispositivo diseñado para la observación directa de placas radiográficas, una variada colección de conchas de mar. El espectador las observa una a una en pantalla.

En la mesa luminosa Ariadna extiende la arena sobre la que luego escribe nombres y sustantivos que habrán de guiar su historia, misma que comienza a contar con la intensidad y la reflexión entrelazadas. Simultáneamente, suma fotografías de su álbum familiar. Que sean las imágenes fijas las que tomen la palabra.

No es sólo un testimonio de primera mano sobre las huellas anímicas que le ha dejado la ausencia de sus progenitores. Catorce años atrás, su madre fallece después de padecer cáncer de cerebro. Agonía de seis lustros. Su voz terminó por apagarse ocho meses antes de su muerte. Y en 2020 el deceso de su padre en plena pandemia.

En el monólogo de Ariadna hay también el cruce de referencias históricas y mitológicas que le dan una dimensión más amplia a estos hechos, que en su momento la sacudieron fuertemente y la llenaron de acentuados cuestionamientos.

Migraciones familiares

La también codirectora de la obra, la cual se presenta en una breve temporada en el Teatro Santa Catarina, hace memoria de las migraciones familiares que sellaron su destino, lo que le da pie a hablar de aquéllas por las que ha transitado el pueblo Yaqui, con lo que da a entender que lo nuclear (su padre era de Yucatán y su madre de Sinaloa) tiene igualmente una proyección en lo social.

Al respecto, en declaraciones para prensa, Ariadna Medina ha explicado: “En un punto de la trama entra en escena el pueblo yaqui, cuyos miembros eran llevados a la zona de contacto entre el norte y el sur del país. Durante el Porfiriato los yaquis deportados a Yucatán para trabajar en las haciendas henequeneras optaban por un final digno, lanzaban a sus hijos al mar para evitar la explotación. Era su manera de tomar decisiones”. Un salto al abismo el que han dado sus antepasados y ella misma en su propio ir y venir por algunas geografías extremas de México.

La artista crea paisajes objetuales, a la vez que inserta uno de los boleros predilectos de su madre de los años 50 en su natal Sinaloa. Más música para el recuerdo, un par de rancheras para colocar en todo el cuerpo el dolor de una pérdida, y canciones de cuna para dispersar fragancias.

Cuando murió su madre, lo dice con un tono grave, colocó el dolor en la garganta, pasó por varios episodios de afonía sin encontrar una razón. “Para algunos miembros de mi familia fue diferente, colocaron el dolor en las vísceras, lo que se tradujo en enojo y distancia”.

Con un lenguaje similar al del cine documental, El silencio que abrasa lleva lo micro a lo macro durante la representación de un tiempo que se vuelve brumoso, elástico e indefinible al contacto con la muerte de un ser querido.

Liberación y ruptura del silencio en un acto. Memoria no sólo de las ausencias físicas, sino además del espacio que recrea una infancia feliz en el campo, en contacto con la naturaleza y con la gente. La actriz narra parte de las visitas a la playa que tanto le fascinaban.

Confiesa que se quedaba horas y horas contemplando las formas de los caracoles marinos, esos laberintos como el de Ariadna, que parecen perfectos. Piensa que aquéllos nos dicen mucho de nosotros, especialmente cuando llega el momento de dejar nuestra casa.

Esta obra es continuidad de un proceso de largo aliento que los integrantes de Murmurante Teatro iniciaron en 2011 al abordar la problemática del suicidio en su pieza El viaje inmóvil y su documental homónimo. El silencio que abrasa tiene ya más de 80 funciones, algunas de ellas en fondos municipales para las artes escénicas y la música de 2017, los festivales Otoño Cultural 2018 y 2021, en la Muestra Nacional de Teatro 2019, en la Temporada Olimpo 2020 y, ahora, en el Festival Cultura UNAM 2023. En puerta, una gira por Alemania. La obra fue seleccionada recientemente en la categoría B, Circulación de puestas en escenas existentes, de la Convocatoria Circuito Nacional de Artes Escénicas, Títeres y Objetos Chapultepec.

La temporada en el Teatro Santa Catarina de Coyoacán será de jueves a domingo hasta el 1 de octubre. Dramaturgia: Ariadna Medina, Juan de Dios Rath y Noé Morales Muñoz. Dirección: Ariadna Medina y Juan de Dios Rath.

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